JOSÉ MUÑOZ SANTONJA, es profesor de instituto desde hace 35 años. Utiliza en sus clases materiales muy diversos, no solamente la magia, sino también recursos digitales, audiovisuales o manipulativos como la papiroflexia. Aparte del libro Ernesto. El matemago, ha escrito un par de libros de divulgación histórica sobre Leibniz y Newton. Ha sido coautor de libros de texto de matemáticas y de materiales digitales para la enseñanza. También, José, ha hecho teatro matemático ganando algún premio nacional. Participa en el proyecto ESTALMAT Andalucía dirigido a alumnos con especiales talentos para las matemáticas. Es actualmente codirector de la revista UNO de didáctica de las matemáticas. En los últimos años dedica gran parte de su tiempo a la enseñanza de adultos en la modalidad semipresencial.
1642 | Nace el 25 de diciembre (4 de enero de 1643 según el calendario gregoriano) en Woolsthorpe, Lincolnashire, hijo póstumo de Isaac y Hannah, de soltera Ayscough. Esta, poco después de la muerte de su marido, vuelve a casarse y deja al pequeño Isaac al cuidado de sus abuelos. |
1653 | Su madre enviuda y regresa al hogar. Pronto, Newton ingresa en la escuela de Grantham. Vive en casa del boticario Clark, cuya biblioteca despierta su interés por la ciencia. |
1661 | Ingresa en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. |
1665 | Una epidemia de peste asuela Inglaterra y la universidad cierra sus puertas. Newton vuelve a su casa y, durante los dos años siguientes, realiza sus grandes descubrimientos en óptica, astronomía y matemáticas. Este período es conocido como annus mirabilis newtoniano. |
1669 | Es nombrado catedrático lucasiano de matemáticas en el Trinity College, en sustitución de Isaac Barrow. Escribe De analysi. |
1672 | Ingresa en la Royal Society gracias a la fama adquirida con su telescopio. Envía a la sociedad un texto sobre su teoría de los colores. Surgen las primeras acusaciones de plagio, que le acompañarán toda la vida. |
1664 | Tras la visita del astrónomo Edmund Halley, retoma los estudios sobre el movimiento celeste. Halley lo convence para que presente sus teorías en un libro. Se trata del origen de los Principia. |
1687 | Se publican los Philosophiae naturalis principia mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural). En esta obra Newton reordena los conocimientos sobre mecánica celeste y gravitación universal y ofrece una explicación física a las mareas, la precesión de los equinoccios y otros fenómenos naturales. En definitiva, funda el sistema del mundo como lo conocemos hoy. |
1696 | Es nombrado director de la Casa de la Moneda. |
1703 | Newton accede a la presidencia de la Royal Society, cargo que conservará hasta su muerte. |
1704 | Publica su Óptica, acerca de la luz y sus propiedades, que incluye dos apéndices sobre matemáticas. |
1714 | La Royal Society respalda a Newton en la controversia sobre el descubrimiento del cálculo infinitesimal. |
1727 | Muere el 20 de marzo (31 de marzo según el calendario gregoriano). Es enterrado con gran boato en la abadía de Westminster. |
Para Ernesto, un hijo maravilloso.
Ojalá tengas toda la suerte que mereces.
Título original: Newton
José Muñoz Santonja, 2016
Retoque de cubierta: Skynet
Editor digital: Skynet
ePub base r2.1
Introducción
Si se pregunta a cualquier persona qué matemáticos de renombre conoce, lo normal es que la mayoría mencione, como mucho, a Pitágoras. Y, seguramente, solo lo recuerden porque da nombre a un teorema que se enseña en la educación obligatoria. En cambio, si se amplia el abanico y la pregunta incluye a científicos, es probable que oigamos nombres como Albert Einstein, Marie Curie o el protagonista de este libro, Isaac Newton. Y es que el genio inglés es una de las figuras más célebres en la historia de la ciencia. En parte debido a la anécdota que asegura que, después de que una manzana cayese de un árbol, se le ocurrió la idea de la gravedad.
Curiosamente, Newton es más conocido como físico que como matemático. Resulta llamativo que no se relacione con las matemáticas a quien las liberó de las ataduras geométricas clásicas, a quien abrió la puerta para que los matemáticos pudieran crear la ciencia moderna y les otorgó una de sus herramientas más poderosas: el cálculo infinitesimal. Con apenas veintidós años Newton había asimilado todo el conocimiento matemático de la época. Poco más tarde había realizado ya los descubrimientos que colocaron su nombre en el Olimpo de la ciencia.
Isaac Newton, nacido en 1643 en el condado inglés de Lincolnshire, vivió una época convulsa, principalmente a causa de la religión. Los enfrentamientos entre una sociedad protestante y una realeza católica le obligaron a adoptar un papel de líder ajeno a su personalidad. Llegó a ser parlamentario, lo que le abrió las puertos de la sociedad londinense, y fue director de la Casa de la Moneda en plena reacuñación de esta. También fue uno de los protagonistas de una revolución científica que comenzó en el siglo anterior con Nicolás Copérnico y, de hecho, termino con él. Ese siglo y medio cambió radicalmente el panorama matemático. Se abandonó la restricción impuesta a la geometría por los antiguos griegos, desarrollándose poderosamente el álgebra, factor imprescindible para los logros que se avecinaban. Además, surgieron nuevos descubrimientos como la probabilidad, los logaritmos o la geometría analítica, descubierta de forma independiente por Pierre de Fermat y René Descartes. Todos estos avances sentaron la base para dar el salto a un cálculo potente y libre.
El científico inglés realizó aportaciones imprescindibles. En primer lugar, una nueva teoría de la luz y los colores que, durante todo el siglo XVIII, no fue discutida. En segundo lugar, el descubrimiento del cálculo diferencial e integral, que permitía resolver problemas generales como el trazado de tangentes, la resolución de problemas de máximos y mínimos, o el cálculo de áreas y volúmenes. Por último, descubrió las leyes de la naturaleza, cuya índole matemática ya había sido advertida por Galileo Galilei. Unió la física terrestre de Galileo con la de Johannes Kepler y la matematizó, estableciendo un sistema del mundo que duró hasta la llegada de Einstein, dos siglos después. Sus bases, partiendo de las matemáticas, fueron la fuerza y el movimiento.
Newton se dio cuenta de que la física requería de un fundamento sólido que solo podía encontrarse en las matemáticas. No en vano, la máxima que sintetizó el espíritu de la revolución científica fue: «Primero inventar, luego demostrar».
El genio inglés publicó libros esenciales para entender la ciencia contemporánea. Por un lado, obras magnas como los Principia (Principios matemáticos de la física) y la Óptica; por otro, numerosos manuscritos y textos matemáticos que fueron recopilados en su Análisis mediante series, fluxiones y diferencias. Además, como ya hiciera Descartes en el Discurso del método. Newton incluyó importantes apéndices en su Óptica: un texto sobre el cálculo diferencial y otro sobre las curvas cúbicas.
Sorprendentemente, el libro que tuvo más ediciones a lo largo del siglo XVIII fue Arithmetica universalis, una obra escrita entre 1673 y 1683 y que, probablemente, recogía sus clases en la Universidad de Cambridge.