Jorge Callo de Hacha Aviles - Manual del Perfecto Chairo

CALLODEHACHA

Manual del

Perfecto chairo

Cómo levantarte en armas sin

levantarte de tu cama

Ilustrado por Felix León

RAZONES PARA NO LEER ESTE LIBRO:

“EL DESEMPEÑO DEL TUITERO Y YOUTUBER JORGE AVILÉS EN EL HORARIO ESTELAR DE RADIO DEJA MUCHO QUE DESEAR.”

EL UNIVERSAL

“CALLO DE HACHA ES UN MACHO ASQUEROSO.”

CECILIA SOTO, EMBAJADORA Y CANDIDATA

A LA PRESIDENCIA DE MÉXICO

“CALLO DE HACHA ES LA MÁS LAMENTABLE REPRESENTACIÓN DEL PERIODISMO. CHAFA… NO LO ESCUCHA NADIE.”

FEDERICO ARREOLA,

DIRECTOR DE SDP NOTICIAS

“CALLO DE HACHA ES LO PEOR QUE HA PASADO EN LA HISTORIA DE LA RADIO EN ESTE PAÍS. PUEDEN CITARME.”

CHUMEL TORRES, YOTUBER

“CALLO DE HACHA, EL TRIUNFO DE LA INTOLERANCIA Y LA XENOFOBIA EN MÉXICO.”

BLASTING NEWS

“AUNQUE ERES MUY FAMOSO, UN FENÓMENO EN LAS REDES Y EN YOUTUBE, NO TENÍA POR QUÉ CONOCERTE.”

CIRO GOMEZ LEYVA

“EL MENTADO CALLO DE HACHA ES LAMENTABLE. TONTO E IGNORANTE AL MISMO TIEMPO”

DANIEL MORENO, DIRECTOR DE ANIMAL POLÍTICO

“QUE EL BUFÓN SEA CALLO DE HACHA, ENTONCES LE ESCUPES, LO HUMILLAS (…) HASTA QUE NO SE LASTIME NO TE HACE REÍR”

SERGIO ZURITA, CONDUCTOR DE RADIO

“QUÉ BUENO QUE CALLO DE HACHA FUE REEMPLAZADO POR UN PERIODISTA PROFESIONAL COMO LEONARDO CURZIO, AUNQUE SEA POR UNA HORA”

DOCTOR, DOCTOR JOHN ACKERMAN

“ME APENA QUE DE ENTRADA ESTÉS FALTANDO A LA VERDAD Y MENCIONES A TELEVISA COMO EL ÚNICO MEDIO QUE REPORTÓ MENTIRAS. DEBERÍA DARTE VERGÜENZA.”

PAOLA ROJAS

“CALLO DE HACHA, LOS FELICITO A TI Y A TODO TU EQUIPO, UNO RECONOCE QUE EN EL NIVEL DE LOS JÓVENES, LOS MILLENNIALS, LA GENTE INDEPENDIENTE, TIENES MUCHA CREDIBILIDAD”

RICARDO MONREAL

“SI NO PUEDES REÍRTE DE TI MISMO, TE ESTÁS PERDIENDO EL MEJOR CHISTE DE TU VIDA.”

ANÓNIMO

A mis enemigos, los perdono.

ÍNDICE

MI PRIMERA VEZ FUE CON UN HOMBRE

F ue una tarde de domingo del año 2006 cuando decidí entregarle lo más preciado que tenía a un hombre que no sólo era 32 años mayor que yo, sino que había conocido apenas uno meses antes. Para ser sinceros, tampoco era un completo desconocido (no soy tan fácil), había leído sobre él en los periódicos, lo había visto en la televisión, y escuchado en la radio. Todos hablaban de él y me advertían de lo peligroso que sería que un hombre así llegara a mi vida, pero eso me atraía aún más.

Doce años después, esa decisión cambiaría mi vida para siempre.

Momento… ¿pensaste que hablaba de la primera vez que tuve RELACIONES SEXUALES? En primera, nos acabamos de conocer y creo que es muy pronto para eso (así que lo dejé para la sección de SEXO , ya que nos tengamos más confianza) y en segunda, a nadie le interesa leer acerca de cómo perdí mi virginidad en el asiento trasero de un Ford Ka en el estacionamiento de Peter Piper Pizza . Así que Carolina, si estás leyendo este libro, lo siento mucho por lo que tú y yo sabemos fue la peor noche de tu vida. Velo por el lado amable, no duró mucho.

Así fue como esa tarde de 2 de julio del 2006 voté por Andrés Manuel López Obrador. Estaba orgulloso de mi decisión y hasta sentía cierto aire de superioridad moral al respecto: a diferencia de mis papás que solo se la pasaban quejándose del gobierno, gracias a mí, esta vez México sería diferente. Ese fue el segundo error.

