Bertrand Russell - Fundamentos de filosofía
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Fundamentos de filosofía: resumen, descripción y anotación
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La presente era una obra pensada para el gran público estadounidense que, sin embargo, despertó una aguerrida controversia en los círculos académicos. Su tesis clave afirma que la humanidad es el instrumento mediante el cual adquirimos nuestro conocimiento del universo (o, según Gorgias, «el hombre es la medida de todas las cosas»). De ahí, surgen varias cuestiones: ¿de qué maneras adquiere conocimiento el ser humano?, ¿es posible la formulación de leyes universales?, ¿cómo podemos distinguir verdad y opinión? Todas las preguntas que plantea Russell abren las puertas al que es, al fin y al cabo, el más sugestivo de los interrogantes: ¿puede el ser humano llegar a conocerlo todo?
Bertrand Russell
ePub r1.0
Un_Tal_Lucas 11.03.16
Título original: An Outline of Philosophy
Bertrand Russell, 1927
Traducción: R. Crespo y Crespo
Editor digital: Un_Tal_Lucas
ePub base r1.2
BERTRAND RUSSELL nació en Trelleck Gales, Inglaterra, en el seno de una familia perteneciente a la nobleza. Perdió a sus padres a la edad de tres años y fue educado por sus abuelos paternos. Su abuelo, lord John Russell, fue primer ministro de Inglaterra en dos ocasiones. Recibió una educación muy esmerada y se especializó en filosofía y matemáticas. Trabajó como profesor en diferentes universidades y dio muchas conferencias. Se casó cuatro veces, sus tres primeros matrimonios acabaron en divorcio. Tuvo tres hijos. En 1903 publicó su primera obra, Los principios de las matemáticas. A Russell se le considera como uno de los padres de la Filosofía Analítica moderna. En el campo de la filosofía sus pensamientos giraron inicialmente alrededor del Idealismo Absoluto y más tarde del Atomismo Lógico y del Realismo, lo que le valió el Premio Nobel en 1950. Fundador del movimiento Pugwash (con Einstein, 1953), contra el armamentismo nuclear, destacó por sus avanzadas concepciones pedagógicas en una sociedad excesivamente puritana. Entre sus obras destacan, además de La conquista de la felicidad, Sobre educación, Matrimonio y moral y Teoría y práctica del bolchevismo.
[1] No me refiero aquí a la física elemental tal y como se encuentra en los libros de texto escolares; me refiero a la física teórica moderna, y muy especialmente a la que estudia la estructura de los átomos, respecto a la cual habré de añadir algo más en capítulos sucesivos. (N. del A.)
[2] La palabra «behaviorismo», derivada de la inglesa behaviour, equivalente a conducta o comportamiento, sirve para denominar una escuela psicológica fundada a principios del siglo XIX en Norteamérica, y uno de cuyos primeros exponentes es el doctor Watson, que se cita en el texto. Esta escuela tiende a reducir el estudio de la psicología al de las reacciones o modos de comportarse la conciencia en contacto con los estímulos exteriores, y se inició con el estudio de las reacciones fisiológicas de los animales. Para el behaviorista, la conciencia humana está integrada por un conjunto de reacciones espontáneas o condicionadas y, por lo tanto, el pensamiento y la voluntad se consideran como la resultante de reflejos perfectamente mecanizados. (N. del T.)
[3] Es decir, que si se oye un sonido estridente al mismo tiempo que se ve una luz viva, con frecuencia el mismo sonido producirá el mismo efecto sin la luz al cabo de cierto tiempo.
[4] Watson, Bahaviourism, pp. 169-170.
[5] Parece ser que el doctor Watson abriga esperanzas de acostumbrar a las criaturas a estornudar tan solo con ver un pimentero, pero no lo ha logrado aún. (Véase Behaviourism, p. 90).
