LA RED
El comienzo de un debate
Por Ricardo Díez Hochleitner
Presidente del Club de Roma
La incertidumbre y la ansiedad son sentimientos que se acrecientan en todo el mundo ante el próximo tercer milenio. Por otra parte, la transición hacia una sociedad global en el nuevo milenio está marcada por cómo los nuevos medios de comunicación cambiarán nuestras vidas. Muchos ciudadanos ilustrados ven todo esto como una gran oportunidad, mientras otros lo consideran un desafío de gran alcance.
Las comunicaciones son sin duda vitales para abrir nuevas vías de progreso e innovación. El propio Club de Roma existe gracias a la comunicación en sus diversas formas, en gran medida como una institución «virtual», basada en documentación, informes y debates cara a cara en los que se demuestra, una y otra vez de forma vívida, el incomparable valor de la interacción personal.
Ciento cuarenta participantes, aproximadamente, miembros del Club de Roma, de la comunidad política, intelectual y científica, provenientes de 38 países en cinco continentes, discutieron «Cómo han de transformar la sociedad los nuevos medios de comunicación» con la participación de los especialistas más destacados de UCLA, MIT, Laboratory for Computer Sciencia, MIT Media Lab, Microsoft, Oracle, Xerox, PictureTel, ACER, ASCII, ABB Europe, ICL y de otras organizaciones. Tales debates tuvieron lugar en torno al proyecto de informe al Club de Roma presentado por nuestro colega Juan Luis Cebrián durante la Conferencia anual celebrada en Washington D. C. en octubre de 1997.
El Club de Roma, con su centenar de miembros provenientes de más de cincuenta países —junto con los miembros honorarios, asociados, institucionales y de las asociaciones nacionales— se ocupa de la problemática mundial y se considera a sí mismo como catalizador en favor del cambio y como un centro de innovación e iniciativas para presentar soluciones en los estudios y debates, los cuales lleva a cabo en un marco de total independencia intelectual.
La sociedad de la información ofrece una oportunidad extraordinaria pero también un desafío mayor ante el que tenemos que reaccionar activamente. De ahí que deseemos debatir intensamente sobre cómo está desarrollándose nuestra sociedad y cómo puede transformarse en vista de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías o new media.
Las nuevas tecnologías ofrecen oportunidades para ayudar a superar desafíos sociales, económicos e incluso ecológicos. Ellas pueden puentear crecientemente distancias y tiempos gracias al teletrabajo, a las telecompras, a los servicios médicos a distancia o a los servicios bancarios a domicilio. Más aún, tales tecnologías promueven la generalización del aprendizaje a lo largo de toda la vida al hacer la educación más fácilmente individualizada y asequible. Sin embargo, la sociedad de la información que resulta de la miríada de tales desarrollos está aún cargada de ambivalencias. Se dice, por ejemplo, que la «Galaxia Gutenberg» se está agotando, aunque el desarrollo cultural nunca ha sido más dependiente que ahora del soporte impreso. Más aún, la riqueza global de conocimiento acumulado se duplica actualmente cada cinco años y se está transformando así en factor primordial de la producción. Y, sin embargo, las «autopistas de la información» (de peaje), no se están convirtiendo automáticamente en «autovías de la información» (gratuitas) para poner el conocimiento a disposición de cualquiera sino que siguen atestadas de «controles de tráfico» y «semáforos» que continúan generando nuevas disparidades dentro de y entre las diversas sociedades. Tal y como se dice en la declaración final de la Conferencia, «las nuevas tecnologías de la información, que aceleran el cambio en nuestras sociedades, fuerzan a la humanidad a adaptarse a las nuevas relaciones en el espacio y en el tiempo. Tal cambio radical requiere un uso inteligente de los nuevos medios así como de los instrumentos de la información. La transparencia y el acceso global a la información serán necesarios en los años venideros para la creatividad interactiva y la solidaridad mundial. Las perspectivas humanísticas y científicas tienen que ser reconciliadas para que tales condiciones sean alcanzadas».
Los efectos positivos de los nuevos medios y de las tecnologías de la información pueden ser ampliados y sus consecuencias negativas mitigadas gracias a una democracia participativa, a un sentido de responsabilidad y consciencia, al ejercicio de derechos y deberes, y a la capacitación de las gentes todas.
