Rosa Luxemburgo
La liberación femenina y la filosofía marxista de
la Revolución
Raya Dunayevskaya
Traducción de Juan José Utrilla
Revisión y transcripción de Luz Mary Reina T.
Primera edición en inglés, 1981
Primera edición en español, 1985
Segunda reimpresión, 2009
Primera edición electrónica, 2013
Título original: Rosa Luxemburg, Women’s Liberation, and Marx’s Philosophy of Revolution
© 1981, Raya Dunayevskaya
Publicado por Humanities Press Inc., Atlantic Highlands
ISBN 0-391-02793-X
D. R. 2009, Raya Dunayevskaya Memorial Fund
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D. R. © 1985, Fondo de Cultura Económica
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ISBN 978-607-16-1249-6
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ÍNDICE
Os estoy diciendo que en cuanto pueda volver a sacar nariz, volveré a acosar y perseguir vuestra sociedad de ranas con toques de trompetas, latigazos y lebreles…iba a decir como Pentesilea, pero ¡por Dios! vosotros no sois Aquiles ¿Habéis recibido suficiente saludos de Año Nuevo? Entonces ved que no dejéis de ser humanos…Ser humanos significa arrojar
alegremente toda nuestra vida “en las escalas del destino”
cuando es necesario pero, al mismo tiempo regocijarse de cada día soleado, de cada bella nube. Ah, no conozco ninguna
fórmula para haceros humanos…
ROSA LUXEMBURGO, 1916
Todo depende del trasfondo histórico en que se encuentra…Si
la revolución Rusa se vuelve señal de una revolución
proletaria en el Occidente, de modo que la una complemente a
la otra, la actual propiedad común de la tierra en Rusia podrá servir como punto de partida de un desarrollo comunista.
KARL MARX, 1881, 1882
INTRODUCCIÓN
Tres tipos muy distintos de acontecimientos, ocurridos durante los setentas, me han movido a escribir esta obra. Uno: la trascripción de los últimos escritos salidos de la pluma de Marx , Los cuadernos etnológicos de Karl Marx, crearon una nueva posición aventajada desde la cual contemplar las obras de Marx en su conjunto. Esto arroja una luz tan nueva, a la vez sobre su primer concepto histórico-filosófico (1844) de hombre/mujer y sobre su último análisis (1881 – 1882) que viene a echar por tierra la opinión (durante tanto tiempo sostenida por los marxistas posteriores a Marx) de que la obra de Friedrich Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, fue una obra “conjunta” de Marx y Engels. No menos trasparente resultó —cuando de los archivos surgieron las cartas inéditas de Marx a Vera Zasulich— El concepto Marxista de la revolución permanente. Esto puso en claro, al mismo tiempo, cuán profundo debe ser el desarraigo de la sociedad de clases y cuán vasta es su visión de las fuerzas de la revolución. Ello llevó a Marx a proyectar nada menos que la posibilidad de una revolución que ocurriese en un país atrasado como Rusia, antes que en el Occidente tecnológicamente avanzado.
Dos: no puede ser enteramente accidental el que tales escritos salieran a la luz en el periodo de surgimiento de un hecho histórico objetivo: la trasformación de la Liberación de la Mujer como Idea cuyo momento había llegado, en un movimiento mundial; sin embargo, no es sólo la objetividad de este hecho lo que ha movido a la autora a enfocar la figura de Rosa Luxemburgo. Ante todo, fue ésta quien planteó tan enérgicamente la cuestión de la espontaneidad de las masas que viene a chocar con una pregunta apremiante de nuestros días: ¿Cuál es la relación de la espontaneidad con la conciencia y a la vez con “el partido”? El total olvido en que Marxistas y no Marxistas por igual han tenido la dimensión feminista de Rosa Luxemburgo exige enmienda inmediata respecto a esta cuestión. Más aún, es menester que el actual Movimiento de Liberación de la Mujer absorba la dimensión revolucionaria de Rosa Luxemburgo, no por amor a la historia sino por sus demandas presentes, incluso la demanda de autonomía.
Hoy, el movimiento de liberación de la mujer ha introducido aspectos nuevos y únicos, que no habían planteado marxistas ni no marxistas. Pero el hecho mismo de que la tarea siga inconclusa señala la necesidad de estudiar más las obras de Luxemburgo como feminista y como revolucionaria. Y ello significa volver a las obras de Marx, no solo como “escritos” sino como filosofía de revolución. No llegar hasta ahí haría que el Movimiento de Liberación de la Mujer no se desarrollara en todo su pleno potencial 7
como Razón y como fuerza.
Tres: en esta época, cuando las mil crisis llegaron a un clímax global con la crisis económica de 1974-1975, no hay duda de que, lejos de tratarse de una cuestión de lo que Marx llamó “la ley del avance de la sociedad capitalista” hacia su desplome, el surgimiento del Tercer Mundo y la necesidad imperiosa de una sociedad totalmente nueva, edificada sobre cimientos verdaderamente humanos. Aun asuntos como la publicación de obras antes inéditas, recién descubiertas, y nuevas traducciones de obras antiguas –incluyendo una nueva traducción de la más grande obra teórica de Marx, Elcapital, que le devuelve el lenguaje “hegeliano” de Marx, en cuestión de “economía” –
señalan el intenso y continuado interés den el marxismo. Trasciende cualquier preocupación de una sola década o las aspiraciones de una sola fuerza revolucionaria, sea de dimensión laboral, feminista, juvenil o negra. Revela una pasión por la revolución, así como una pasión por la filosofía de la revolución que asegure su continuidad, asimismo, tras la conquista del poder.
Por el hecho de que Marx descubrió un continente enteramente nuevo de pensamiento y de revolución, y porque tan creadoramente mantuvo unidos, al unísono, concepto y práctica, por ello enfrentarse al marxismo de Marx se ha vuelto algo de urgencia global. Ya sea que contemplemos las crisis económicas o sus puestos –no sólo las luchas de clase sino los movimientos de liberación nacionales, aun donde hoy se ven obligados a actuar bajo el látigo de la contrarrevolución--, el hecho es que siguen surgiendo nuevas formas de rebelión. Han estallado en Portugal, y en China en “el año de las grandes dificultades bajo el cielo”, cuando, no obstante, hubo el espontáneo brote de grandes masas desde antes de que Mao pronunciara su despedida. Han surgido en Irán, y en la embrutecida Sudáfrica, donde la dimensión Negra está levantándose continuamente de sus cenizas. Han surgido del totalitarismo comunista, como en Polonia, y bajo la oligarquía latinoamericana sostenida por el imperialismo yanqui, como en El salvador y Nicaragua.
La mayor contradicción de todas estas corrientes encontradas surge de la profundidad misma de las crisis económico-político-sociales, que produce un gran deseo de encontrar atajos, caminos directos a la libertad. En lugar de enfrentarse a la difícil elaboración de una filosofía para nuestra época, los teorizantes solo buscan las “causas fundamentales”
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