Textos de Contraportada de la edición original de Positively False
‘Joan Shenton ha escrito un libro ameno, sin escatimar esfuerzos a la hora de investigar este tema … es hora ya de que estas cuestiones básicas sobre el VIH y el SIDA sean abordadas de modo abierto y sin prejuicios.’
Profesor Beverly Griffin, Imperial College (School of Medicine), Londres
‘En los países industrializados, el SIDA se ha quedado lejos de ser el desastre que nos anunciaron. Este libro ayudará a los que estén interesados, o afectados, a comprender el porqué, y a ser más realistas acerca de las artimañas utilizadas para desviar la atención de otras prioridades médicas. Debería ser de lectura obligatoria para los que tienen que tomar decisiones.’
Gordon T. Stewart, profesor emérito de Salud Pública, Universidad de Glasgow
‘Creo que es importante cuestionar la opinión comúnmente aceptada y especialmente en casos de salud pública como éste [SIDA].’
Harry Rubin, Profesor de Biología Celular, Universidad de California, Berkeley profesor of Cell Biology, University of California, Berkeley
‘La comunidad en su conjunto no tiene paciencia para escuchar a los críticos que adoptan puntos de vista alternativos. Sin embargo, la gran lección de la historia es que el conocimiento se desarrolla a través de opiniones en conflicto. Si lo que tienes es simplemente consenso, por lo general, se atrofia. Este es, de hecho, uno de los fundamentos de la teoría democrática. Es una de las razones básicas por las que creemos en la noción de libertad de expresión’
Walter Gilbert, profesor de Biología Celular y Molecular, Universidad de Harvard, premio Nobel de Química 1980
“Los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades inmediatas, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar.”
Niccolò Machiavelli, El Príncipe, 1532
Este libro está dedicado a todos aquellos que murieron creyendo que el VIH era la causa de su muerte
Agradezco especialmente esta traducción al español por nuestro brillante e intrepido compañero Leo Varela, fallecido 29 de Junio 2018. También agradezco a Manuel Garrido Sotelo y Fernando Bandrés por su ayuda adicional
Contenidos
Prólogo Inicial, 2014
U n apasionante y oportuno relato de periodismo de investigación, con análisis de los errores en la teoría VIH/SIDA: aún sería esa una descripción exacta de este libro quince años después de ser publicado por primera vez. Que todavía se puedan aplicar las mismas palabras, incluyendo especialmente la palabra “oportuno...”, habla por sí solo del estado de la ciencia médica contemporánea en general y de la cobertura que a ello le dedican los medios, así como de lo que esto supone para todo el conjunto de la sociedad.
Como es una narración, el lector comparte el asombro de Shenton y su equipo al descubrir que “lo que todo el mundo cree” sobre el VIH y el SIDA resulta ser erróneo; y la incredulidad que le sigue al descubrir que el funcionariado y los investigadores de la corriente mayoritaria se obstinan en eliminar esa verdad. Tristemente, sigue siendo verdad que la historia del VIH/SIDA es “sintomático de la forma en que el genuino proceso de investigación, en sí mismo, ha perdido todo rigor científico en la sociedad occidental”).
Especialmente contundente es la deconstrucción del mortal “tratamiento” con AZT () que “miente”, al reaccionar positivamente con casi todo – con muchas enfermedades, así como con vacunas y con situaciones perfectamente normales en personas sanas, como el embarazo, por ejemplo. El detalle de la discusión de cómo Wellcome siguió comercializando el AZT, una vez conocidas las evidencias incontrovertibles de su absoluta toxicidad, es espeluznante, te deja sin respiración. Me recordó el diagnóstico de Hannah Arendt sobre “la banalidad del mal”, en relación con Adolf Eichmann y el Holocausto nazi: burócratas –funcionarios de mayor o menor rango en gobierno y corporaciones- que se las arreglan para perpetrar y ser cómplices de acciones monstruosas, sin reflexionar, pero haciendo conscientemente lo que sus funciones profesionales les indican.
Sólo algunas puntualizaciones justifican alguna nota de actualización:
- Las pretensiones de Gallo deberían haberse desvanecido cuando el premio Nobel por el VIH, en 2008, se le concedió a Montagnier.
- Se mencionan 80 pleitos pendientes (a partir de 1997 o 1998) por error en el diagnóstico de infección por VIH. En estos momentos la “Office of Medical and Scientific Justice” [omsj.org] tiene el récord de haber defendido con éxito a más de cincuenta personas acusadas de propagar el “VIH”, demostrando que la fiscalía es incapaz de probar en un juicio el conta-gio.
- En 1998 se esperaba que los pleitos pendientes, y otros relacionados con los daños por AZT, “cambiará para siempre la cara de la ciencia del SIDA”. Eso no sucedió. La fuerza colosal de los intereses creados ha resistido a todas las pruebas que se han ido acumulando. [thecaseagainsthiv.net] La adherencia dogmática a las opiniones de la corriente mayoritaria en la ciencia y la medicina se ha hecho todavía más habitual. [ver, de Henry Bauer, Dogmatism in Science and Medicine: How Dominant Theories Mo-nopolize Research and Stifle the Search for Truth]
- Que “la mayoría de los científicos habían abandonado subrepticiamente la conexión africana” resultó ser un lapsus temporal de cordura basada en evidencias. La creencia de que el VIH pasó a los humanos desde los chimpancés, en Camerún, o por allí cerca, sigue constituyendo el dogma actual. No importa que no cuadre con la distribución histórica ni geo-gráfica de test VIH positivos.
- La mortalidad de la gente que toma medicamentos antirretrovirales cayó de forma pronunciada e inmediata con la introducción de los cócteles (HAART), a mediados de la década de 1990. La mejor explicación, no aportada en el libro, es que la monoterapia altamente tóxica fue reempla-zada por tratamientos menos tóxicos. El AZT y los fármacos de su clase están presentes en los cócteles en dosis mucho más bajas, y los nuevos componen-tes, en particular los inhibidores de la proteasa causan enfermedad más len-tamente y menos muertes directas. (Un pequeño fallo en el texto se presta a cierta confusión en cuanto a si los cócte-les tienen dos o tres componentes).
- Hay una intensa discusión sobre las pruebas aportadas por el Grupo de Perth, Stefan Lanka, y otros, de que el “VIH” no ha sido nunca aislado y, por esa misma razón, no está demostrada su existencia. Sólo se menciona brevemen-te el hecho de que Duesberg y Bialy afirman que sí fue aislado, y se cita a Duesberg lamentando que el campo disidente desvíe su atención polemizan-do sobre ese tema. Dado que ese desvío de atención ha conducido a un cis-ma abierto, desagradable y lamentable, hoy día estaría justificado un análisis extenso y explícito.
El principal aspecto que destacar acerca de este libro es que siguen siendo tan oportuno como lo fue siempre. El párrafo final menciona el gasto (en América) de miles de millones de dólares en el “SIDA”, y eso se ha incrementado: los Institutos Nacionales de Salud (“National Health Institutes”), gastan veinte veces más en cada muerte por VIH/SIDA que en cualquier otro problema de índole médica o de salud pública, excepto el cáncer de mama. [fairfoundation.org].
La frase que concluye el libro no necesita ninguna actualización en absoluto:
“No ha habido pandemia heterosexual; el SIDA ha permanecido sólidamente circunscrito a los grupos de alto riesgo; el SIDA no se ha comportado como lo haría una enfermedad transmitida sexualmente; y no se ha encontrado cura para el SIDA”.
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