Para Vanessa Danz.
Gracias por todo tu apoyo y tu amor
mientras escribía este libro.
Sin ti, Fynn y Tallulah
no hubiera podido hacerlo.
Título original: A-Z Game of Thrones
Edición en formato digital: octubre de 2018
by Martin Howden, 2012, 2015
John Blake Publishing Ltd., 2012
2018, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
Diseño de portada: Estudio Ediciones B
Martin Howden
Breve enciclopedia de Juegos de Tronos
Hay un antes y un después de Juego de Tronos en la historia del entretenimiento. La serie de mayor éxito de todos los tiempos es una mezcla explosiva de intrigas políticas y familias disfuncionales, situadas en una trama adictiva de fantasía épica, que ha cautivado la imaginación de millones de telespectadores en todo el mundo.
La adaptación de HBO de la serie de novelas Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, está protagonizada por un elenco de actores estelares y es la crónica de las violentas luchas entre los diferentes reinos y las familias que los gobiernan en su lucha por controlar el Trono de Hierro.
Elogiada por la crítica y adorada por el público, Juego de Tronos tiene fascinada a la audiencia gracias a sus personajes memorables, sus giros sorprendentes, con muertes incluidas, y su violencia y erotismo.
Esta guía comenta y analiza los principales hilos narrativos y los temas de fondo que han hecho de Juego de Tronos la serie de éxito que ahora ese. También encontrarás aquí biografías de los principales actores, guías de episodios, un análisis de cómo la serie se ha convertido ya en parte de la cultura popular mundial, una mirada en profundidad al fascinante mundo creado por George R.R. Martin y mucho, mucho más.
A
ADAPTACIÓN
Era imposible llevar a la pantalla la saga de fantasía Canción de Hielo y Fuego; eso opinaban muchas personas y no es un detalle menor que entre ellas se contara su propio creador, George R. R. Martin. Era demasiado densa, tenía demasiados personajes y había demasiadas subtramas argumentales para que fuera posible entretejerlas todas en una película de tres horas. La palabra clave era «demasiado» y quitar algo sustancial era como manipular un castillo de naipes: un solo roce hace que todo se desmorone.
Además, había que pensar en los fans. La devoción no es incondicional y cortar rebanadas enteras de texto para hacer una película que llevara el título de la saga pero no su corazón hubiera despertado una reacción tan rápida como virulenta. Por otra parte, los lectores de esta saga no son los típicos del género. Martin le ha suministrado a la fantasía una inyección de literatura general, gracias al ritmo de la historia, la legibilidad de los personajes y la intensidad de las escenas de acción. Al prescindir del héroe, la ramera, el villano y la bruja, que son los ingredientes habituales de la fantasía, Martin le da una gran profundidad a sus personajes. Son personas de verdad en un mundo de verdad, al menos el mundo que él ha creado.
Había otra solución para resolver el problema del demasiado: adaptarla para televisión era claramente la mejor opción. Eso dejaba una puerta abierta, pero seguiría requiriendo paciencia. No se podía explicar todo y seguir algunas líneas argumentales resultaría al principio un poco difícil. No obstante, habría recompensas, ya que el mundo de Martin iría volviéndose más claro a medida que progresara la serie.
Por suerte, aquello no era nuevo para los telespectadores de las dos últimas décadas. Eso tenemos que agradecérselo a HBO, la cadena que iba a supervisar la adaptación televisiva de las novelas para convertirlas en la serie Juego de Tronos. HBO es, indiscutiblemente, la reina de la televisión refinada, gracias a su sistema de conseguir el dinero a base de suscripciones en vez de a través de la publicidad, lo que significa que no le afectan las habituales imposiciones con las que han de cargar otras cadenas.
Tras el éxito de series como The Wire y Los Soprano, entre otras, los telespectadores están acostumbrados a mundos en los que hay que meterse a fondo porque lleva tiempo que desplieguen las historias. Los personajes van tomando cuerpo en vez de aparecer a la primera de cambio como si ya hubieran alcanzado la cumbre de la virtud humana. A diferencia de lo que sucedía antes, cuando la televisión se consideraba la hermana fea del apuesto hermano que era el cine, ahora la pequeña pantalla puede ser garantía de excelencia; de hecho, mucha gente la elige para entretenerse el fin de semana y se pasa seis horas ante un mundo nuevo en el televisor en vez de ir al cine.
El viaje a la pantalla de Juego de Tronos empezó en 2006 en la comida que dos hombres jóvenes compartieron con uno de mayor edad, un orondo mago que suele ir completamente de negro. George R. R. Martin ya había oído de todo. Aquellos dos hombres no eran los primeros que acudían a él pensando en verter su descomunal saga a la pantalla. Desde que se publicó el libro por primera vez, Hollywood había cortejado a Martin. Él escuchaba, desde luego: siempre se mostraba cortés, reprimía los bostezos y evitaba poner los ojos en blanco cuando los productores entonaban odas a la franquicia al mismo tiempo que explicaban todas las escenas que tendrían que cortar para convertirla en una película. Luego Martin se iba a su casa tras rechazar la oferta, a pesar, como decía él, de las carretadas de dinero que le ofrecían. Se había resignado a que su serie nunca se viera en la gran pantalla.
Pero aquellos dos hombres, con los que Martin siguió hablando mucho después de acabada la comida, lo convencieron de que podían hacer lo imposible.
Weiss recuerda que recibió un paquete postal con los libros y leyó algunas páginas. El algunas pronto se convirtió en centenares y no tardó en hacer lo que no había hecho desde que era niño: devorar un libro y acabárselo en cuestión de días. Estaba enganchado, al igual que Benioff.
Benioff le contó a la web de entretenimiento Collider: «Nos mandaron los libros con la idea de que pensáramos en la adaptación cinematográfica. Pasamos una semana leyéndolos, una semana en la que nos lo pasamos mejor que con todo lo que habíamos leído hasta entonces, y nos dimos cuenta de que no funcionarían como largometraje, porque eran de una complejidad descomunal, con muchísimos personajes y subtramas argumentales.»
Vieron que la versión fílmica tendría que simplificarlo todo y «recortarlo hasta, quizás, una sola línea argumental, de modo que fuera la película de Jon Nieve o la película de Daenerys, o de cualquier otro, y probablemente acabaríamos eliminando alrededor del 95 % de los personajes, la complejidad y las líneas argumentales. Eso no nos interesaba. Queríamos mantenernos lo más fieles posible al mundo de George, sabiendo que iba a haber ciertas desviaciones, pero no queríamos desprendernos de todo aquello que lo hacía tan especial».
Benioff también explicaba que, a diferencia de muchas otras sagas de fantasía, aquellos eran libros escritos para adultos: «Esto no es fantasía escrita para chicos de doce años. Lo que no significa que no haya chavales de esa edad a los que les encantarían, pero en su mayor parte se trata de un público lector más sofisticado. Queríamos conservar eso y también la sexualidad de los libros. Una película apta para menores acompañados con un Tyrion que nunca dijera la palabra que empieza con c, no sería Tyrion, y queríamos conservar ese tipo de cosas. Sabes que a alguien le van a cortar la cabeza y que verás brotar la sangre, y no quieres quitarlo para que sea una película para menores acompañados, porque para eso solo puede haber dos derramamientos de sangre por hora.»
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