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biblioteca eduardo galeano
Eduardo Galeano
EL CAZADOR DE HISTORIAS
Galeano, Eduardo
El cazador de historias.- 1ª ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2016.
Libro digital, EPUB (Biblioteca Eduardo Galeano)
ISBN 978-987-629-642-7
1. Literatura Uruguaya. I. Título.
CDD U860
© Eduardo Galeano
© 2016, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.
Diseño de colección: Tholön Kunst
Adaptación de portada: Eugenia Lardiés
Ilustración de portada: Dibujo del Monstruo de Buenos Aires, así llamado por el sacerdote francés Louis Feuillée, que anduvo por el sur de América en 1724 y publicó en París lo que había vivido.
Ilustraciones de interiores: Collages de Eduardo Galeano, inspirados en autores anónimos del arte popular y en obras de April Deniz, Ulisse Aldrovandi, William Blake, Albrecht Dürer, Theodor de Bry, Edward Topsell, Enea Vico, Pieter Brueghel el Joven, Hieronymus Bosch, J.-J. Grandville, Collin de Plancy y Jan van Eyck.
Digitalización: Departamento de Producción Editorial de Siglo XXI Editores
Primera edición en formato digital: abril de 2016
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
ISBN edición digital (ePub): 978-987-629-642-7
Nota del editor
Eduardo Galeano murió el 13 de abril de 2015. En el verano de 2014 habíamos cerrado hasta el último detalle de El cazador de historias, incluida la imagen de cubierta que, como solía suceder, él mismo había elegido, la del Monstruo de Buenos Aires que ilustra esta edición. Había dedicado los años 2012 y 2013 a trabajar en este libro. Dado que su estado de salud no era bueno, decidimos demorar la publicación, como un modo de protegerlo del trajín que implica todo lanzamiento editorial.
En sus últimos meses de vida siguió haciendo una de las cosas que más disfrutaba hacer, que era escribir y pulir los textos una y otra vez. Había empezado una nueva obra, de la que dejó escritas unas cuantas historias; le gustaba la idea de llamarla Garabatos. Luego de su muerte, cuando fue posible retomar el plan de publicar El cazador de historias, volvimos sobre ese proyecto inacabado, releímos las historias y sentimos que varias de ellas tenían tanto en común con las de El cazador que merecían integrarse al volumen. Por eso, una veintena de esos “garabatos” forman parte de este libro.
Varios de ellos tenían como tema la muerte. Eduardo siempre fue un hombre sobrio, quizás haciendo honor a sus genes galeses de los que tanto renegaba, y no solía hablar en tono grave de sus enfermedades o dolencias, ni siquiera en los últimos tiempos. Este puñado de textos parecían ser una huella de lo que imaginaba o pensaba sobre la muerte. Son tan bellos e impactantes que quisimos incluirlos, y para eso nos permitimos sumar una cuarta parte al libro original. A esta sección le dimos el título de un poema que él había dispuesto como cierre del volumen, y que efectivamente clausura esta obra: “Quise, quiero, quisiera”.
Fuera de estos agregados, respetamos todas sus indicaciones, obsesivas y amables como siempre.
No es sencillo poner el punto final a esta tarea en la que no estuvimos solos. Daniel Weinberg aportó valiosos comentarios y observaciones. Gabriela Vigo y el resto del equipo de Siglo XXI trabajaron con profesionalismo durante el largo proceso de edición, seguramente motivados de modo especial por el particular cariño que todos le tenían y le tienen a Eduardo.
Agradezco a Helena Villagra su preciosa ayuda para dar forma definitiva a El cazador de historias. Fue un trabajo placentero, de reencuentro con un autor muy querido, y al mismo tiempo inevitablemente difícil.
Carlos E. Díaz
Gratitudes
Este libro está dedicado a los compañeros que me ayudaron haciéndolo: Alfredo López Austin, Mark Fried, Lino Bessonart, Carlos Díaz, Pedro Daniel Weinberg y otros amigos. Y sobre todo y siempre, a Helena Villagra.
Molinos de tiempo
Huellas
El viento borra las huellas de las gaviotas.
Las lluvias borran las huellas de los pasos humanos.
El sol borra las huellas del tiempo.
Los cuentacuentos buscan las huellas de la memoria perdida, el amor y el dolor, que no se ven, pero no se borran.
Elogio del viaje
En las páginas de Las mil y una noches, se aconseja:
—¡Márchate, amigo! ¡Abandónalo todo, y márchate! ¿De qué serviría la flecha si no escapara del arco? ¿Sonaría como suena el armonioso laúd si siguiera siendo un leño?
Los libres
En los días, los guía el sol. En la noche, las estrellas.
No pagan pasaje, y viajan sin pasaporte y sin llenar formularios de aduana ni de migración.
Los pájaros, los únicos libres en este mundo habitado por prisioneros, vuelan sin combustible, de polo a polo, por el rumbo que eligen y a la hora que quieren, sin pedir permiso a los gobiernos que se creen dueños del cielo.
Una nación llamada Basura
En 1997, el navegante Charles Moore descubrió al sur del océano Pacífico un nuevo archipiélago, hecho de basura, que ya era tres veces más grande que toda España.
Las cinco islas que forman este inmenso basurero se alimentan de plásticos, neumáticos usados, fierros viejos, residuos industriales y minerales, y muchísimos otros desperdicios que la Civilización arroja desde las ciudades hacia la mar abierta.
En el año 2013, se inició una campaña para otorgar categoría de estado a esta nueva nación, que bien podría tener bandera propia.
Aprendices de brujos
Desde principios de este milenio, hay expertos que trabajan para salvar a la humanidad en laboratorios dignos del doctor Frankenstein.
Se han instalado en las islas Caimán, pero no para evadir impuestos, como podrían pensar los malpensados, sino para inventar nuevos métodos para acabar con el recalentamiento del planeta y otras maldiciones.
Para combatir el desastre climático, han sembrado nubes en el cielo mientras enfriaban la tierra lanzando cañonazos de azufre a la atmósfera y a la estratósfera. Y para acabar con los mosquitos, han generado millones de machos estériles, los mosquitos transgénicos, que engañan a las mosquitas con promesas de amor pero jamás se reproducen.
Autismo
Mientras la publicidad ofrece, en la tele, cuerpos de automóviles más eróticos que los desnudos humanos, la divinización de las ruedas y el desuso de las piernas se están convirtiendo en una enfermedad universal.
A principios de este siglo, las encuestas internacionales revelaron datos elocuentes: la mayoría de la gente contestó que la peor desgracia que te puede ocurrir es que te roben el automóvil y no puedas recuperarlo.
Adivinanza
Los amigos se reunieron en un gran banquete, con una única condición: iban a comer con los ojos vendados.
Al final, el cocinero pidió:
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