CAPÍTULO I
ORÍGENES DE LA SABIDURÍA SECRETA
CAPÍTULO X
LAS GRANDES SOCIEDADES SECRETAS
CAPÍTULO XI
DERIVACIONES Y VARIANTES DE LAS GRANDES SOCIEDADES SECRETAS
CAPÍTULO XII
LOS TEMPLARIOS NEGROS, LAS RAÍCES OSCURAS DEL NAZISMO
CAPÍTULO XIII
ORDO TEMPLI ORIENTIS, RESURGIMIENTO Y CONFLUENCIA DE LAS GRANDES SOCIEDADES SECRETAS
CAPÍTULO XIV
PRESENTE Y FUTURO DE LAS SOCIEDADES SECRETAS
CAPÍTULO II
CULTOS DEL MISTERIO,
LA FE EN LA MADRE TIERRA
CAPÍTULO III
LAS ESCUELAS INICIÁTICAS GRIEGAS Y LOS COLEGIOS ROMANOS
CAPÍTULO IV
SOCIEDADES SECRETAS ORIENTALES
CAPÍTULO V
LOS ESENIOS LOS OLVIDADOS DE LA BIBLIA
CAPÍTULO VI
EL CRISTIANISMO, EL ORDEN DE UN NUEVO PRINCIPIO
CAPÍTULO VII
MOVIMIENTOS RIVALES DEL CRISTIANISMO
CAPÍTULO VIII
LOS TEMPLARIOS: FE Y ESPADA DEL CATOLICISMO
CAPÍTULO IX
LAS SOCIEDADES SECRETAS Y LA MAGIA
ANTECEDENTES
En el transcurso de la historia han existido numerosas sociedades secretas y escuelas iniciáticas, cuyas raíces más profundas se remontan a miles de años antes de nuestra era, aquellas civilizaciones que guardaron sus doctrinas en un absoluto hermetismo y que fueron transmitidas a través de los siglos solamente a cierta clase de hombres que, por sus condiciones espirituales, morales e intelectuales, eran capaces de comprenderlas. Así lo expresó el rabí Simeón Ben Joquai:
La doctrina secreta es para las almas serenas, las almas agitadas y sin equilibrio no pueden comprenderla, ¿acaso puede asegurarse un clavo a una muralla móvil, pronta a derrumbarse al menor choque?
En muchas ocasiones se hace referencia a las sociedades secretas como «sectas», ya que en Europa, por ejemplo, la palabra secta se ha concebido derivada principalmente de sequi «seguir». Se trata de seguir a un maestro, a un líder. De hecho en muchas ocasiones así sucede.
Las sociedades secretas no son un fenómeno actual, como a veces se piensa. Ya antiguamente en la literatura romana y precristiana la «secta» hacía referencia a un partido o a una escuela filosófica a la que se pertenecía. Incluso los primeros seguidores de Jesús fueron llamados sectarios por los adversarios del cristianismo:
Hemos encontrado esta peste de hombre que provoca altercados entre los judíos de toda la tierra y que es el jefe principal de la secta de los nazarenos. (Hechos 24, 5).
Cada sociedad secreta elige a sus miembros siguiendo un criterio particular y en todas ellas los aspirantes deben someterse a un ritual de iniciación. La ceremonia habitualmente incluye el relato de un mito, leyenda o creencia sobre los orígenes de la sociedad, el aprendizaje de signos o símbolos significativos y un juramento de fidelidad. Los iniciados ascienden posiciones dentro del grupo con el paso del tiempo, a través de un elaborado sistema jerárquico de grados y niveles.
El conocimiento oculto común a las organizaciones secretas conlleva la idea de fraternidad, por lo tanto, las sociedades secretas son organizaciones cuyas doctrinas y rituales sólo tienen significado para sus iniciados. Ello crea en sus adeptos un sentimiento de exclusividad, de pertenencia a un círculo interior que los lleva a compartir una experiencia común, a la elevación del espíritu mediante la revelación de una sabiduría o filosofía especial.
De las numerosas sociedades iniciáticas de las cuales la historia guarda memoria, algunas han continuado hasta la actualidad y se les conoce más como sociedades discretas que como sociedades secretas. Es ampliamente conocida la existencia de los esenios, los pitagóricos y los colegios romanos, en el mundo antiguo, así como de los templarios durante la Edad Media, y de los iluminados, los teósofos, los rosacruces y los masones, a partir del siglo XVIII.
Todas estas sociedades secretas, alentadas por el estudio de textos sagrados y el rigor del ejercicio espiritual, buscan el bienestar de la humanidad, profundizar en la esencia de las cosas más allá de las apariencias y, a través de una introspección personal, inducir hacia el autoconocimiento y la superación del hombre.
El verdadero origen de la «iniciación» es tan antiguo como las más lejanas civilizaciones, olvidadas en el tiempo. Los dramas rituales fueron los primeros intentos iniciatorios, en los cuales se escenificaba de forma dramática lo que el hombre había descubierto acerca de los misterios y secretos de la Naturaleza. Los egipcios utilizaban la ejecución de varios actos y el uso de ciertos objetos como ayuda para facilitar la instrucción. Ceremonias imponentes, música, luces, procesiones, cánticos y fantásticas vestimentas, componían una experiencia que jamás se borraría de la mente del estudiante.
En el silencio de la música celestial que sólo oyen quienes aman la vida y la verdad, se dice que:
No todos están preparados en forma psicológica para recibir un conocimiento superior, nuevo y completamente revolucionario y diferente en su aspecto mental y espiritual. Se necesita tener méritos sobrados, ganados a través de grandes sufrimientos que requieren los esfuerzos propios, para recibir esta Sabiduría Superior, sagrada en verdad.
Los antiguos egipcios organizaron las primeras escuelas de los misterios. Allí, los que con sinceridad consciente buscaban la verdad, la conseguían por medio de la iniciación. El aspirante, el individuo con sed de saber, recibía un conocimiento superior e inspirador que otorgaba una gran impresión emocional o psíquica en su conciencia, aumentando su conocimiento del universo interno (microcosmos) y externo (macrocosmos).