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Para Iris, que nos convirtió en padres.
Que nacieras el mismo año en que llegaban las nuevas entregas de Star Wars , Terminator , Jurassic Park y Mad Max nos confirmó que la vida es más fascinante que cualquier peli y que tu alegría la queremos ver cada día en sesión continua.
Para Natalia, la mejor madraza con la que compartir tanta felicidad… y tanto sueño.
Y para mis padres, que me han criado con mucho amor. Ahora puedo valorarlo aún más, así que gracias, gracias, gracias.
Avisos bastante vitales
- Si estás buscando algo para regalar a una pareja embarazada, acabas de tener suerte. No pierdas más el tiempo y compra este libro, que por calidad/precio es fabuloso. A tus familiares/amigos/conocidos/gente-con-la-que-hay-que-quedar-bien-aunque-sean-pesados embarazados les servirá para prepararse para su nueva vida y a ti te ayudará a olvidarte ya del tema del regalo.
¿O prefieres comprar algo en común con el grupo de amigos, pagarlo tú, que luego un par se quejen de que el regalo no representa cien por cien al grupo, para que luego todos firmen en la tarjeta antes que tú y no te dejen casi espacio, y encima tengas que ir persiguiendo a uno o dos para que paguen su parte?
Venga, va, píllate el libro y acaba con tu malestar.
(De hecho, te recomiendo comprar tres o cuatro de golpe, porque la mitad de tus amigos se embarazan al mismo tiempo y así ahorras tiempo yendo a la librería una sola vez.) - Si eres un padre o madre novato y todo te supera, este libro te salvará la vida. Y si eres prepadre o premadre y aún estáis gestando, olvídate de los dos mil tochos típicos sobre embarazo y crianza con los que todo el mundo se arruina. Me los he leído todos y te aseguro que éste es mucho más divertido, conciso y útil.
Y además está muy bien escrito, que eso en un libro nunca tendría que faltar. - Si aún no estáis embarazados pero pensáis poneros a ello dentro de un tiempo, con estas memorias de padre primerizo os podréis hacer una idea sincera y realista de lo que os espera. Porque es una experiencia emocionante y feliz, pero también tiene sorpresillas y momentos agotadores que nadie suele comentar. Y si los experimentas por primera vez con los nervios y el cansancio acumulados, haberlo leído antes te evitará pensar: «¿Esto sólo me pasa a mí?».
- Si eres librer@, te agradecería que recomendaras éste más que los otros cuatro mil libros sobre paternidad. Más que nada, porque los derechos de autor los cobro yo, pero, además, los lectores quedarán tan satisfechos que volverán agradecidos a abrazarte. ¿Y a que eso no te pasa con los otros?
- (Mi abogado me aconseja que no critique a la competencia, pero, después de haber leído unos cuarenta tochos sobre el mismo tema y casi haber necesitado asistencia médica para no arrancarme los ojos, puedo batirme en duelo con cualquiera que ponga en duda la calidad de mi libro por encima de la mayoría de la misma área temática.)
- No soy ni pediatra ni ginecólogo ni gurú, pero soy un padre atento y amoroso que se ha documentado mucho, se ha fijado más y ha ido anotando todo lo interesante del proceso paternal. Para los detalles técnicos, he consultado a expertos y mucha bibliografía técnica, así que aplicar lo que aparece en este libro no conlleva ningún peligro de ninguna clase.
(Ahora mi abogado me dice que no me líe, que cada embarazo es un mundo y que no deje la puerta abierta a demandas, así que, si algo te suena raro, contrástalo con un profesional de la medicina o con las vecinas, que siempre creen saber más que nadie.)
Prólogo
«Te cambiará la vida», te dicen con sonrisa enigmática de gurú vendemotos, de druida puesto hasta las cejas de poción mágica o, lo que es peor, de cuñado sabelotodo.
Y tú les miras con la misma cara que cuando se te acercan chavales con carpetas para que te hagas socio de una ONG: no les mandas a la mierda por educación y porque, si no mienten, en el fondo se preocupan por la humanidad.
Pero, vaya, que lo de cambiarte la vida se puede decir de un filtro para el agua, de unos calzoncillos que aprieten menos o del bebé que estás esperando.
Pero es totalmente cierto.
Lo del bebé, digo.
(Lo del filtro y los calzoncillos aún lo tengo que probar.)
Convertirte en padre te cambia la vida para siempre…, si damos por supuesto que a la criatura y a la madre vas a quererlas y cuidarlas sin límites y hasta que caigas rendido de agotamiento.
(Porque si eres el típico padre que aconseja: «Tú disfruta y que lo cuide ella», mientras sigue tomando birras en el bar, el cambio es mínimo y para eso no necesitas leer libros. Con esa mentalidad, lo que te hacen falta son unas clases de empatía o una patada en los huevos para espabilarte.)
Básicamente, convertirte en padre te llena la existencia de amor y miedo, como nunca los has sentido.
Ahora tienes en tus brazos o en tu cuna una criatura que depende de ti y a la que querrás con locura.
O al menos hasta que se haga adolescente, quiera tatuarse calaveras, ir a discotecas con gentuza a la que llamará amigos o se convierta en youtuber y crea que sus mierdas le importan a alguien.
Y como La Fuerza siempre viene con Lado Oscuro, también empezarás a notar una sensación infinita de miedo, pensando en los mil accidentes que le pueden pasar a tu bebé.
Todo el mundo te agobiará con consejos y reproches más o menos sutiles, así que te alegrará saber que es parte del proceso, que nos ha pasado a todos y que el mundo no se ha confabulado para hacerte sentir sólo a ti como un inútil.
Este libro, como avisa ya desde el título, va dedicado preferiblemente a los padres, que durante la gestación y los primeros meses de teta acaban siendo ignorados vilmente, como ese botones que te mira esperando la propina mientras tú piensas: «Por lo poco que ha hecho, no esperará cobrar...».
Pues bien, aunque biológicamente la labor del padre se centre en diez minutos de puertas abiertas en el barrio de los espermatozoides, su implicación emocional y temporal también es altísima.
Vale que no lleva a la criatura en el vientre, no sufre náuseas ni carga con los quilos de más, puede dormir boca abajo siempre, no le rajarán los bajos para que salga el bebé y no tendrá que darle el pecho a cada momento.
En eso estamos de acuerdo.
Pero amará y defenderá al bebé toda la vida, igual que la madre.
Así que toca un poco las narices ver como sólo la felicitan a ella, sólo preguntan por ella, y en el hospital acabas siendo sólo el que pone las flores que os regalan en los jarrones.
Si te has sentido alguna vez así, este libraco te reconfortará y te contará todo el proceso desde la perspectiva del padre.