Líderes políticos y empresariales deben llegar a convencerse de la importancia y de las consecuencias de la sociedad de la información.
El informe al Club de Roma que sigue a estas palabras ofrece la oportunidad de continuar el debate y la discusión a fondo promovidos por nuestro Club. Sabemos que algunas de las ideas aquí presentadas a la opinión pública y profesional pueden ser controvertibles. Sin embargo, este informe puede ser considerado como una contribución para una mejor comprensión de hasta qué grado y cómo los nuevos medios de comunicación ya son actualmente un factor principal para el cambio de nuestras vidas y cómo lo seguirán siendo así aún más en un próximo futuro y en prácticamente todos los campos, empezando por el acceso a la información y al conocimiento, en las operaciones, en los mercados financieros y comerciales o en la gestión del medio ambiente.
Estamos convencidos de que el planteamiento globalizador del informe y sus muchas ideas innovadoras merece la atención pública al más alto nivel, especialmente por parte de los líderes públicos y privados, de los intelectuales, educadores, profesionales de los medios de comunicación social, y de todos aquellos interesados en las comunicaciones, la información, el aprendizaje, la solidaridad y la cooperación, como avenidas para el desarrollo pacífico de las sociedades, la estabilidad democrática y la justicia social.
Las sugerencias contenidas en el informe —el cual fue encargado por el Club de Roma a nuestro colega Juan Luis Cebrián poco antes de nuestra Conferencia de 1995 celebrada en Buenos Aires— han sido mientras tanto objeto de discusión entre los miembros del Club de Roma, tanto durante las reuniones del Comité Ejecutivo como en la Conferencia anual en Washington D. C. La complejidad y la incertidumbre en materia de innovaciones tecnológicas de resultados en la investigación de punta, y, en general, de los intrincados asuntos mundiales, impiden hoy en día una respuesta fácil y de conjunto sobre los muchos aspectos que ello abarca. De ahí que el Club de Roma acoja con verdadero agrado este informe como una contribución importante para el necesario debate público sobre uno de los temas más importantes de nuestro tiempo, si bien ello no implica necesariamente que todos sus miembros estén plenamente de acuerdo con su contenido.
RICARDO DÍEZ HOCHLEITNER
Por los miembros del Comité Ejecutivo del Club de Roma:
BELISARIO BETANCUR, Vicepresidente
BERTRAND SCHNEIDER, Secretario General
RUTH BAMELA ENGO-TJEGA
UMBERTO COLOMBO
ORHAN GÜVENEN
YOTARO KOBAYASHI
EBERHARD VON KOERBER
RUUD LUBBERS
MANFRED MAX-NEEF
SAMUEL NANA-SINKAM
FELIX UNGER
Agradecimientos
Aunque concebido y realizado como un libro de autor, La red es el fruto de la investigación y el trabajo colectivos de un grupo internacional de expertos. José Manuel Moran, ingeniero y antiguo presidente de Fundesco, contribuyó a la redacción y corrección de los aspectos técnicos; Bertrand Schneider, diplomático, antiguo secretario del Club de Roma, sentó las bases del capítulo dedicado a la educación; las páginas dedicadas a la economía están inspiradas en gran parte en un estupendo informe previo redactado por Alexander Broich, gracias a los buenos oficios de la Fundación Bertelsmann; Cayetano López y José B. Terceiro, catedráticos de la Universidad española, tuvieron la gentileza de leer el primer borrador y sugerir numerosas correcciones y adiciones, sin las que el texto no sería el mismo; Josefina Bello, doctora en Historia, trabajó a un tiempo como documentalista y secretaria del equipo. Las discusiones y debates en el seno del Club durante su reunión celebrada en Washington, en octubre de 1997, aportaron una gran cantidad de datos e iluminaron muchos aspectos de las cuestiones aquí tratadas. Don Tapscott, presidente de la Alianza para la Convergencia de Tecnologías y uno de los primeros expertos mundiales en la materia, escribió el prólogo, que resume críticamente las tesis aquí defendidas.