Otto Penzler, Ed McBain, Michael Connelly, Joyce Carol Oates, Walter Mosley, Laura Lippman, Nelson DeMille, Thomas H. Cook, Andrew Klavan, John Connolly, Lorenzo Carcaterra, J. A. Jance, Ian Rankin, Jay McInerney, S. J. Rozan, Anne Perry, Elmore Leonard, Jeffery Deaver,
Mujeres peligrosas
Traducción de Mirta Rosenberg
Título original: Dangerous women
Para Lisa Michelle Atkinson,
cuya perfección la vuelve peligrosa
¿Qué hace peligrosa a una mujer? Existen innumerables opiniones al respecto, dependiendo de la experiencia del hombre o la mujer que responda.
Personalmente, creo que las mujeres más peligrosas son aquellas que resultan irresistibles. Cada uno de nosotros puede tener un punto débil particular, un talón de Aquiles indiscernible para los demás, o podemos compartir puntos sensibles universales que todo el mundo entiende. Puede ser la gran belleza de una mujer, o su encanto, o su inteligencia, aquello que conquista nuestros corazones. Puede ser la manera en que se aparta el cabello de los ojos, o la manera de reírse, o su forma de estornudar.
Puede ser intensamente consciente de su poder, o desconocerlo por completo. Una lo usará como si fuera un arma con filo de acero, otra como manto de seguridad, para ocultarse. La intención y el propósito no aumentan ni disminuyen el poder, y ese es el mayor peligro de todos los que son seducidos y sometidos por él.
El poder es peligroso. Podemos reconocerlo, incluso temerle, pero si deseamos el calor de esa llama, arriesgaremos todo para estar tan cerca de ella como sea posible.
Las mujeres peligrosas han existido siempre. ¿Recuerdan a Dalila? Los escritores siempre han entendido la feroz atracción que ejercen las mujeres peligrosas y la han usado incesantemente como recurso literario. Casi todas las grandes mujeres de la historia, así como las figuras femeninas literarias más significativas, han sido peligrosas. Tal vez no para todo el mundo, pero con frecuencia sí para los que se han enamorado de ellas. Por las mujeres peligrosas, los hombres han matado, traicionado a su patria, a sus seres queridos y a sí mismos, han abdicado de sus tronos y cometido suicidio. A veces, las mujeres peligrosas han sido dignas de esos gestos… dignas de que alguien arriesgara todo y abandonara las cosas más preciadas.
Muchos detectives de la literatura han reparado en las mujeres peligrosas. Sam Spade se enamoró de Brigid O'Shaughnessy, mientras que Philip Marlowe y Lew Archer han sido frecuentemente perseguidos por ellas, y a veces se dejaron atrapar.
Sherlock Holmes, aunque se permitió enamorarse de Irene Adler ("la cosa más primorosa que puede encontrarse en este planeta debajo de un sombrero"), sentía una famosa e intensa aversión hacia casi todos los miembros del sexo opuesto. "Nunca se puede confiar del todo en las mujeres… ni siquiera en las mejores", afirma Holmes en El signo de los cuatro. "Le aseguro que la mujer más encantadora que conocí en mi vida fue ahorcada por envenenar a tres niños pequeños, para cobrar el dinero del seguro".
Aunque Archie Goodwin ama a las mujeres, su jefe, Nero Wolfe, habla generalmente como un misógino. "Se puede confiar en las mujeres para cualquier cosa, salvo en su constancia", dice. Y más aún, cuando se lo encuentra particularmente de mal humor, declara: "Las vocaciones a las que mejor se adaptan son la argucia, el enredo, la autopromoción, la zalamería, la hipocresía y la procreación".
Y ni Holmes ni Wolfe se topan con mujeres peligrosas en estas páginas. Esas mujeres los habrían consternado y horrorizado. Y también fascinado, tal como presumo que le ocurrirá a usted. Verían frustado su deseo de saber qué se proponían ellas, hacia dónde pretendían ir, qué adorables trucos escondían en la manga.
