¡A MIS EXTRAORDINARIOS PAPÁS! ¿DE CUÁNTAS MANERAS puedo agradecerles por amarme incondicionalmente? Ustedes personifican la integridad y me mostraron consistentemente los valores importantes bajo los cuales vivo ahora. Siempre me han apoyado en todo lo que hago, lamento todos los dolores de cabeza y las preocupaciones que les hice pasar. Papá: me enseñaste la importancia de la persistencia y me probaste a diario que existen hombres fuertes, amorosos y fieles. Mamá: siempre nos mostraste al mundo y a mí bondad, amor, amabilidad y sabiduría. Gracias por no abandonarme nunca, incluso en mis momentos de genuina estupidez. Mi oración constante a Dios es de agradecimiento por ustedes dos y por el amor que me han mostrado a lo largo de mi vida. Que Dios siempre les dé Su favor, Su gracia y una vida larga y saludable.
A mis hijos, Bella, Valentino y Alex: me recordaron que no podía rendirme y me amaron incluso cuando yo no era capaz de hacerlo. Recuerden siempre cuánto los amo, aunque hubo momentos en que no lo mostré de manera que ustedes pudieran entenderlo. Nada te prepara realmente para ser una mamá excelente; no existe un manual de instrucciones sobre cómo hacer todo bien. Entiendo que he cometido muchos errores, y lo lamento. Era una mamá joven e inexperta. A lo largo de mi dolor y mi crecimiento, aprendí a amarme y a mostrarles cuánto los amaba a todos. Le pido a Dios por ustedes y también por su hermanito recién nacido, Emiliano, que Dios siempre les dé sabiduría y los proteja todas sus vidas, y que sus propósitos los lleven a un lugar donde puedan servir a los demás con amor. ¡Nunca olviden cuánto los amo! ¡Los amo! ¡Los amo!
A Gilberto, mi esposo: me enseñaste lo que es amar. Y me amaste a pesar de mis heridas emocionales y sostuviste mi mano durante mi proceso de sanar, siempre enseñándome que es más que aceptable ser vulnerable; me ayudaste a tener el valor de amarte, independientemente de mi pasado. ¡Me ayudaste a descubrir que soy digna de ser amada! Eres la respuesta a mis oraciones, y me siento bendecida de que Dios te haya puesto de nuevo en mi camino. Gracias por compartir conmigo el regalo de Dios, nuestro hijo Emiliano. ¡Los amo!
Nick y Sofía: gracias por aceptarme y darme la oportunidad de formar juntos una familia con su papá.
A Alexandra Boos, mi compañera de oración, amiga y agente: mamita, has estado conmigo en las buenas y en las malas desde el primer día, y amablemente me halaste las orejas cuando lo necesitaba, pero siempre con amor. ¡Hemos celebrado, llorado y orado juntas en todo este camino, y ahora hacemos realidad tantos sueños después de tantos años! ¡GRACIAS POR HACER ESTE VIAJE CONMIGO INCONDICIONALMENTE Y SIEMPRE declarando con tus palabras sólo deseos de bendición sobre mi vida! ¡Gracias por creer en mí cuando nadie más creía!
También quiero recordar a mi precioso sobrino, Orlando, quien murió demasiado joven y siempre sonreía sin importar lo profundo de su dolor. Quiero agradecerte, Lolo, por enseñarme a ser más compasiva y recordarme que nuestro tiempo en esta tierra no es eterno. Eres un ángel que trajo muchas lecciones a mi vida. ¡Siento escalofríos cada vez que me acuerdo de ti! Pienso en ti siempre que veo un colibrí en el jardín y cuando veo los ojos de tu hermanita. Te amo, Lolo. ¡Que Dios te tenga en Su gloria!
Y a la memoria imborrable de Carlos: ¡me revelaste mi amor por el baile y me enseñaste la importancia de tener un corazón lleno de amor a pesar de las palabras y acciones desconsideradas de la gente! Me enseñaste a soltarme y bailar, aun cuando lloraba. Carlos: siempre me enseñaste que mi belleza interior era lo más importante y, al mismo tiempo, me ayudaste a ganar confianza en mi propia persona. Me escuchaste y siempre me hiciste sentir hermosa. ¡Transformaste mi alma y mi visión de lo que realmente significa la belleza! ¡Te extraño tanto!
