Otros colores es una compilación de ensayos, entrevistas y extractos de los diarios personales de Pamuk que incluye desde textos autobiográficos o humorísticos hasta ensayos sobre cultura y de análisis político. En ellos, Pamuk habla de la obra de novelistas como Fiódor Dostoievski, Salman Rushdie, Mario Vargas Llosa o Vladimir Nabokov, y reflexiona sobre sus propios libros. Además, rememora la primera vez que solicitó un pasaporte, su primer viaje a Europa o la muerte de su padre, y nos habla acerca de la amistad con su hija y de su vida en Estambul y Nueva York, o sobre cómo escribe sus novelas y de unas polémicas declaraciones que casi lo llevaron a la cárcel en Turquía.
Ilustrado con fotografías y dibujos del propio autor, ofrece a sus lectores una visión personal de su mundo con el sello característico de su inteligencia y su amplitud de miras.
Otros colores es una obra fundamental que, según el propio autor, está «hecha de ideas, imágenes y fragmentos de vida que todavía no han encontrado su camino en ninguna de mis novelas».
Orhan Pamuk
Otros colores
ePub r1.0
German25 04.07.15
Título original: Öteki renkler: Seçme Yasilar ve Bir Hikâye
Orhan Pamuk, 1999
Traducción: Rafael Carpintero
Ilustraciones: Orhan Pamuk
Aporte pictórico: Museo Palacio Topkapi, Estambul
Diseño de cubierta: Luz de la Mora
Editor digital: German25
ePub base r1.2
Notas
[1] Traducción de José Antonio López de Letona. (N. del T.)
[2]Cevdet Bey y sus hijos y La casa del silencio. (N. del T.)
PREFACIO
Éste es un libro hecho de ideas, imágenes y fragmentos de vida que todavía no han encontrado su camino en ninguna de mis novelas. Los he reunido aquí en un discurso continuo. A veces me sorprende que en las novelas no encajen todas las experiencias dignas de mención que he vivido. Algunos detalles y rarezas de la vida que me gustaría compartir con los demás, algunas palabras que me salen de dentro con fuerza y alegría, no pasan de fragmentos a pesar de todo mi entusiasmo y mis esfuerzos. En parte son ensayos autobiográficos, en parte han sido escritos a toda prisa, en parte se quedaron fuera porque mi mente pasó a interesarse rápidamente por otras cosas… Aunque raramente releo mis novelas, sí me gusta recordar y releer estos textos fragmentarios, como si fueran esas fotografías de momentos felices sobre las que volvemos tan a menudo. En estos textos hay algo que va más allá de las circunstancias especiales que me impulsaron a escribirlos, de las peticiones de las revistas y periódicos para los que los hice e incluso de lo que quería expresar en aquel momento, de mis intereses y emociones. Para describir estos curiosos episodios, estas epifanías, estos instantes en los que hasta cierto punto la verdad sale a la luz, Virginia Woolf usó en una ocasión la expresión «momentos de ser».
Entre 1996 y 1999 escribí artículos semanales en Estambul para la revista entre política y humorística Öküz y los ilustré como mejor me parecía. En esos textos breves, que se fundamentaban en una emoción poética y la mayoría de los cuales escribía de una sentada, me gustaba exponer mi relación de amistad con mi hija Rüya, descubrir de nuevo el mundo y lo que contiene y verlo a través de palabras. Con el paso de los años creo cada vez más que la literatura consiste en «Ver el mundo con palabras», más que narrarlo. Desde el momento en que comienza a usar las palabras como los colores que componen un cuadro, el escritor redescubre por sí mismo lo sorprendente y maravilloso que es el mundo y, además, encuentra su propia voz rompiendo el esqueleto de su lengua. Para eso hace falta papel, lápiz y el optimismo de ver el mundo como lo mira un niño.
He recolectado estos fragmentos para formar un libro completamente nuevo con un centro autobiográfico. He desechado muchos escritos, otros los he recortado y abreviado, he extraído partes de los cientos de entrevistas que he concedido y de mis cuadernos de memorias y muchas de ellas las he colocado en extraños lugares del libro con el placer de estar creando una historia.
Este Otros colores se ha formado sobre el esqueleto del libro de ensayos del mismo título que publiqué en Estambul en 1999, pero aquél era como una recopilación mientras que el que el lector tiene en las manos ha tomado la forma de una serie de fragmentos, momentos y pensamientos autobiográficos. Para mí, hablar de Estambul, de los libros, los escritores y las pinturas que me gustan, siempre ha sido una excusa para hablar sobre la vida. Las notas sobre Nueva York las escribí la primera vez que llegué a la ciudad, con mis primeras sensaciones de extranjero y pensando en los lectores turcos. El relato al final del libro es tan autobiográfico que el protagonista podría haberse llamado Orhan. El hermano mayor, como todos los de mis libros, no se parece en absoluto a mi hermano mayor, Şevket Pamuk, el eminente historiador de la economía, sino que es malvado y cruel. Mientras seleccionaba los textos para este libro vi, preocupado, que tenía una curiosidad y una tendencia especiales hacia los desastres naturales (los terremotos) y sociales (la política), así que dejé aparte muchos deprimentes artículos políticos. Siempre he creído que en mi interior existe un grafomaníaco ambicioso y difícil de satisfacer, un hombre que no se harta de escribir, que todo lo anota, de modo que debo redactar algo para satisfacerle. Pero al preparar este libro vi que mi grafomaníaco interior estaría mucho más contento si trabajaba con un editor que le proporcionara a ese enfermo de literatura un centro, un marco y un significado. Me gustaría que el lector sensible fuera tan consciente de mi trabajo de editor creativo como del esfuerzo del escritor en sí mismo.
Como otros muchos lectores, soy admirador del filósofo y escritor alemán Walter Benjamin. Pero a veces, para irritar a algún amigo (por supuesto académico) seguidor en exceso de Benjamin, le digo: «¿Y qué tiene de grande? Terminó muy pocos de sus libros y además no es famoso por ellos, sino por los que no terminó». Y mi amigo me responde que los libros de Benjamin son ilimitados y fragmentarios como el mundo mismo y que luchan por darle un sentido. Y yo, sonriendo, siempre le contesto: «Algún día también yo escribiré un libro compuesto sólo de fragmentos». Éste es ese libro, insertado en un marco que sugiera un centro que he tratado de ocultar, y espero que los lectores disfruten imaginando que dicho centro se convierte en realidad.
VIVIR Y PREOCUPARSE
4
POR LA TARDE, AGOTADO
Por la tarde llego a casa agotado. Mirando al frente por caminos y aceras. Molesto, irritado, enfadado con algo. Hasta las cosas bonitas que imagino pasan a toda velocidad por la pantalla de mi mente. Pasa el tiempo. Nada nuevo. Ya ha comenzado a anochecer. Derrotado, vencido. ¿Qué hay de cena?…
La mesa iluminada por la lámpara del techo: ensalada, pan en la misma cesta de siempre, el mantel de cuadros. ¿Qué más?… ¡Platos! ¿Qué más?… Platos y judías. Imagino las judías, no basta. Sobre la mesa está encendida la misma lámpara de siempre. Quizá yogur. Quizá la vida.
¿Qué ponen en la televisión? Pero no voy a verla, todo me molesta. Estoy muy enfadado. Me gustan las albóndigas, ¿y qué hay de las albóndigas? Todas las vidas están aquí, sentadas a la mesa.