Historias para Principiantes
Relatos Cortos para Estudiantes de Español
Guillermo Cuadrado
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Índice
La Chica del Autobús
Primer contacto con la lengua Castellana
Prefacio
P rimera historia para principiantes en el estudio del Castellano. Está escrita en un estilo muy sencillo y con un vocabulario restringido.
Es una versión novelada del incidente de Rosa Parks en 1955, en el que la protagonista se enfrentó de manera pacífica a las leyes de segregación vigentes en Estados Unidos en ese momento.
El llamado boicot del autobús de Montgomery (Alabama) fue un episodio de desobediencia civil, que acabó precipitando el cambio de la legislación discriminatoria. En la vida real, la policía detuvo a Rosa Parks.
En el Autobús
L a chica está en la parada del autobús. Espera con otras personas. El autobús no aparece; la gente espera desde hace tiempo. Es tarde y la chica está cansada después del trabajo.
El autobús llega finalmente. Es viejo y hace mucho ruido. El conductor abre la puerta y la gente sube al autobús. El autobús se pone en marcha.
Hay bastante gente dentro. La chica está de pie en la parte de adelante. No hay asientos vacíos.
Algunos viajeros la miran. La chica no dice nada. Una señora murmura algo y habla con su acompañante.
El conductor mira por el espejo y ve a la chica. Frena y el autobús se para. La chica mira al conductor. Éste dice a la chica: —Oye, ¡ve a la parte de atrás! —La chica no dice nada, pero no se mueve.
Otros viajeros murmuran y miran a la chica. Sus ojos son hostiles. El conductor sale de su cabina y repite: —Chica, ¡te digo que vayas atrás! ¿No ves el cartel de “Gente de Color, aquí”? ¿O no sabes leer? —Añade, agresivamente.
La chica mira a los ojos del conductor y dice simplemente: —No —. Los murmullos de los pasajeros aumentan. Algunos hacen gestos de desaprobación.
Los viajeros de la zona de pasajeros de color miran a la chica, pero no dicen nada. Saben que la situación es difícil. El conductor da un paso y repite una vez más: —¿Vas a ir para atrás, a tu sitio, o qué?
La chica se mantiene firme y repite una vez más: —No—. Uno de los pasajeros blancos dice: —¡Vámonos, que ya es muy tarde! —El conductor duda: no sabe qué hacer. La chica le mira; aparenta ser firme. Por dentro está asustada.
Se miran a los ojos. El conductor no se decide a usar la fuerza. De repente, se da la vuelta y vuelve a su cabina. El autobús arranca. Los viajeros miran de reojo a la chica, pero nadie se atreve a decir nada.
Unas paradas más tarde el autobús llega a la calle de la chica. Cuando ésta va hacia la puerta de atrás, un anciano de piel oscura le pregunta: —Oye chica, ¿cómo te llamas? —Ella contesta: —Rosa. Rosa Parks—.
El anciano sonríe y dice: —¡Has sido muy valiente, Rosa! —Ella se encoge de hombros, sonríe y se baja del autobús.
Notas de Gramática
E sta historia está en presente de indicativo y utiliza pocos adjetivos y algún adverbio (p.ej. “agresivamente”).
En una frase aparece el imperativo (“ve a la parte de atrás”) y en otra una expresión algo más compleja (“te digo que vayas atrás”), en la que la segunda está en presente de subjuntivo.
El verbo “ir” es muy irregular:
1) Presente de indicativo: yo voy, tú vas, ella/él va, nosotros vamos, vosotros vais, ellos van.
2) Pretérito imperfecto: yo iba, tú ibas, ella/él iba, nosotros íbamos, vosotros ibais, ellos iban.
Día de Muertos
Tradiciones alrededor del día de los difuntos
Prefacio
U na historia sencilla basada en la tradición del Día de Muertos en México. En cierto modo parecida al Halloween en la tradición anglosajona, la versión mexicana pone el énfasis en la celebración de la vida.
La narración explora una de las cabalgatas que transcurre por el centro de Ciudad de México y relata las vivencias de un chico joven.
En Casa de Mario
M ario está en su casa. Es el 2 de Noviembre, el segundo Día de Muertos. En México este día se recuerda a los familiares y amigos que ya no están. En casa de Mario falta la abuela desde el año pasado. Para recordar a la abuela, la familia de Mario pone un “altar de muertos”. Allí, colocan platos de comida, dulces y frutas. También hay velas, flores y fotos de los familiares muertos.
En la tradición mexicana, los muertos visitan a sus familiares el Día de Muertos. El altar de esta casa es muy bonito. Mario lo mira, recordando a su abuela.
De repente, una ráfaga de viento mueve los visillos de la ventana. Mario dice: —Abuela, ¿eres tú? —Silencio. Mario se asusta un poco. Repite: —¿Abuela? —No sucede nada.
—Mario, ¿pasa algo? —dice su madre. Mario contesta: —No, mamá. Creo que no —. Mario se pregunta si la abuela ha venido a visitarle. Él quería mucho a su abuela. Ella le hacía su plato favorito: ¡fajitas!
La madre dice: —Venga, Mario, nos vamos al cementerio a visitar la tumba de la abuela.
En el Cementerio
M ario y su madre van a la parada del autobús y esperan a que llegue el número 4. Cuando llega, el bus está muy lleno. Mario y su madre se bajan en la parada del Museo San Carlos.
El cementerio se llama Panteón de San Fernando y está cerca de la parada del autobús. Los dos caminan hasta la puerta del cementerio.
Allí hay un puesto que vende flores. La madre de Mario compra un ramo de flores de color naranja, típicas de estas fiestas. En México llaman a estas flores cempasúchil, una palabra de los Aztecas. En España se llaman tagetes o también caléndulas. Algunos mexicanos creen que estas flores sirven para guiar a las almas de los muertos hasta el altar.
Mario camina con su madre hasta la tumba de la abuela. La madre recoge flores viejas y las hojas que han caído de los árboles. Mario la ayuda a poner las cosas que han traído para recordar a la abuela. La madre coloca una foto de la abuela. Mientras, Mario coloca el ramo de flores y una calavera de cera y pasta de papel.
Al pensar en la abuela, Mario se pone triste. Le da pena no tenerla con ellos. La abuela era muy cariñosa. Su madre le consuela: —Mario, no te pongas triste. En el Día de Muertos recordamos a los que se fueron, pero ¡hoy es un día para celebrar la vida!
Mario no está muy seguro. —¡Vamos a la procesión! —dice la madre—. Seguro que ves a algún amigo allí.
La madre y Mario salen del cementerio y en el Paseo de la Reforma se cruzan con la cabalgata del Día de Muertos.
En la Cabalgata
H ay mucha gente por la calle. Algunas personas llevan trajes antiguos y máscaras de calaveras. Los mexicanos los llaman Catrinas y Catrinos. Pasan carrozas muy grandes, decoradas con flores y calaveras.
En las calles las ventanas y los portales están adornados con esqueletos, flores y calaveras. También hay altares de muertos en algunas esquinas. Algunos tienen figuras de santos. Bandas de música acompañan a algunas carrozas. ¡Hay mucho ruido! La música y el bullicio animan a Mario. Sonríe al ver algunas de las Catrinas y se asusta un poco al ver tantas calaveras. No dice nada porque quiere ser fuerte.