Roberto Torreti - Manuel Kant

Roberto Torretti —sin duda uno de los más relevantes filósofos de la ciencia— examina en esta obra los fundamentos de la filosofía crítica de Kant. Sin estridencias, y con la sobriedad que caracteriza su obra intelectual, Torretti ha escrito un libro insustituible. En sus páginas se indaga en los cursos de pensamiento y los problemas que hicieron nacer la CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA. Publicado por primera vez en 1967 y reeditado en 1980, la presente edición ha sido revisada y corregida por su autor. Al leerlo, comprende uno la rareza de que un libro en español sea la cita obligada en todas las bibliografías sobre Kant.

Roberto Torreti

Estudio sobre los fundamentos de la filosofía crítica

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turolero 03.06.15

Título original: Manuel Kant: Estudio sobre los fundamentos de la filosofía crítica

Roberto Torreti, 1967

Editor digital: turolero

Aporte original: SebastiánArena

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PARA CARLA

Und des Gottes freundliche Gaben,

die wir teilen, sie sind zwischen den Liebenden nur.

ROBERTO TORRETTI (15 de febrero de 1930). Doctor en filosofía por la Universidad de Freiburg, Torretti ha desarrollado su carrera académica en diversas universidades chilenas y extranjeras a partir de 1955, año en el que comenzó dictando clases de filosofía y psicología en la sede Valparaíso del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. También se ha desempeñado, entre otras cosas, como director del Departamento de Filosofía de la Universidad de Concepción y del ya mítico Centro de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, por el cual pasaron Patricio Marchant, Enrique Lihn y Nicanor Parra, entre otros destacados intelectuales y creadores nacionales. Al comenzar la década de 1970, Roberto Torretti abandonó el país y se radicó en Puerto Rico junto a Carla Cordua, lugar donde llevó adelante una fructífera labor tanto como catedrático de la Universidad de Puerto Rico —de la cual es profesor emérito— como en su rol de director de la revista Diálogos.

En el campo de la filosofía de las ciencias, Roberto Torretti es considerado no sólo uno de los principales exponentes de esta disciplina en lengua hispana, sino un referente obligado y uno de los máximos expertos en esta área del conocimiento. Esta reputación está ampliamente avalada por obras como Philosophy of Geometry from Riemann to Poincaré (1978), Relativity and geometry (1983) y El Paraíso de Cantor (1998), obras que se suman a una vasta producción en torno al espacio-tiempo y la filosofía de la geometría, por mencionar algunas de las principales preocupaciones de este autor.

Miembro de número de la Académie Internationale de Philosophie des Sciences y del Institut International de Philosophie, Roberto Torretti vive actualmente en Santiago, donde continúa desarrollando su labor de investigación.

[305] La cita procede del borrador de una carta de Kant a J. W. A. Kosmann , de septiembre de 1789. En la Crítica, Kant dice que la deducción empírica, que »muestra cómo un concepto ha sido adquirido por la experiencia y la reflexión acerca de ella«, no concierne a su legitimidad sino sólo al hecho de poseerlo (KrV, A 85/B 117). Con esta declaración se aparta, por cierto, de la terminología jurídica que decía adoptar; le es más fiel cuando escribe, un poco más adelante, que la derivación psicológica de los conceptos »propiamente no puede llamarse deducción, pues concierne a una cuestión de hecho« (KrV, A 87/B 119).

[306] En este contexto traduzco ‘Erscheinungen’ como ‘apariencias’ y no como ‘fenómenos’, porque según Kant ‘Phaenomenon’ justamente designa la Erscheinung determinada por categorías (KrV, A 248s). Véase el Apéndice IV.

[307] Compárense los textos citados de A 89-91/B 121-123 con pasajes como éstos: »Todas las intuiciones sensibles caen bajo las categorías, que son las condiciones bajo las cuales únicamente lo múltiple de aquéllas puede reunirse en una conciencia« (B 143). »La deducción trascendental de todos los conceptos a priori tiene pues un principio, que debe orientar toda la investigación, a saber: que ha de conocérselos como condiciones a priori de la posibilidad de la experiencia (ya sea de la intuición contenida en ella, o del pensamiento)« (A 94/B 126; según el texto de Ak). »La posibilidad y aun la necesidad de estas categorías descansa en la relación que la sensibilidad entera y con ella también todas las apariencias posibles tienen con la apercepción originaria, en la cual todo debe necesariamente ajustarse a las condiciones de la unidad cabal de la autoconciencia« (A 111). »Todas las apariencias, en cuanto mediante ellas deben dársenos objetos, tienen que someterse a las reglas a priori de su unidad sintética, conforme a la cual únicamente es posible su relación en la intuición empírica; esto es, ellas deben someterse, tanto a las condiciones de la unidad necesaria de la apercepción en la experiencia, como a las condiciones formales del espacio y del tiempo en la mera intuición« (A 110). Cf. también. B 136 (§17), etc.

[308] Según Kant, la conciencia del sujeto como tal supone la conciencia de algo persistente en el espacio, esto es, de un objeto externo. Por lo tanto, sólo es posible referir al puro sujeto un contenido de conciencia no articulado conforme a las categorías en el contexto de una experiencia de objetos, categorialmente articulada. Véase la »Refutación del idealismo«, KrV, B 274s, y mis explicaciones en §IV.3, pp. 673ss.

[309] En la R. 4634, Kant escribe: »En cada experiencia hay algo por lo cual un objeto nos es dado, y algo por lo cual es pensado. Si tomamos las condiciones comprendidas en las actividades de la mente, mediante las cuales únicamente puede ser dado, se puede conocer a priori algo de los objetos. Si tomamos aquello mediante lo cual únicamente puede ser pensado, se puede también conocer a priori algo de todos los objetos posibles. Pues sólo mediante esto deviene [wird] algo un objeto ante nosotros o se forma [wird] un conocimiento del mismo« (Ak 17:618). Y en la R. 5208: »Las cosas que nos son dadas a posteriori tienen que tener tanto una relación con el entendimiento, esto es, un modo de aparecer mediante el cual sea posible formarse un concepto de ellas, como una relación con la sensibilidad, esto es, un tipo de impresión mediante la cual sea posible recibir una apariencia. Por esto, todo lo que sólo podemos llegar a conocer a posteriori (por los sentidos) tiene que someterse a las condiciones universales de un concepto, es decir, ajustarse a las reglas por las cuales es posible formarse conceptos de las cosas y enlazarlo todo con los conceptos de las cosas y subordinarlo a ellos. Por tanto, todo aparecerá de tal modo que tenga que haber una posibilidad de conocerlo a priori« (Ak 18:118).

[310] »Hay tres fuentes subjetivas del conocimiento en que descansa la posibilidad de una experiencia en general y el conocimiento de los objetos de la misma: el sentido, la imaginación y la apercepción […]. El sentido presenta los fenómenos empíricamente en la percepción, la