Mariana Ferrer - Deliciosas Conversaciones

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B rought to you by Mariana Ferrer

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1. El complejo de cenicienta

Claro que hacía todas las labores, claro que no se quejaba nunca, claro que no sentía pena por su condición supuestamente inferior.

Pero en el interior lo que realmente sentía, lo que le daba los ánimos suficientes para seguir, era que gracias a esas dos, ella siempre sería delgada y bella; por lo menos más que ellas que por supuesto no tardarían en embarnecer gracias a su nula actividad, eso la alegraba muchísimo.

Lo que ella no sabía era que a pesar de que esas no realizaban alguna actividad doméstica que las mantuviera en forma como a ella, ambas pagaban clases de baile y un nutriólogo reconocido.

2. Sobre el origen de las cosas

Los cuchillos siempre se dan con el mango hacia la persona que lo va a recibir, esto porque después de tantos accidentes se tenía que poner un alto a la ola de muertes que ya ocasionaba el entregar mal dichos utensilios.

Una de las bajas humanas más sonadas, de estos días y a causa de este hecho, fue la de la señora H, el esposo de dicha mujer fue encontrado ante el cuerpo inerte de su esposa; ella se encontraba tendida con doce puñaladas encima, estás habían sido hechas con un cuchillo, obviamente.

El señor H pudo haber ido bastantes años a la cárcel, esto si no se hubiera excusado con la falta de generalizar un mejor manejo de los ya famosos instrumentos de muerte.

3. Que si no extraño

Extraño a los amigos que me querían, a las clases que me gustaban, a las personas que me agradaban, a los momentos que duraban, a los sentimientos que entendía, a las cosas que me acercaban, a los libros que olían, a los caminos que veía, a las fotos que salían bien,

a los helados que desconocía, a la comida que sabía más, a los muslos que dolían, a las pláticas que me hacían reír, a las personas que miraba, a las noches en que dormía, a los programas que me entretenían, a la familia que cantaba, al hurón que apestaba,

al trabajo que me cansaba, a la música rara, a la ropa suave, a los bolsos ligeros, a la búsqueda de más, a mis ganas de doblarme, a mis ganas de insistir, a mis lamentaciones por creer, a mis creencias de no sentir, a mi ilusión de empezar, a mis recuerdos por un olor,

a mis ganas de abrazar, a mis ganas de sonreír, a mis ganas de intensificar casi todo, a mi tranquilidad, a mi establecimiento "perfecto"...

4. La mujer más maravillosa del mundo

Cuando pequeña, yo conocí a la mujer más maravillosa del mundo.

Ella no sólo era físicamente buena para los ojos de cualquiera también era de una inteligencia sorprendente; entendía todas las situaciones, siempre sabía qué hacer tanto en los tiempos difíciles como en los más fáciles.

Contrariamente a la mayoría de la gente no gustaba de complicarse la vida, si tenía razones para enojarse pero no tenía ganas, no se daba una falsa importancia enojándose, ella no temía que alguien la tachara de tonta por dejar pasar las cosas, bien sabía lo que era.

Ella nunca era rígida con una postura, no tenía miedo de aceptar que cambiaba de opiniones; no le importaba que la gente pensara esto o lo otro, ella actuaba auténticamente... sólo era ella.

5. Hacia mí supuesta fortuna

Realmente estaba feliz, no es que el dinero sea todo para mí pero nunca había tenido tanto. No fui ni siquiera capaz de gastarlo, estuve con él frente a cosas que de verdad he deseado muchísimo y nada.

No me sentí lista para deshacerme de él. Tomé la decisión de quedármelo por un tiempo, de verdad fue lo mejor. Para ya no pensar en ello, tuve muchas ganas de saltar y bueno, lo hice pero de una forma inimaginable, casi sentí que podía volar con un pequeñísimo esfuerzo y claro, después de sentirme tan poderosa y tan alegre me di cuenta de mi triste realidad.

Ya he pasado por esto durante veinte años pero definitivamente esta vez no iba a perder por completo. Saqué el dinero, decidí gastarlo todo, no me limité a comprar sólo cosas materiales, compré miles de antojos que por cualquier circunstancia no me atrevía a probar, compré un gato, incluso compré amor y amistad, compré todo y no me sentí vacía.

Al final me sentí muy astuta y al despertar estoy muy satisfecha después de buscar sin éxito todo lo que había comprado o por lo menos mi dinero y claro, por obvias razones ya tampoco puedo volar.

6. La ligereza del miedo

Siempre he disfrutado de escuchar esta frase, me parecía curiosa y hasta cierto punto no la entendía. ¿Cómo es que algo tan indeseable, para la mayoría, puede resultar ligero?