A partir del duradero éxito de Hammett, Chandler, Mac Donald, Doyle y Rex Stout, resulta claro que esos escritores entendían mucho, incluyendo la capacidad de seducción, de cierta clase de mujeres peligrosas. Los autores incluidos en este volumen han demostrado similares logros al presentar un conjunto de femmes fatales para deleite del lector… y para provocarle un estremecimiento de alivio porque ninguna de ellas forme parte de su vida. Al menos, por su bien, es de esperar que no lo sean.
Lorenzo Carcaterra es autor de seis libros, incluida la polémica novela Sleepers, que se convirtió en el best seller que encabezó la lista del New York Times y también en una película importante protagonizada por Brad Pitt, Robert De Niro, Dustin Hoffman, Kevin Bacon y Minnie Driver. En la actualidad es guionista y productor para la serie La ley y el orden, de NBC.
Después de una exitosa carrera como periodista, Michael Connelly se dedicó a escribir ficción y publicó The Black Echo [El eco negro], donde presentó al detective Hyeronimus Bosch del Departamento de Policía de Los Ángeles, y con el que ganó el premio Edgar Allan Poe de la Sociedad de Escritores de Misterio de los Estados Unidos. Continuó con otras tres novelas de Bosch, Black Ice [Hielo negro], The Concrete Blonde [La rubia de hormigón] y The Last coyote [El último coyote], y después escribió un thriller independiente, The Poet [El poeta]. Por ser uno de los autores más celebrados por el mundo, sus libros se han convertido automáticamente en best sellers en muchos países.
El joven escritor irlandés John Connolly ha trabajado como barman, funcionario local del gobierno, camarero, portero de la tienda departamental Harrods y periodista. El ex policía Charlie Parker fue presentado en 1999 en el libro Every Dead Thing [Todo lo que muere], volumen al que le siguió la saga formada por Dark Hollow [El poder de las tinieblas], The Killing Kind [Perfil asesino] y The White Road [El camino blanco]. La novela más reciente de Connolly, Bad Men, es un thriller independiente. Ningún escritor de hoy combina mejor que él la novela policial con elementos sobrenaturales.
Cuando la Sociedad de Escritores de Misterio de los Estados Unidos distinguió a Thomas H. Cook con el premio Edgar Allan Poe en 1997 por The Chatham School Affair, reconoció con retraso a uno de los mejores escritores del género policial del país. Ya antes había sido nominado para ese premio en otras dos categorías, la de mejor primera novela y la de mejor crimen real, y había ganado el premio Herodoto por mejor cuento histórico del año con su relato "Fatherhood".
Jeffery Deaver trabajaba como periodista cuando decidió cursar leyes para convertirse en escritor legal. En cambio, practicó la abogacía durante varios años y, en sus viajes cotidianos, empezó a escribir narrativa de suspenso con extraordinario éxito. Ha sido nominado para cuatro premios Edgar, y ganó tres veces el premio Ellery Queen de los Lectores por el mejor cuento del año. Sus novelas de Lincoln Rhyme son un número fijo en todas las listas de best sellers; El coleccionista de huesos fue convertido en película, protagonizada por Denzel Washington en el papel del inválido ex oficial forense y por Angelina Jolie encarnando a la joven policía que logra llevar ante la Justicia a un asesino serial.
Pocos escritores venden tantos libros como Nelson DeMille, cuyos exitosos thrillers han vendido más de treinta millones de ejemplares en todo el mundo. Notables por su impecable trama y estilo distinguido, entre sus best sellers se cuentan The Lion's Game [El juego del león], Plum Island [Isla misteriosa], Spencerville [Triángulo mortal], Gold Coast [La costa de oro], Word of Honor [Conjura de silencio] y The General's Daughter [La hija del General], una novela puramente policial que llegó al cine protagonizada por John Travolta y con guión cinematográfico de William Goldman. "Cita" es su primer cuento en veinte años.
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