EL AUTOR
LA MAYORÍA DE NOSOTROS vivimos nuestras vidas en el mundo del tiempo, entre recuerdos del pasado y esperanzas del futuro. Sólo rara vez tocamos la dimensión intemporal del presente, en momentos de belleza repentina, o de peligro repentino, al encontrarnos con una persona amada o con la sorpresa de lo inesperado. Muy pocas personas salen del mundo del tiempo y de la mente, de sus ambiciones y de su competitividad, y se ponen a vivir en el mundo de lo intemporal. Y muy pocas de las que así lo hacen han intentado compartir su experiencia con los demás. Lao-Tse, Gautama Buda, Bodhidharma… o, más recientemente, George Gurdjieff, Ramana Maharshi, J. Krishnamurti: sus contemporáneos los toman por excéntricos o por locos; después de su muerte, los llaman «filósofos». Y con el tiempo se hacen legendarios: dejan de ser seres humanos de carne y hueso para convertirse quizás en representaciones mitológicas de nuestro deseo colectivo de desarrollarnos dejando atrás las cosas pequeñas y lo anecdótico, el absurdo de nuestras vidas diarias.
Osho ha descubierto la puerta que le ha dado acceso a vivir su vida en la dimensión intemporal del presente (ha dicho que es «un existencialista verdadero»), y ha dedicado su vida a incitar a los demás a que encuentren esta misma puerta, a que salgan de este mundo del pasado y del futuro y a que descubran por sí mismos el mundo de la eternidad.
Osho nació en Kuchwada, Madhya Pradesh, en la India, el 11 de diciembre de 1931. Desde su primera infancia, el suyo fue un espíritu rebelde e independiente que insistió en conocer la verdad por sí mismo en vez de adquirir el conocimiento y las creencias que le transmitían los demás.
Después de su iluminación a los veintiún años de edad. Osho terminó sus estudios académicos y pasó varios años enseñando filosofía en la Universidad de Jabalpur. Al mismo tiempo, viajaba por toda la India pronunciando conferencias, desafiando a los líderes religiosos a mantener debates públicos, discutiendo las creencias tradicionales y conociendo a personas de todas las clases sociales. Leía mucho, todo lo que llegaba a sus manos, para ampliar su comprensión de los sistemas de creencias y de la psicología del hombre contemporáneo. A finales de la década de los 60, Osho había empezado a desarrollar sus técnicas singulares de meditación dinámica. Dice que el hombre moderno está tan cargado de las tradiciones desfasadas del pasado y de las angustias de la vida moderna que debe pasar un proceso de limpieza profunda antes de tener la esperanza de descubrir el estado relajado, libre de pensamientos, de la meditación.
A lo largo de su labor, Osho ha hablado de casi todos los aspectos del desarrollo de la conciencia humana. Ha destilado la esencia de todo lo que es significativo para la búsqueda espiritual del hombre contemporáneo, sin basarse en el análisis intelectual sino en su propia experiencia vital.
No pertenece a ninguna tradición: «Soy el comienzo de una conciencia religiosa totalmente nueva», dice. «Os ruego que no me conectéis con el pasado: ni siquiera vale la pena recordarlo».
Sus charlas dirigidas a discípulos y a buscadores espirituales de todo el mundo se han publicado en más de seiscientos volúmenes y se han traducido a más de treinta idiomas. Y él dice: «Mi mensaje no es una doctrina, no es una filosofía. Mi mensaje es una cierta alquimia, una ciencia de la transformación, de modo que sólo los que están dispuestos a morir tal como son y a nacer de nuevo a algo tan nuevo que ahora ni siquiera se lo pueden imaginar… sólo esas pocas personas valientes estarán dispuestas a escuchar, porque escuchar será arriesgado.
