Émile Michel
Rembrandt
Pintor, dibujante, grabador
Volumen I
Texto: Émile Michel (adaptación)
Traducción: Millan Gonzales
Diseño y maquetación:
Baseline Co. Ltd.
33 Ter – 33 Bis Mac Dinh Chi St.
Star Building, 6 th floor
District 1, Ho Chi Minh City
Vietnam
© Sirrocco, Londres, UK (versión inglesa)
© Parkstone Press International, New York, USA
© Confidential Concepts, Worldwide, USA
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ISBN: 978-1-78525-677-6
Índice
1. Autorretrato, 1628-1629. Óleo sobre madera, 22,6 x 18,7 cm. Rijksmuseum, Ámsterdam.
I El comienzo de su carrera
Su educación
Rembrandt nació el 15 de julio de 1606 en Leiden. La fecha de 1606, a pesar de ser extremadamente probable, no está del todo libre de sospecha. Era el quinto de seis hermanos, hijos del molinero Harmen Gerritsz, nacido en 1568 o 1569, que se casó el 8 de octubre de 1589 con Neeltge Willemsdochter, hija de un panadero de Leiden que había emigrado de Zuitbroeck. Ambos pertenecían a la clase media baja, si bien sus condiciones de vida eran relativamente cómodas. Harmen se había ganado el respeto de sus conciudadanos, y en el año 1605 fue designado delegado de una zona del Barrio del Pelícano. Parece que no desempeñó mal el cargo, ya que en 1620 fue reelegido. Era un hombre que había recibido una educación, como se puede inferir de la firmeza de escritura que refleja su firma. Tanto él como su hijo mayor solían firmar como van Ryn (del Rin) y Rembrandt añadió esta designación a su monograma en muchas de sus obras de juventud. Como prueba definitiva de la prosperidad familiar, hay que destacar que poseían una tumba junto al púlpito en la iglesia de San Pedro.
No se ha conservado ningún registro de la temprana juventud de Rembrandt. Sin embargo, podemos estar seguros de que su formación religiosa era objeto de una especial atención por parte de su madre, que se afanó por inculcar a su hijo los principios morales que darían forma a su concepción de la vida. Entre los muchos retratos de su madre pintados o grabados por Rembrandt, la inmensa mayoría la representan con una Biblia al alcance, cuando no en la mano. Los pasajes que le leía y las historias que seleccionaba para él, causaron una impresión vívida y profunda en el niño que, más adelante se inspiraría en ellos para una gran parte de su obra. En aquella época, además de los rudimentos de la gramática, la caligrafía era consideraba una rama muy importante de la educación. Rembrandt aprendió a escribir en su propia lengua con bastante corrección. Su ortografía no presenta más errores que la de muchos de sus contemporáneos más distinguidos. Su escritura es muy legible, y en cierta medida podría tildarse incluso de estilizada. Además, la claridad de algunas de sus firmas hace honor a las lecciones recibidas cuando niño. Pensando en su porvenir, los padres de Rembrandt lo habían matriculado en los cursos de literatura latina que ofrecía la Universidad. Sin embargo, el muchacho mostró una indiferencia absoluta por los estudios. Parece que la lectura no era muy de su agrado, a juzgar por el escaso número de libros que se encontraron en el inventario de sus pertenencias realizado en su edad madura.
Aunque su deleite por la pintura era grande, la cotidianidad de la vida rural de Leiden le deparaba placeres aún mayores, a los que sin falta dedicaba sus horas de descanso. A pesar de que era de natural tierno y afectuoso, prefería observar el mundo desde la distancia y vivir apartado siguiendo un estilo propio. Este amor por lo rural que iría incrementándose con los años se manifestó muy pronto en la vida del pintor. Los padres de Rembrandt, reconociendo su disposición innata para la pintura, decidieron sacarlo de la escuela de latín.
Renunciando a la carrera que habían imaginado para él, le permitieron escoger su propia vocación cuando apenas contaba quince años de edad. Sus progresos acelerados por esta nueva trayectoria retribuirían con creces las ambiciones de su familia.
Sin embargo, en aquella época Leiden no ofrecía muchas posibilidades a un estudiante de arte. La pintura, tras un breve período de esplendor y actividad, había cedido el paso a las ciencias y a las letras. En 1610 hubo un primer intento infructuoso de fundar allí un Gremio de San Lucas; ciudades vecinas de Leiden, como La Haya, Delft y Haarlem contaban, por el contrario, con numerosos y distinguidos maestros entre los miembros de sus respectivas compañías. Los padres de Rembrandt, sin embargo, consideraron que este era demasiado joven para partir del hogar y decidieron que su período de aprendizaje debía desarrollarse en la ciudad natal. La elección de Jacob van Swanenburch, artista hoy caído en el olvido pero muy estimado por sus contemporáneos, como maestro del joven Rembrandt estuvo influenciada por largos años de intimidad y quizá por algún vínculo familiar.
No obstante, la enseñanza que Rembrandt recibió de este profesor no fue mucho más allá de los rudimentos básicos de su arte. Swanenburch, por otro lado, lo trataba con una delicadeza inusual en las relaciones maestro-aprendiz. En la época, las condiciones de un aprendiz eran a menudo muy estrictas: los contratos que estos firmaban implicaban una servidumbre absoluta que los dejaba a merced de un régimen del que los menos voluntariosos terminaban huyendo. Swanenburch pertenecía por nacimiento a la aristocracia de su ciudad natal. Durante los tres años que pasó a su cargo, los progresos de Rembrandt fueron tales que despertó el interés de sus conciudadanos quienes le auguraban un futuro prometedor y “esperaban entusiasmados la gloriosa carrera que se abría a los pies de su paisano”.
2. Autorretrato, hacia 1629. Óleo sobre madera, 38 x 31 cm. Germanisches Nationalmuseum, Núremberg.
3. Autorretrato a los 23 años, 1629. Óleo sobre madera, 89,7 x 73,5 cm. Isabella Stewart Gardner Museum, Boston.
4. Autorretrato, hacia 1630. Óleo sobre madera, 69,7 x 57 cm. Walker Art Gallery, Liverpool.
5. Autorretrato, 1632. Óleo sobre madera, 63,5 x 46,3 cm. The Burrell Collection, Glasgow.
Terminando su noviciado, a Rembrandt no le quedaba nada más que aprender de Swanenburch, y por fin había alcanzado la edad suficiente como para abandonar el hogar paterno. Sus padres accedieron a que se marchara para perfeccionarse en un centro artístico de mayor importancia. Eligieron la ciudad de Ámsterdam y a Pieter Lastman como maestro, dado que en aquel entonces era un pintor muy célebre.
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