El PODER
DE LA
PALABRA
DE DIOS
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Publicado por Editorial Betania,
un sello de Editorial Caribe,
una división de Thomas Nelson, Inc.
Nashville, TN—Miami, FL (EE.UU.)
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©2002 Josué Yrión
ISBN: 978-0-88113-674-6
Reservados todos los derechos.
Prohibida la reproducción total
o parcial en cualquier forma,
escrita o electrónica, sin la debida
autorización de los editores.
Impreso en EE.UU.
Printed in U.S.A.
22a Impresión, 02/2010
Contenido
«Procure con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de la verdad».
2 TIMOTEO 2.15
«Para nosotros, los ministros de Dios, no hay nada más extraordinario que oír a otro predicador disertar su sermón, predicando dentro del tema, siguiendo la misma linea de pensamiento en su introducción, cuerpo y conclusión; que sea un predicador genuino, íntegro, sabio, poderoso en el conocimiento de las Escrituras. Que sea versado en la homilética y hermenéutica, que tenga autoridad y poder, y sobre todo, humildad en reconocer que su ministerio pertenece a Dios y que el Señor no lo usa por su habilidad en la oratoria o por sus estudios teológicos...»
(Extraído del sermón predicado por el Rev. Josué Yrion en Kristiansand, Noruega, en Agosto de 1998.)
E n este libro, Josué Yrion imprime dos de las principales marcas de su ministerio: Su apasionado amor por Cristo y su compromiso radical con la verdad de las Escrituras. Cuando leemos El poder de la Palabra de Dios, sin duda una lectura veraz y fiel a la revelación bíblica, no nos encontramos solamente con un desafío al compromiso integral con los principios inmutables de la Biblia, sino que también nos estimula y nos dirige hacia caminos para una vida cristiana llena de victorias y de la unción del Espíritu. Este libro le traerá ciertamente santa inquietud a su corazón. Algunos hallarán las verdades que presenta muy radicales, otros se sentirán afectados o tal vez incomodados con ciertas afirmaciones, pero aquellos que verdaderamente quieran leer este libro en espíritu de oración y dispuestos a la obra del Espíritu, serán ricamente bendecidos y despertados para vivir una vida cristiana más intensa, y estarán dispuestos a expandir el Reino de Cristo a través del poder de la Palabra de Dios en el mundo de habla hispana.
D edico en primer lugar este trabajo literario al Señor Jesucristo. Solamente Él sabe el esfuerzo, la entrega y la pasión que deposité en sus páginas para que fuera una realidad en medio de tantos viajes, cruzadas, y del agotamiento físico que estas actividades producen. Gracias a Dios, el Señor me dirigió a predicar estos sermones, transformados ahora en este libro, que fueron de gran bendición para miles de almas que los oyeron. Estoy seguro que serán también de bendición a todos aquellos que los lean a través de las páginas de este libro. Es por eso que le ofrezco a Dios mi primer libro, porque solamente Él es digno de la alabanza, la gloria, y la honra por toda la eternidad.
En segundo lugar, lo dedico a mi amada esposa Dámaris que con gran sabiduría y discernimiento espiritual ha sido mi ayuda idónea y fiel compañera de ministerio colaborando con sus juiciosos consejos, su vida de oración y palabras de aliento. Dámaris, sin ti no hubiera sido posible la realización de este trabajo.
En tercer lugar, quiero dedicar este libro a mis queridos hijitos: Kathryn y Joshua Yrion Jr., quienes con cariño y un enorme sentimiento de abnegación entienden mi ministerio como evangelista. Ellos saben de mi llamado y de la necesidad de mis constantes viajes y ausencia del hogar para poder llevar a cabo tan importante labor. Hijtos, muchas gracias por recibir siempre de vuelta con sus abrazos y besos a este padre que también llora por la distancia que muchas veces nos separa y que, por estar del otro lado del mundo, se ha perdido la oportunidad de estar presente en sus cumpleaños y otras fechas festivas para abrazarles.
Dedico también con todo mi corazón este libro a mis queridos padres Jesús Pujol y María Ione Minussi, los que me enseñaron el camino del Señor desde mi niñez y me apoyaron en todo cuando Dios me llamó a su ministerio.
Por último, quiero dedicar este libro a todos aquellos que siendo creyentes o no creyentes busquen en él la oportunidad de cambiar sus vidas a través del entendimiento que solo la Biblia, la Palabra de Dios, les puede dar. Las páginas de este libro le llevarán a una paz verdadera que solamente en Cristo podemos encontrar porque fueron inspiradas por el Señor y porque están basadas en la Biblia, el libro que revela la fuente de la redención humana. Solo ella es capaz de conducir a los hombres al arrepentimiento y a encontrar el perdón, regenerando y justificando a su vez a las almas por medio de Jesucristo, el verdadero Dios, mediante su sangre derramada en la cruz del Calvario. Ojalá que las palabras de este libro le recuerde las palabras del apóstol Juan: «Pero éstas [cosas] se ha escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20.31).
Esta obra concreta un antiguo sueño que nació hace muchos años y que ahora pude hacer realidad. Por eso dedico a todos los mencionados anteriormente este libro con todo mi corazón, alma y espíritu.
Rev. Josué Yrion
Los Angeles, California
Enero de 2002
E l énfasis del ministerio de Jesús fue la predicación de la Palabra de Dios. Todo su mensaje llevaba a una sola dirección, a la necesidad del arrepentimiento y de un cambio radical en todos los aspectos de la vida práctica, enseñándonos que las palabras no llevan a ningún lugar si no hay un cambio de actitud de aquel que las oye.
Jesús podía predicar respecto a muchos temas a un grupo seleccionado de personas, los que después de oír sus palabras, quedaban perplejos del mensaje y la manera en que Cristo lo presentaba.
Nosotros sabemos que Jesús, como predicador, estaba mucho más comprometido con su Palabra y con el mensaje que ella llevaba de lo que representaba su oratoria o el reconocimiento de una clase selecta de oyentes.
En una época de crisis de carácter, Jesús se presentó con los principios de una nueva manera de vivir. Sus mensajes predilectos, si así lo podemos decir, pueden ser encontrados con frecuencia en diferentes situaciones, como en los versículos de Mateo 18.4, Lucas 14.11 y 18.14. Estos mensajes son una advertencia divina para quien desea y se preocupa demasiado en ser importante. Las Escrituras declaran: «Porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido» (Mateo 23.12).
En todas las palabras que Jesús decía, El ténia un compromiso con la verdad. Muchas veces los fariseos intentaron sorprenderle en alguna palabra con el propósito de comprometerlo, pero nunca encontraron en la actitud de Cristo algo que comprometiera la integridad de su vida en relación a su mensaje.
Estamos viviendo hoy un momento muy especial en que surgen casi diariamente un gran número de predicadores del mensaje de Cristo. La iglesia universal de habla hispana está repleta de grandes hombres de Dios con una formidable capacidad de expresión teológica, hombres académicamente preparados, habilitados para usar el púlpito de sus iglesias y predicar con mucha elocuencia mensajes que nos hacen llorar de emoción. Sin duda, son grandes predicadores. Así mismo, nos asalta una pregunta: ¿Será que como Jesús estaremos nosotros, ministros de Dios, viviendo la Palabra que decimos predicar y comprometidos con ella sin restricciones?
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