Contenido
HOLA, MAMACITA. ESTOY MUY CONTENTA DE QUE ESTÉS aquí.
Soy la autora del libro que tienes en tus manos en este momento, y me emociona mucho que lo estés leyendo. Me han pasado muchas cosas (algunas emocionantes, otras bastante locas) y he perdido la cuenta de la cantidad de veces que me han dicho: «Deberías escribir un libro». Durante un tiempo, no fue algo en que pensara siquiera. Me considero una persona positiva; sin embargo, siendo sincera, estaba en un camino bastante complicado: pasé por un montón de mierd*. Pero mi vida ha cambiado. Ahora soy life coach, y al recordar algunas de mis experiencias, mi deseo más profundo es apoyar a quienes estén enfrentando sus propios retos. Si contar mi historia puede evitar que alguien se despiste como yo, o animar a otras a hacer algo por sí mismas, entonces... ¡el propósito de mi libro se habrá cumplido!
Así que... hay mucho que contar. Mis tres hijos. Mis maridos. Bueno, exmaridos. Mi improbable carrera como modelo de talla grande. Mi inesperada, increíble y verdadera historia de amor. La vez que casi me muero. Y... espera...
Respira, Rosie.
Okey. Creo que voy muy rápido. ¿Por dónde empiezo?
Supongo que debería empezar como con la mayoría de las cosas que hago: con una taza grande de café mexicano negro recién hecho.
Nadie prepara un mejor café mexicano auténtico que mi mamá. Al despertar en su casa, te recibe el olor a ese café con canela, uno de mis olores favoritos. Si cierro los ojos sólo un minuto, puedo sentir el calor de ese aroma junto con una imagen de mi mamá haciendo bullicio mientras le prepara el café a mi papá. El café no era sólo una bebida para el desayuno; mi mamá lo preparaba siempre por la noche después de la cena. Mientras hacíamos la tarea, mi mamá y mi papá se sentaban a la mesa en la cocina, tomaban su café y hablaban: platicaban sobre su día, sus preocupaciones y sus alegrías. Para mí, esta rutina representaba algo que anhelaba profundamente: un amor maduro. Se aman, son feroces cuando se trata de cuidar a su familia, se comunican, comparten metas y sueños, y trabajan juntos para hacerlos todos realidad. Como todas las parejas, no siempre estaban de acuerdo, pero sólo con verlos... sabía que arreglarían sus diferencias con mucho respeto y dando al otro su lugar. ¡Y siempre resolvían sus desacuerdos antes de irse a dormir!
La verdad es que mi papá era algo así como un sargento. Tiene un carácter fuerte. Pero es un caballero: siempre tiene tiempo para mi mamá, y ella suaviza su personalidad. Uno de mis recuerdos favoritos de mis papás es ir caminando a su espalda y ver a mi papá tomar la mano de mi mamá. Incluso cuando era niña, me gustaba mirarlos tomados de la mano. La imagen que siempre he tenido de mi papá es de fortaleza y protección. Mientras mi papá estuviera allí, sabía que todo estaría bien. Pero nunca hubo duda de que mis papás, que también son socios, están conectados por algo más fuerte que la familia, los hijos, la casa, las facturas y la vida diaria: siempre se han amado. Yo podía percibirlo. Y eso es lo que siempre he querido para mí.
Puede que no te des cuenta, pero el amor es lo que nos ha reunido a ti y a mí. Después de todo, es la verdadera razón por la que escribí este libro. ¿Te sorprende el título? Sí, lo sé: y créeme que llegaremos a ese tema. Pero el libro que tienes en manos trata, sobre todo, del amor. El amor siempre fue mi objetivo de vida, algo que siempre quise dar y recibir.
Resulta que el amor no siempre es fácil. Y probablemente soy la última persona que esperas que escriba un libro con consejos para los demás, porque he tenido mi dosis de altibajos en ese tema (ya leíste antes sobre mis exmaridos). Además, durante la mayor parte de mi vida me han dicho cosas por mi peso. Y dejé que afectara la forma en que me veía a mí misma. Cuando empecé como modelo de talla grande, pesaba más de ciento ochenta kilos. (Aun después de perder noventa, la gente me sigue llamando «gorda»). Y soy latina. Soy mujer. Muchas veces he tenido poco o nada de dinero en mi cuenta bancaria. He tenido que alejarme de ciertas personas. He tenido que