Colección: Breve Historia
www.brevehistoria.com
Título: Breve historia del kung-fu
Autor: © William Acevedo
© Carlos Gutiérrez
© Mei Cheung
Copyright de la presente edición: © 2010 Ediciones Nowtilus, S.L.
Doña Juana I de Castilla 44, 3º C, 28027 Madrid
www.nowtilus.com
Diseño y realización de cubiertas: Nicandwill
Diseño del interior de la colección: JLTV
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece pena de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
ISBN-13: 978-84-9763-781-7
Libro electrónico: primera edición
De William y Mei,
a nuestro hijo Ethan,
aprecia la riqueza cultural
que has heredado.
A nuestros padres,
por todos los sacrificios
que habéis realizado
para ayudar a vuestros hijos.
De Carlos,
a Nuria, por su paciencia.
A mis familias,
porque siempre están cerca.
Agradecimientos
Los autores desean agradecer a Stanley E. Henning el tiempo que desinteresadamente ha dedicado a compartir con ellos sus grandes conocimientos sobre el kung-fu y la cultura china. Sus trabajos han sido y seguirán siendo un referente para cualquier estudioso de las artes marciales. A Brian Kennedy, Elizabeth Guo, Dennis Rovere y Joseph Svinth porque además de ser grandes investigadores contamos con su amistad y apoyo. A los profesores Andrew D. Morris, Ma Lianzhen, Ma Mingda, Meir Shahar y Marc Theeboom por su colaboración en la localización y acceso a documentos. A Allan Ellerton por permitir que usemos parte de su material fotográfico y literario para este libro, y a Dan Miller por ayudarnos en la localización de fuentes en Internet. Al maestro Willy Lin por compartir sus conocimientos, recuerdos y amistad. A Alyssa Velivlis, André Ricardo Mandelli Pinho, Ben Bligh, Chris Chandler, Chris De Veer, Daniel M. Shih, Dennis Deng, Emily Harlow, Federico Meza, John Zhu, Rajvir Singh, Steve Miller y Steve Webel por cedernos sus fotografías. Finalmente, a Santos Rodríguez por lanzarnos el reto de elaborar esta obra y a José Luis Ibáñez por hacer del proceso de elaboración del original una experiencia tremendamente enriquecedora.
Índice
Introducción
Confortablemente sentados en sus butacas, miles de espectadores asisten al estreno de las últimas películas de las estrellas del kung-fu Jackie Chan o Jet Li. Pronto estarán disponibles en formato digital y podrán volver a verlas en la comodidad de sus hogares, junto con la habitual oferta televisiva de series, programas, películas y anuncios en la que aparece el kung-fu como elemento principal o secundario. Los jóvenes de la casa, e incluso los mayores, pasarán buenos ratos delante de la videoconsola compitiendo en uno de los superabundantes juegos de combate tipo Tekken o Virtual Fighter, en los que ineludiblemente aparecerán personajes asiáticos expertos en artes marciales.
Para los amigos de un entretenimiento más activo, en la ciudad hay varias asociaciones y gimnasios que ofertan clases de estilos de kung-fu como tai chi chuan, xingyi quan, wing chun o choy lee fut, en las que participan desde niños de tres años a animosos octogenarios. Durante el verano, algunos de estos esforzados practicantes realizan un viaje de «turismo marcial» a China, donde tendrán la oportunidad de entrenar en escenarios históricos con los grandes maestros del estilo que practican. También pueden participar en competiciones deportivas, exhibiciones, cursos y eventos culturales. Además de la propia práctica, los interesados tienen a su disposición todo tipo de materiales complementarios: zapatillas, vistosos trajes de entrenamiento, ropa deportiva con motivos marciales, equipamiento de seguridad, armas reales y de imitación, libros, DVD…
Indudablemente, el kung-fu es hoy en día un potente y atractivo objeto de consumo global del que disfrutan millones de personas, que capta miradas y evoca sueños de invencibilidad en los profanos. Pero, ¿qué es el kung-fu?
Kung-fu es el término que popularmente identifica en Occidente a las artes marciales de origen chino, tanto aquellas que se practican a manos desnudas como aquellas en las que se utilizan armas antiguas o de inspiración antigua como espadas, lanzas, cuchillos, bastones, cadenas, etc. Dentro del kung-fu existen infinidad de estilos, algunos tan conocidos como el anteriormente citado tai chi chuan (o taiji quan, siguiendo la romanización hanyu pinyin —abreviadamente pinyin, esto es, la transcripción al alfabeto latino de los complejos caracteres del chino mandarín— que utilizaremos por lo general en este libro), y otros que aún a principios del siglo XXI apenas son conocidos fuera de determinadas zonas de China. Letal, místico o impresionantemente acrobático, el kung-fu es actualmente una de las principales exportaciones culturales chinas.
Históricamente, la popularización del término kung-fu como sinónimo de «artes marciales chinas» se produjo en la década de los setenta, gracias a la famosa serie televisiva Kung-fu y a las películas de acción de Hong Kong, para asentarse en el imaginario colectivo como exóticos sistemas gimnásticos y de combate chinos. Sin embargo, la traducción literal de kung-fu (habitualmente romanizado como gong fu, término que aquí no utilizaremos por ser mucho menos conocido) es «logro humano», significando cualquier habilidad —no únicamente marcial— adquirida a lo largo del tiempo gracias a la disciplina, el esfuerzo y la perseverancia. Una notable bailarina, por ejemplo, tiene un buen gong fu, y desde luego es necesario un buen gong fu para lograr la maestría en las artes marciales.
En su larga evolución, los términos empleados para designar el kung-fu han sido muy numerosos, al igual que han cambiado las motivaciones por las que este se ha practicado, ganando o cambiando sus significados —técnicas de supervivencia, bélicas, orientadas a la salud, el entretenimiento o la autorrealización— según cada momento histórico. Durante la dinastía Zhou (c. 1100 - 256 a. C.), por ejemplo, existían danzas armadas de tipo militar (wu wu) que practicaban las tropas chinas como medio de entrenamiento. En el periodo de los Reinos Combatientes (476 - 221 a. C.), el kung-fu era conocido como ji ji (habilidades de ataque), mientras que durante la dinastía Han (202 a. C. - 220 d. C.) el término bo se empleó para referirse a las técnicas de combate sin armas. Durante la dinastía Song del Sur (1127 -1279), el término xiang pu describía la lucha cuerpo a cuerpo «abrazada» —esto es, con agarres constantes sobre el cuerpo del adversario—, y con el tiempo este término evolucionaría hasta el actual shuai jiao. Hacia 1225, las técnicas de golpeo sin armas se denominaban shiquan («combate sin armas»), término que las diferenciaba de la lucha cuerpo a cuerpo abrazada, mientras que quanfa («método de boxeo») fue el término utilizado generalmente durante la dinastía Qing para referirse a las técnicas de «boxeo chino» basadas fundamentalmente en golpes con las extremidades superiores e inferiores. Actualmente, términos como wushu, sanda, sanshou, guoshu, etc., están plenamente vigentes, llegando a confundir tanto al practicante como al investigador, que se encuentran frente a una maraña de denominaciones difícil de desentrañar en la que los intereses particulares y el afán de diferenciación de personas e instituciones juegan un importante papel. Como poéticamente señalaba Jet Li en su papel de Sin Nombre en la exitosa película de kung-fu
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