[6] Es este reflejo el que se produce por el cosquilleo de las plantas de los pies de una persona normal, que induce a la misma a flexionar los dedos hacia dentro, y que indica cierta enfermedad nerviosa si en vez de hacia dentro se inclinan los dedos hacia fuera. (N. del T.)
[7]Insight en el original: puede significar también «penetración» en su sentido figurado. (N. del T.)
[8] Este le llama Köhler «el objetivo», por ser la palabra «plátano» harto humilde para una obra docta; pero los grabados revelan el hecho de que el «objetivo» era un plátano. (N. del A.)
[9] Véase nota 7, p. 64.
[10] Las dimensiones de h son las de la «cantidad en acción»; es decir, la energía multiplicada por el tiempo, o el momento del momento o momento de la cantidad de movimiento, o lo que es lo mismo, la masa, por la longitud, por la velocidad. Su magnitud es de 6,55 × 10-27 ergios segundo.
[11] Estas observaciones las transcribimos (con la debida autorización) de una carta que nos escribió su autor, el conocido ingeniero Mr. Percy Griffith, quien es asimismo escritor en materias filosóficas.
[12] Es decir, el estímulo inmediato, no el «objeto físico».
[13] Sobre este asunto véase The Mind and its Places in Nature, capítulo sobre la memoria, p. 264 y ss.
[14] Véase What I Believe, del mismo autor.
[15] Véase Análisis de la materia, del mismo autor. Capítulo 28.
[16] Véase Stars and Atoms, de Eddington, p. 102 y ss.
[17] Véase Concept of Consciousness, de Holt. Prefacio.
Dudas filosóficas
Quizá espere el lector que comencemos este tratado con una definición de la filosofía; pero, con razón o sin ella, no es este mi propósito. Toda definición que se dé a esta palabra variará con la filosofía que se adopte; por lo tanto, todo lo que podemos decir al empezar es que existen ciertos problemas que interesan a determinadas personas, y que, al menos por ahora, no pertenecen a ninguna ciencia especial. Todos estos problemas son de tal especie que suscitan dudas acerca de lo que pasa comúnmente por conocimiento; y si estas dudas se han de aclarar, en modo alguno lo harán solo mediante un estudio especial al cual damos el nombre de «filosofía». En consecuencia, el primer paso que puede darse para definir esta palabra consiste en indicar esos problemas y esas dudas, los cuales constituyen asimismo el primer paso en el verdadero estudio de la filosofía. Entre los problemas filosóficos tradicionales hay algunos que no se prestan, según mi parecer, a ningún tratamiento intelectual por sí mismos, ya que trascienden nuestras facultades cognoscitivas; por lo tanto, no trataremos de estos problemas. Hay otros, sin embargo, que, aunque no sean susceptibles de que pueda dárseles solución definitiva por ahora, lo son al menos de que se muestre la dirección que ha de seguirse para lograrla y el género de solución que les conviene, y que tal vez se alcance con el tiempo.
La filosofía se origina del esfuerzo inusitadamente obstinado por alcanzar el conocimiento verdadero. Lo que en nuestra vida ordinaria pasa por ser conocimiento adolece de tres defectos: está demasiado seguro de sí mismo; es vago; es contradictorio. Existe además otra cualidad que deseamos para nuestro conocimiento, y es la comprensión: deseamos que el área del mismo abarque la mayor amplitud posible. Pero esto incumbe más a la ciencia que a la filosofía. Un individuo no es mejor filósofo porque conozca mayor número de hechos científicos; si es la filosofía lo que le interesa, serán los principios, los métodos y las concepciones generales lo que aprenderá de la ciencia. El trabajo del filósofo empieza, por decirlo así, donde acaban los toscos hechos. La ciencia los reúne en haces por medio de las leyes científicas; y son estas leyes, más que los hechos originales, las que constituyen la materia prima de la filosofía. Esta implica la crítica del conocimiento científico, no desde un punto de vista fundamental distinto del de la ciencia, sino desde un punto de vista menos interesado en la armonía del cuerpo total de las ciencias especiales.
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