A mi dulce esposa, Jenn,
por creer siempre en mí;
a mi antiguo yo de 15 años;
y a usted, lector, cuyo potencial
de creatividad y cambio es ilimitado
INTRODUCCIÓN
E l dinero es un sustituto del poder y creo, igual que muchos seres humanos en el mundo moderno, que cuando tienes dinero tienes poder. La forma más obvia en la que pensamos esto es creyendo que quien tiene una gran cantidad de dinero suele poseer una gran cantidad de poder. Pero, por supuesto, lo contrario también ocurre. Y estoy convencida de que por eso muchas personas tenemos profundas asociaciones emocionales con el dinero. Una vez un terapeuta me dijo que el sentimiento más temido es la impotencia. Cuando me di cuenta de esto, observé muchos de mis comportamientos bajo una nueva luz. Mi carrera en el mundo del dinero tuvo mucho sentido cuando la miré a través de esta lente. Luchar con el dinero, creer que no tienes suficiente, sentir que no tienes control sobre tu vida financiera es, en su esencia, una sensación aterradora de impotencia para mí, para ti, para todos.
El poder tiene una mala reputación; algunas personas lo buscan para ejercerlo sobre los demás. Yo deseo tener poder porque no quiero que lo ejerzan sobre mí. Empoderarme en una sociedad que no quiere que yo tenga poder es la acción más radical que puedo emprender. La segunda acción más radical es escribir este libro.
No lo escribí debido a mi pasión por las finanzas personales. De hecho, no tengo una gran pasión por las finanzas personales. Lo que me importa es ayudar a la gente a conectar con su poder personal, porque una vez que accedes a él, es como una campana que no deja de sonar. Entrar en tu poder te da claridad. Cambia tu mundo sutilmente y para siempre. Te muestra que siempre tendrás opciones, pero debes aprender a verlas.
Escribí este libro por razones prácticas; es valioso entender cómo navegar a través del sistema financiero de la mano de alguien que conoce sus vericuetos. También es increíblemente práctico utilizar procesos y sistemas que te ayudan a alcanzar los hitos financieros. Gran parte de los conocimientos pragmáticos que comparto en este libro provienen de mi experiencia como planificadora financiera, contadora, consultora de pequeñas empresas, agente de cobranza, vendedora fracasada y como dueña y directora de pequeñas empresas. Este libro es diferente a las demás publicaciones de finanzas personales por varias razones. Aunque es sumamente práctico, también es mucho más que eso. Te ayudará a pensar en el dinero de una manera diferente. Al igual que cuando yo me di cuenta de mi relación con el poder, quiero ayudarte a ver tu relación con el dinero bajo una nueva luz.
Aclaro que no comparto lo que he aprendido desde la perspectiva de alguien de la industria financiera que se beneficia de ella y quiere mantener el statu quo. Que se joda el statu quo. Este libro busca liberar la información.
Tomé la decisión de estudiar finanzas y economía de la misma manera que mucha gente toma sus decisiones financieras: yo seguía la sabiduría convencional al azar, en el intento de ser práctica y de no arruinar mi vida.
Antes del último semestre de la carrera, cuando examiné las opciones que me ofrecía poseer un título en Finanzas, decidí que me convertiría en una planificadora financiera o en consultora de empresas. Como yo lo entendía, los planificadores financieros ayudaban a la gente a administrar su dinero, y los consultores de empresas ayudaban a las empresas con el suyo. Pensé que era el mismo tipo de trabajo, pero para diferentes tipos de clientes.
Un par de meses después de graduarme, y por una serie de acontecimientos afortunados, encontré un empleo remunerado en una consultoría empresarial en Los Ángeles. Pero esto parecía una broma del destino: la consultora subarrendaba una oficina y unos cubículos dentro de una empresa de planificación financiera. Extrañamente, conseguí las dos cosas que quería.
Mi primer día de trabajo en la consultora fue en agosto de 2008, justo en el momento en que la crisis de la vivienda estaba empezando a calentarse. La empresa de planificación financiera con la que compartimos espacio tenía una reunión de personal en la sala de conferencias. Escuché que hablaban del inicio del colapso de la vivienda; los clientes estaban entrando en pánico, y ellos formulaban un plan para ayudarles a mantener la calma. Ya sabía que quería estar en esa sala de conferencias, sentada en esa mesa, escuchando esas conversaciones. Lo que ocurría en el mundo financiero parecía un evento emocionante, único en la vida. Yo quería estar en primera fila mientras el mundo financiero ardía. Sé que eso me hace sonar como una loca, pero tenía 22 años y toda mi aburrida carrera por delante. Pensé que eso sería lo más emocionante del mundo de las finanzas. Dos años después, terminé trabajando para esa empresa de planificación financiera. Logré entrar a la sala de conferencias. Conseguí un asiento en esa mesa. En esa sala, en las reuniones de personal de los lunes por la mañana, escuché hablar a economistas, periodistas y gestores de fondos, quienes nos enseñaron cómo funcionaba este mundo. Me senté frente a los clientes. Aprendí cómo funcionaban el poder y el dinero en la vida real, y me di cuenta de que yo no tenía ninguna de esas cosas. Aprendí a crear planes financieros y a manejar la dinámica familiar de los clientes. Los planificadores financieros más experimentados compartieron su sabiduría conmigo. Me enseñaron que, si quieres conocer toda la historia, debes seguir el dinero; que la combinación más peligrosa en un cliente (o en cualquier persona, en realidad) es la ignorancia y la arrogancia, y que, como inversionistas profesionales, los clientes siempre elegirían tener suerte antes que habilidad.
Cuando dejé de sentirme tan afortunada y agradecida por haber conseguido un lugar en esta mesa, me pregunté por qué pude lograrlo. ¿Por qué tuve la fortuna de obtener esta visión sobre cómo funciona el mundo financiero? ¿Por qué yo, y no otra chica morena y gay, que estudió en una universidad estatal sin importancia y por suerte tropezó en esa oficina? ¿Por qué tuve este acceso que a tantos otros se les negó? ¿Por qué estaba aprendiendo las cosas que sólo se comparten detrás de las puertas cerradas de las empresas de planificación financiera y de los hogares en las zonas más ricas de Estados Unidos? Después de una larga batalla para acallar mi intuición, finalmente me rendí. Me di cuenta de que debía compartir lo aprendido con el mayor número posible de personas. Deseaba compartirlo con quienes más necesitaban esta información, pero que no tenían la menor posibilidad de pagar por ella. Deseaba compartirlo con todas las personas que se han sentido ignoradas y desatendidas por la industria de las finanzas personales.
Mi experiencia de ser una forastera dentro de ese mundo es la base de las filosofías que comparto en este libro, pero también estoy profundamente influida por otras disciplinas. Por supuesto, veo el dinero a través de la lente de la economía, pero también a través de lo que nos contamos a nosotros mismos en nuestras historias personales y colectivas. Me concentro en el papel que desempeñan nuestras emociones en la toma de decisiones racionales. Y cómo el trauma y el estrés no pueden ser divididos y separados de nuestras vidas financieras. Para entender nuestra relación con el dinero, este libro, a diferencia de la mayoría de las publicaciones de finanzas personales, no ignora los problemas propios de nuestro sistema. Tampoco ofrece soluciones a estos problemas tan arraigados: eso sería un trabajo totalmente diferente. Pero reconoce la realidad y examina cómo el origen del dinero, la deuda y los productos financieros han atravesado el espacio y el tiempo para dar forma a nuestra vida moderna actual. Este libro trata de hacer lo posible con lo que tenemos.
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