Hasta entonces yo nunca había sido mucho de hablar de política; acababa de cumplir 19 años, estudiaba la universidad y lo único que sabía sobre el tema era por mis padres y maestros que no paraban de hablar sobre la terrible situación en la que se encontraba el país y de cómo el gobierno era un monstruo creado por el PRI con el único propósito de robarte hasta los calzones. En mi casa, en la escuela y en el trabajo, todos coincidían en lo mismo: si no chingas, te chingan; el clásico “el que no tranza no avanza” era la única forma de sobrevivir a “a maldición de haber nacido en México”. Algunos de mis maestros eran menos cínicos y nos invitaban a estudiar en el extranjero: “quien quita, te va bien y te quedas allá". Otros, como mis papás, eran menos optimistas.

A diferencia de la generación de nuestros padres y abuelos, que lo vivieron en carne propia, para mi generación es difícil imaginar un país en el que salir a protestar en contra del gobierno pudiera terminar en una masacre estudiantil, o que un día pudieras comprar un kilo de tortillas en la tienda y al otro no te alcanzara ni para un pinche chicle. Lo malo es que a mi generación eso de la historia no se le da muy bien.

México es una mujer golpeada: golpeada por la corrupción, la impunidad y el cinismo de quienes prometen acabar mágicamente con nuestros problemas a cambio de nuestro voto, pero después terminan cambiando el color de su playera esperando que todo se nos olvide. Lo triste es que en muchos casos tienen razón: violencia en las calles, odio, manifestaciones (la avenida más importante del país secuestrada durante cuatro meses) y hasta dos presidentes al mismo tiempo (uno “espurio” y otro “legítimo”); mi país estaba polarizado al punto de odiarnos entre nosotros por la única razón de haber votado por el enemig o (cada quién tenía el suyo en la cabeza). Desde ese día todo se volvió una gran conspiración: cortinas de humo por todos lados y el nacimiento de la Mafia del Poder . México y yo nuca volveríamos a ser los mismos.

En el 2012, pensando más en una venganza en contra del sistema y creyendo que lo único que tenía que hacer para cambiar el país era entregarle mi voto a “ya sabes quién”, volví a votar por López Obrador (esa ya fue mi culpa). Así empezó mi relación con el chairismo . Todos hemos sido chairos alguna vez en nuestras vidas, algunos de visita y otros han decidido darle vacaciones al cerebro de forma permanente, pero nadie se salva de caer en sus garras y quien les diga lo contrario te está mintiendo. El chairismo no sólo se encuentra en la política, sino también en la oficina, el transporte público, en las redes sociales y hasta en la lucha por los derechos de las minorías.

Por eso escribí este libro, como un recordatorio para que no te pase lo mismo que a mí. Como diría Álvaro Vargas Llosa en su divertido libro, El perfecto idiota latinoamericano, “ lo alarmante no es tanto haber pasado por esas tonterías cuando joven, sino seguir repitiéndolas de viejo”. En otras palabras, lo malo no es haber sido un chairo, sino continuar siéndolo. No creo en la corrección política, ni en la censura. Al diablo con tus sentimientos en el proceso. Creo en el poder de la comedia, la libertad de expresión y estoy convencido de que las redes sociales han democratizado las opiniones de todos en el mundo, y si el riesgo es que de vez en cuando algún idiota como yo termine escribiendo un libro, vale la pena tomarlo.

No creo en las religiones (en ninguna), y a diferencia de lo que hayas visto en la Rosa de Guadalupe , tampoco creo que todos los pobres sean buenos y todos los ricos sean malos. Amo la libertad de expresión y creo fervientemente que en este país todos tenemos el derecho de decir lo que nos venga en gana (todavía).

¡Así es! hasta que chingue su madre _________________ .

Así que si eres de esos a los que les fascina ofenderse, déjame decirte algo: el mundo no gira a tu alrededor, no te lo tomes tan personal. Veamos este libro como un experimento de libertades, y si a las próximas semanas de la publicación fui envenenado, sabremos que he fracasado. Si eso sucede les ruego que hagan muchos chistes sobre mi muerte, todo el día, porque quien no sabe reírse de sí mismo, se está perdiendo un gran espectáculo.

No voy a aburrirlos con los detalles de cómo inicié con todo esto, aunque debo decir que dormir en mi coche y robar salchichas de los OXXO para comer te regalan anécdotas muy divertidas (¡toma eso, Poncho Romo!) que por lo pronto y por puro capitalismo me reservaré para el próximo libro…

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