Hemos pretendido hacer del libro que sostienes en tus manos una experiencia multimedia. A lo largo de su lectura, y en la mayoría de sus 90 capítulos, encontrarás códigos QR que te enlazarán a vídeos que se encuentran alojados en YouTube o Vimeo, y que entendemos de interés o relacionados con el tema que se trata. Si no dispones de un dispositivo que pueda leer estos códigos, o si éstos cambian de ubicación en el futuro, no te preocupes, ya que en la página que apoya este libro podrás encontrarlos junto con más material adicional.
Prólogo
No existe la gallina de los huevos de oro.
Conocí a Lorenzo cuando empecé a escribir Nosotros, los mercados . Me pareció admirable que hubiese dejado su tierra natal y se hubiese instalado con su maravillosa familia en España, pero además me sorprendió que hubiese decidido dedicarse al trading diario.
Es un trabajo extremadamente complicado y frustrante, a la vez que apasionante. Por eso, cuando me dijo que se había unido a un excelente trader y gran comunicador, Borja Muñoz, en la web y para escribir este libro, supe, antes de leer la primera línea, que sería un manual de gran ayuda para los que empiezan y también para muchos que llevan años operando, ya que ambos aportan una gran experiencia y calidad humana. Y la razón por la que siempre he estado convencido de que conseguirán sus objetivos es porque cuentan con dos cualidades esenciales en esta actividad; humildad y perseverancia.
Humildad para saber que todos los días vas a enfrentarte a nuevos retos, que vas a equivocarte, que mucho de lo que has aprendido hasta hoy no necesariamente funciona, y que en esos días en que pierdes dinero —y serán varios— es lo que más te van a ayudar a cimentar tu capacidad como trader. Y es que es muy común leer en manuales y cuentas de redes sociales a algunos operadores felicitarse por sus éxitos a la vez que obvian comentar los malos momentos. Eso nos puede dar la idea equivocada de que el trading es una actividad similar a la del granjero de la gallina de los huevos de oro. «Basta con conocer la operativa y tener un buen método y ver el dinero florecer ante tus ojos.» Pues no es así. Y tener la suficiente humildad para no envalentonarnos con los días de ganancias es muy importante para aprender, levantarse y perfeccionar nuestras cualidades en los días de pérdidas.
Y perseverancia, porque nadie ha nacido sabiendo o con una cualificación natural en una actividad donde, por definición, «ayer» es irrelevante. Todo cambia cada día. Es el Día de la Marmota de Harold Ramis en versión mundo financiero. Por ello, nadie puede decirte que tú no puedes. Y el primero que no debe decírtelo eres tú mismo. Es esencial ver esta actividad como lo que es. Un trabajo. No un hobby. Y que hay que ponerle todo el empeño, repetir y volver a repetir. No cejar. Y recordar que en todo oficio el maestro sólo ha llegado a su posición desde la consistencia y el trabajo duro.
Yo he conocido a muchos traders que gestionan sus carteras personales, la mayoría de ellos exgestores en la City o Wall Street. Muchos empezaron pensando que tenían la llave mágica para ganar dinero fácil, y se encontraron con la dura realidad del que no cuenta con fondos adicionales cuando gestiona su propio dinero. No es lo mismo trabajar con fondos que aumentan cada cierto tiempo o con estrategias de medio y largo plazo que vivir de arrancar unos dólares, libras o euros a la volatilidad diaria.
Hoy el trader se encuentra además con un nuevo jugador enfrente, los robots. Antes, la volatilidad y las ineficiencias del mercado creaban mejores oportunidades para los traders veteranos. Hoy tu inteligencia y tu sentido común se enfrentan a miles de robots que están analizando de manera matemática esos movimientos bursátiles o de monedas. Se ha sentado en la mesa el primo de Zumosol. Y eso no hace este trabajo imposible, ni es una competencia desleal. Es como ser atleta y quejarse de que hay gente que va en coche a recorrer la misma distancia. El trader no compite con los robots. Tiene que entenderlos como parte de su paleta de oportunidades y riesgos, como el que empezó a operar cuando el análisis técnico era algo parecido al secreto del Santo Grial, y hoy se enfrenta a cientos de miles de norteamericanos, británicos, centroeuropeos, japoneses, españoles o chinos que, por hobby o como actividad profesional, operan en el mercado cada día. Por ello hay que ser aún mejor, más disciplinado y estar mejor preparado.
También hay que entender que en el mercado tenemos ya una generación completa de traders que solamente han vivido políticas expansivas por parte de los bancos centrales. Es muy peligroso. Porque lo único que tradicionalmente han sabido hacer es buy the dips («comprar en los rebotes»). Hoy los gestores y medios de comunicación se llevan las manos a la cabeza cuando el DAX o el Ibex caen o suben un 3 por ciento. La volatilidad ha sido enmascarada por lo que yo llamo «el gas de la risa monetario». Y esos traders no tienen la culpa de no haber conocido períodos de volatilidad normal, donde las bolsas pueden moverse un 3-4 por ciento intradía. Pero deben ser muy conscientes de que son aspirantes a atleta que sólo han entrenado con el viento a favor. Y deben adaptarse a una nueva fase, donde la operativa será menos fácil, donde las figuras tradicionales del análisis técnico nos pueden llevar a errores porque los bancos centrales intervienen cuando y como quieren.
Como podremos leer en este libro, las herramientas con las que cuenta el trading son variadas. Pero me gustaría resaltar una: la desconfianza. Asegurarse de que los movimientos que estamos anticipando están bien cimentados en un entorno homogéneo es esencial. No podemos esperar volatilidades y movimientos similares en los mercados el día antes de que China publique sus datos de índice manufacturero que al día siguiente. Por eso debemos tener una cierta desconfianza ante lo que parece ser un movimiento bien delineado.
Pero yo soy un humilde gestor que analiza fundamentales. La cabeza y los hombros sólo los uso para llevar gorra y una chaqueta. Nunca he sido capaz de identificar suelos. Yo sólo sé cuándo algo está caro o barato. Por eso me ha encantado este libro. Los autores nos muestran, con experiencias reales, detalladas y sencillas, diferentes opciones para identificar oportunidades. Me ha parecido un libro ameno, bien explicado, y creo que va a ser de una gran utilidad para todo aquel que busque adentrarse en el mundo del trading. Porque ambos autores, además, ponen a disposición del lector sus experiencias y opiniones, que pueden desarrollar y actualizar en las redes sociales, donde son muy activos. En realidad este libro es el principio de un viaje, no una guía. Será el acompañante del lector en la apasionante aventura del trading. El libro no le va a dar la llave mágica. Pero pone a su disposición una gran cantidad de conocimientos sobre qué hacer y qué no hacer que nos ayudarán a todos a comprender mejor este trabajo tan atractivo que es la especulación en los mercados. El trader no nace, se hace.
Este libro aporta mucho en cuanto a mentalidad, técnica y operativa. No solamente enseña cuándo operar, sino cuándo no hacerlo. Y eso es importante. Porque el trading es también una actividad que requiere saber elegir los momentos adecuados. Disfrútenlo.