Library of Congress Control Number: 2013029658 CIP data is available ISBN: 0-8198-3443-2 ISBN: 978-0-8198-3443-0 Traducido por María Gabriela Flores, FSP Cover art por Apryl Stott Quedan reservados todos los derechos. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida ni transmitida por ninguna forma ni medio electrónico, entre ellos fotocopias y grabaciones, ni por ningún sistema de información. Todo procedimiento debe contar con el permiso de la Casa Editorial. “P” and PAULINE are registered trademarks of the Daughters of St. Paul. Copyright © 2014, Genny Monchamp Copyright © 2014, Traducción Daughters of St.
Paul Publicado por Pauline Books & Media, 50 Saint Pauls Avenue, Boston, MA 02130-3491 Impreso en Corea HBLP SIPSKOGUNKY O8-6026 3443-2 www.pauline.org Pauline Books & Media es la casa editorial de las Hijas de San Pablo, una congregación internacional de religiosas que sirven a la Iglesia con los medios de la comunicación social.
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El jardín de Dios (Génesis 1-2) En el principio, no existía nada más que Dios. —Que se haga la luz —dijo Dios. Y se hizo la luz. Dios hizo el cielo azul, la hierba verde, las estrellas titilantes y el sol brillante. También hizo los pajaritos que cantan, los peces que nadan y los animales peludos.
Después, Dios hizo al hombre, llamado Adán, y a la mujer, llamada Eva. Dios plantó un jardín y puso allí al hombre y a la mujer. El Jardín de Dios era su hogar. Y Dios dijo: —¡Esto es muy bueno! Dios hizo todo y a todos. Mira todo el jardín. ¿Puedes saludar a Adán y Eva? Noé y el arca (Génesis 6-9) Dios estaba triste. ¿Puedes saludar a Adán y Eva? Noé y el arca (Génesis 6-9) Dios estaba triste.
Solo Noé todavía amaba a Dios y lo escuchaba. Un día Dios le dijo a Noé que construyera un barco grande llamado arca. Los vecinos de Noé se rieron de él, pero Noé trabajó hasta terminar el arca. Entonces, Dios llamó a dos animales de cada especie y los invitó a entrar en el arca. De repente, empezó a llover. ¡Llovió durante cuarenta días! La tierra estaba cubierta de agua, pero la familia de Noé y todos los animales estaban a salvo.
Dios llama a cada uno por su nombre. Noé necesita ayuda para llamar a los animales. ¿Puedes decir “mu” como una vaca? ¿Qué sonido hace un pato? ¿Y un perro? La promesa de Dios a Abraham (Génesis 15-21) Abraham amaba a Dios y hablaba con él todos los días. Una noche, Dios le dijo: —Mira a las estrellas. ¿Puedes contarlas? Había demasiadas estrellas para contar. —Vas a tener hijos, incluso más que las estrellas — dijo Dios.
Abraham se preguntó qué quiso decir Dios. Él y su esposa, Sara, ya eran viejos y no tenían hijos. Sin embargo, Abraham le creyó a Dios, y Sara dio a luz a un niño. ¡Todo el mundo estaba sorprendido! ¿Puedes ayudar a Abraham a contar las estrellas? Dios le dio a Abraham más hijos y nietos que estrellas hay en el cielo. Dios siempre cumple sus promesas. Moisés conduce al Pueblo de Dios (Éxodo 3:13-14) El Pueblo de Dios era esclavo en Egipto.
Dios hizo un plan para salvarlos y envió a Moisés para guiar el camino. —¡Recuerden el día de hoy! —dijo Moisés—. ¡Dios nos ha hecho libres! Moisés sacó de Egipto al Pueblo y lo llevó a la orilla de un gran mar. Entonces, Dios le dijo a Moisés que levantara los brazos sobre el agua. Dios dividió el mar en dos, y ¡apareció un camino de tierra seca! El Pueblo de Dios pudo cruzar así al otro lado. Imagina que tú eres Moisés.
Ponte de pie y levanta las manos por encima de la cabeza. Ahora abre los brazos a los lados. Imagínate que el mar se abre delante de ti. Ninguna persona puede mover los mares, ¡pero Dios puede hacer cualquier cosa! David y el gigante (1 Samuel 17) Un día, la gente de Dios oyó que alguien gritaba con una voz que daba miedo: —¿Quién se atreve a luchar conmigo? Era Goliat, el más poderoso guerrero filisteo. Todo el mundo le tenía miedo, pero David no. —Yo lucharé contra el gigante —dijo David—.
Soy pequeño, pero Dios me ayudará. Goliat levantó su lanza y se rió. Y se rió aún más cuando David sacó una honda y cinco piedras lisas. David apuntó a Goliat. La piedra pasó zumbando por el aire, y Goliat cayó en la tierra. ¡David ganó la batalla! Cuando tenemos fe, Dios nos ayuda.
David necesita ayuda para encontrar piedras para su honda. ¿Puedes ayudarlo a encontrar cinco piedras negras? Daniel y los leones (Daniel 6) Daniel era honesto y sabio. Por eso, el rey Darío confiaba en él. Pero algunas personas estaban celosas de Daniel y querían deshacerse de él. Engañaron al rey Darío para hacer una terrible ley: quienes le recen a Dios serán castigados. Pero Daniel amaba a Dios y rezaba todos los días.
Así que fue arrojado al foso de los leones hambrientos. —¡Que tu Dios te salve! —gritó Darío. Daniel pasó toda la noche con los leones, pero Dios envió a sus ángeles para cerrarles la boca. A la mañana siguiente, ¡Daniel estaba vivo! Imagina que eres un león hambriento. Respira profundamente. ¡Ahora ruge! Los leones son feroces y fuertes, pero Dios es aún más fuerte. Jonás huye de Dios (Jonás 1-3) Dios le dijo a Jonás que fuera a la ciudad de Nínive. Jonás huye de Dios (Jonás 1-3) Dios le dijo a Jonás que fuera a la ciudad de Nínive.
En cambio, Jonás desobedeció y se escapó en un barco. “Dios no me va a encontrar”, pensó. Una gran tormenta sacudió la nave. Jonás fue arrojado al mar. Pero Dios envió un pez gigantesco para tragarlo de un solo bocado. Durante tres días, Jonás vivió dentro del pez.
Y durante esos tres días, Jonás oró y le dijo a Dios que se arrepentía de no haberlo obedecido. Entonces, el pez escupió a Jonás en la orilla. Al final, Jonás fue a Nínive. Dios hizo peces de diferentes tamaños. ¿Puedes encontrar el pez pequeño? ¿Dónde está el pez de tamaño mediano? Ahora busca el pez más grande de todos. ¡Dios siempre sabe dónde encontrarnos! Las buenas noticias de María (Lucas 1) María vivía en Nazaret.
Un día, el ángel Gabriel vino con un mensaje. —Alégrate, María, el Señor está contigo —dijo Gabriel—. Dios te ha escogido para ser la madre de su único Hijo, Jesús. En un primer momento, María se quedó sorprendida, pero amaba a Dios y creía en sus promesas. —He aquí la sierva de Dios —dijo—. Haré lo que me pide.
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