Al haber escuchado, habéis dado el primer paso hacia el renacer. De manera que esta filosofía no podéis echárosla por encima como un abrigo para presumir. No es una doctrina en la que podáis encontrar el consuelo ante las dudas que os atormenta. No, mi mensaje no es ninguna comunicación oral. Es algo mucho más arriesgado. Trata nada menos que de la muerte y del renacer». Osho abandonó su cuerpo el 19 de enero de 1990. Su enorme comuna en la India sigue siendo el mayor centro de desarrollo espiritual del orbe y atrae a millares de visitantes de todo el mundo que acuden para participar en sus programas de meditación, de terapia, de trabajo con el cuerpo, o simplemente para conocer la experiencia de estar en un espacio búdico.
Chandra Mohan Jain (Bhopal, 11 de diciembre de 1931 - Pune, 19 de enero de 1990). Osho o Bhagwan Shri Rashnísh, fue un filósofo, místico, orador, líder espiritual indio y fundador del Movimiento Osho. Como profesor de filosofía, viajó como orador por toda la India en los años sesenta. Era controvertido por su abierta crítica a Mahatma Gandhi, a los políticos y a las religiones institucionalizadas (como el hinduismo, el cristianismo y el islamismo). También abogó por una actitud más abierta hacia la sexualidad: una postura que le valió el sobrenombre «gurú del sexo» en la prensa india y luego en la prensa internacional. En 1970, Osho se estableció por un tiempo en Bombay. Comenzó a iniciar discípulos (conocidos como neosanniasins) y asumió el papel de maestro espiritual. En sus discursos reinterpretaba los escritos de tradiciones religiosas, de místicos y filósofos de todo el mundo. En 1974 se trasladó a Pune, donde estableció un ásram que atrajo a un número creciente de occidentales. En el áshram desarrolló el Movimiento del Potencial Humano para su audiencia occidental. Fue noticia en la India y en el extranjero debido principalmente a su clima permisivo y a sus charlas provocadoras. A finales de los años setenta habían aumentado las tensiones con el gobierno indio y la sociedad circundante. Sus enseñanzas sincréticas enfatizan la importancia de la meditación, la consciencia, el amor, la celebración, la valentía, la creatividad y el sentido del humor cualidades que él consideraba ser suprimidas por la adhesión a sistemas de creencias estáticas, por las tradiciones religiosas, y por la socialización. Las enseñanzas de Osho han tenido un notable impacto en el pensamiento de la nueva era, y la popularidad de ellas ha aumentado considerablemente desde su muerte.
CAPÍTULO 1
MEDICINA PARA LA CABEZA
Doma a la mente y, en ocasiones, salte de ella
Diagnóstico.
La mente es sencillamente una biocomputadora. Cuando un niño nace no tiene mente; no hay parloteo dentro de él. Toma casi tres o cuatro años a su mecanismo empezar a funcionar. Podemos ver que las niñas empiezan a hablar más pronto que los niños. ¡Son máquinas parlantes más grandes! Tienen una biocomputadora de mejor calidad.
La biocomputadora necesita que se les alimente con información; es por ello que si tratas de recordar tu vida llegarás hasta un punto alrededor de los cuatro años si eres hombre y a los tres si eres mujer. Más atrás está en blanco. Tú estás ahí; deben haber sucedido muchas cosas, deben haber ocurrido muchos incidentes, pero parece que no se hubiera guardado información y entonces no te puedes acordar, puedes recordar hasta la edad de cuatro o tres con mucha claridad.
La mente recolecta información de los padres, de la escuela, de otros niños, de vecinos, parientes, la sociedad, la iglesia… por todos lados hay fuentes. Seguramente has visto que los niños pequeños, cuando empiezan a hablar, repiten la misma palabra muchas veces. Un nuevo mecanismo ha empezado a funcionar en ellos, ¡qué alegría!
Cuando forman oraciones lo hacen con gran alegría una y otra vez. Cuando comienzan a hacer preguntas, preguntan acerca de cualquier cosa. No están interesados en tus respuestas, ¡recuérdalo! Observa a un niño cuando hace una pregunta; no está interesado en la respuesta, así que por favor no le des una respuesta larga de la enciclopedia Británica. El niño no está interesado en tu respuesta; simplemente está disfrutando del hecho de poder preguntar. Una nueva facultad ha empezado a existir en él.