DECORACIÓN Sala modesta donde Pelegrín tiene su taller de grabador en metales; mesa con los enseres de su industria; junto á la mesa un sofá de paja y dos sillones, todo muy usado; en las paredes algunos cuadros; puertas á izquierda y derecha.
Izquierda y derecha se entiende del espectador.
ESCENA PRIMERA
pelegrín, belén, crucita . Pelegrín es hombre de cincuenta años, avejentado por una vida laboriosa y sin fruto. Belén, su mujer, envejecida antes de tiempo por el trabajo y la pobreza. Crucita, hija menor del matrimonio, es una chiquilla de diez y siete años, ágil y vivaracha. Traje y peinado conforme á su edad de transición.
Al alzarse el telón Pelegr í n se ha quedado dormido, fatigado del trabajo. Viste blusa larga. BELÉN (Sacudiendo el hombro de su marido para despertarle.) Pelegrín... Pelegrín. PELEGRÍN (Sin abrir los ojos; desperezándose.) ¿Qué...? BELÉN Tienes una visita. (Arreglando los objetos que hay en la mesa.) PELEGRÍN ¿Es Donato? ¿Me trae dinero? BELÉN No es Donato. (Arreglando los objetos que hay en la mesa.) PELEGRÍN ¿Es Donato? ¿Me trae dinero? BELÉN No es Donato.
Es un señor que se llama Salmón. CRUCITA (Vivamente.) No ha dicho Salmón, sino Sa... lo... món. BELÉN ¡Ay, hija, qué oído tienes! Sí, Salomón. PELEGRÍN (Despertando muy excitado.) ¡Salomón! BELÉN Es un señor que viene de América.
PELEGRÍN (Despabilándose.) ¿De Buenos Aires? ¿Y me traerá noticias de mi hermano Jacobo? CRUCITA Sí; algo ha dicho del tío Jacobo. PELEGRÍN Puede que me traiga algún socorro de mi hermano, que es tan rico... ¡Salomón! ¿Pero no te acuerdas de José Salomón, el primo de Donato? BELÉN Sí; el que se fué á Buenos Aires hace dos ó tres años. CRUCITA ¿Le digo que pase? PELEGRÍN Sí, sí; que dispense el plantón, y... Anda, corre, hijita, y tráele en seguida. (Vase Crucita.—Muy excitado, abrazando á su mujer.) ¡Abrázame, Belén! Me dice el corazón que hoy será un día venturoso para nosotros.
Mi hermano Jacobo... BELÉN Quita, quita; tú siempre viviendo de ilusiones. Esperemos á ver...
ESCENA II
pelegrín, belén, salomón, que entra por la izquierda precedido de crugita. SALOMÓN (Secamente.) ¡Hola, Pelegrín! (Con marcado acento argentino.) ¿Cómo dice que le va? PELEGRÍN (Queriendo abrazarle; pero Salomón se mantiene rígido.) Perdone que le hiciera esperar. Siéntese, amigo.
SALOMÓN Me dijo su señora que usted se había quedado dormido. PELEGRÍN Sí, hijo, me rindo al cansancio. BELÉN ¡Tanto trabajar noche día en esta esclavitud!... PELEGRIN ¿Cuándo ha llegado usted? SALOMÓN Anoche. BELÉN Crucita: vete por el arroz, y de paso te traes el vinagre. (Vase Crucita.) PELEGRÍN ¿Vendrá usted muy fatigado del largo viaje? SALOMÓN (Secamente.) Yo no me canso, soy muy duro. (Vase Crucita.) PELEGRÍN ¿Vendrá usted muy fatigado del largo viaje? SALOMÓN (Secamente.) Yo no me canso, soy muy duro.
BELÉN ¿Tres años ha estado usted por allá? SALOMÓN Algo más. PELEGRÍN ¿Vendrá usted rico, porque tres años de América dan mucho de sí? SALOMÓN Pobre fuí y vuelvo con un pasar modesto. PELEGRÍN (Impaciente.) Y de mi hermano Jacobo, ¿qué me dice usted? SALOMÓN Está viejo, enfermo y arruinado. (Pelegrín y Belén se miran con asombro.) Todo lo que ganó trabajando en la Pampa lo ha perdido en malos negocios. PELEGRIN ¡Pobre Jacobo! BELEN (Displicente.) No le tengas lástima. Muy poco tenemos que agradecerle.
Que tenga paciencia, y si no, le mandaremos una buena remesa de la que á nosotros nos sobra. PELEGRIN (Desconsolado.) Según eso, señor Salomón, ¿mi hermano no nos manda nada? SALOMON Memorias y afectos. Todo lo que no sea esto, lo necesita para sí. ¿Y qué tal? ¿Se trabaja mucho en el grabado de metales? (Observando cuanto hay en la mesa.) Ya, ya veo las herramientas. PELEGRIN ¡Ay, ay, trabajar!... Yo creo que nací con el buril en la mano, y que no lo he de soltar ni para morirme.
BELEN El pobrecito, con esta labor tan menuda y tan fina, se está quedando ciego. SALOMON Pero ¿ganará usted mucho? PELEGRIN ¡Psch! Gano para ir viviendo con estrechez; escasamente puedo cubrir las atenciones de mi familia. SALOMON Y su familia, ¿es la misma que yo he conocido? BELEN La misma, con los retoños de nuestra hija Natalia. SALOMON Ya; que casó con uno de los chicos de aquel maestro de obras... Y la otra hija de ustedes, es esa que me abrió la puerta. BELEN Crucita.
SALOMON Y ¡qué lista es, que vivaracha! Yo creo que me Conoció. (En actitud de levantarse.) BELEN No se le escapa nada. PELEGRIN ¿En qué fonda está usted? SALOMON En una de regular aspecto, que está muy cerca de aquí. No recuerdo cómo se llama; pero deseo un alojamiento baratito, más conforme con la flaqueza de mi bolsillo. PELEGRIN ¡Vaya, vaya! Venir de las Américas con el bolsillo flaco... BELEN (Vivamente.) Oiga usted, señor Salomón: si quiere usted vivir con economía...
SALOMON Ya sé lo que usted quiere decirme. En la puerta he visto un cartelillo que dice: «Se cede un gabinete, con asistencia ó sin ella, á un caballero solo.» Pues ese caballero solo seré yo, si ustedes me admiten. BELEN Sí, sí, con mil amores. ¿Quiere usted ver la habitación? Es independiente y con buenas luces. SALOMON No necesito verla; la tomo, y aquí haré vida familiar. (Suena la campanilla.) PELEGRIN Debe de ser Donato, que viene á traernos... (Corre Belén á abrir la puerta.) SALOMON ¿Donato Ruiz, el joyero? Mi primo. (Corre Belén á abrir la puerta.) SALOMON ¿Donato Ruiz, el joyero? Mi primo.
PELEGRIN El es el que me da más trabajo.
ESCENA III
pelegrín, salomón, belén, crucita, donato, cuarenta años, vestido con modesta decencia. DONATO (Desde la puerta, dirígese á Salomón con los brazos abiertos.) ¡Qué sorpresa! Esa chiquilla (señalando á Crucita) me ha dicho que estabas aquí. SALOMON (Abrazándole.) Anoche llegué á Madrid. BELEN (A Crucita.) Dame acá. (Vase Crucita por la derecha.) DONATO ¿Estarás en Madrid mucho tiempo? ¿Dónde vives? SALOMON Aquí. (Vase Crucita por la derecha.) DONATO ¿Estarás en Madrid mucho tiempo? ¿Dónde vives? SALOMON Aquí.