SOMOS LA REVOLUCIÓN
QUÉ AMENAZA A LA DEMOCRACIA
Y POR QUÉ DEBEMOS ACTUAR AHORA
Joshua Wong con Jason Y. Ng
Un manifiesto indispensable para una democracia global. Una impactante historia al estilo David y Goliat sobre un joven activista de Hong Kong, quien con tan solo veintidós años está sacudiendo e inspirando al mundo entero.
A los catorce años Joshua Wong ya hizo historia. Mientras los adultos guardaban silencio, Joshua escenificó la primera protesta de estudiantes en Hong Kong en contra del sistema de Educación Nacional, y ganó.
Desde entonces, Joshua ha fundado Demosistō, ha liderado la Revolución de los Paraguas y ha encabezado las protestas contra la ley de extradición en las que han participado, tomando las calles de Hong Kong, 1,7 millones de personas, un cuarto de la población total. Sus acciones han provocado la atención del mundo entero, una nominación al Premio Nobel de la Paz y más de cien días de prisión.
ACERCA DE LOS AUTORES
Joshua Wong nació en 1996. Nombrado por Time, Fortune y Forbes como uno de los líderes más influyentes de la actualidad. En 2018 fue nominado al Premio Nobel de la Paz por su papel como líder en la Revolución de los Paraguas. Es el secretario general de Demosistō, una organización prodemocracia que fundó en el año 2016 y que defiende la autodeterminación para Hong Kong. Joshua saltó a la escena política en 2011, con tan solo catorce años, cuando fundó Escolarismo, ganando las protestas contra las fuerzas del sistema chino de Educación Nacional en Hong Kong. Ha sido arrestado por el Estado chino en varias ocasiones por sus protestas y activismo, y encarcelado durante más de cien días. Su historia ha sido objeto de dos documentales. Este es su primer libro publicado internacionalmente.
Jason Y. Ng es abogado, activista, expresidente del PEN de Hong Kong y autor de tres aclamados libros relacionados con Hong Kong. Ha seguido desde sus inicios la historia de Joshua y sigue informando y defendiendo la causa desde el año 2011.
ACERCA DE LA OBRA
Somos la revolución es el grito de guerra de Joshua para que todos nos levantemos y luchemos por nuestras libertades.
C ON INTRODUCCIÓN DE A I W EIWEI
«Este libro es un rayo de luz en el oscuro campo del despotismo. Joshua Wong es el futuro que ya ha llegado y un ejemplo para todos los que creemos en los derechos humanos. Juntos somos la voz que no podrá ser silenciada.»
G RETA T HUNBERG
Somos la revolución
Qué amenaza a la democracia
y por qué debemos actuar ahora
Joshua Wong
con Jason Y. Ng
I NTRODUCCIÓN DE
A I W EIWEI
Traducción de
Enrique Alda
Índice
Para los que han perdido su libertad
luchando por Hong Kong
Introducción
Una nueva generación de rebeldes
J oshua Wong representa una nueva generación de rebeldes. Nacieron en la era globalizada post-Internet, a finales de la década de 1990 y comienzos de la de 2000, en una sociedad moderna con una estructura de conocimientos relativamente democráticos y libres. Su visión del mundo es notablemente distinta a la de la cultura capitalista establecida, obsesionada con los beneficios por encima de todo.
De la Revolución de los Paraguas de 2014 hasta las actuales protestas, que han instigado más de cien días de resistencia, en Hong Kong hemos sido testigos del ascenso de unos nuevos y singulares rebeldes. Joshua y sus contemporáneos son la vanguardia de ese fenómeno. Son íntegros y razonables, transparentes en sus objetivos y tan exactos como las cifras. Lo único que precisan y exigen es un valor: la libertad. Creen que, si se salvaguardan las libertades de los ciudadanos manifestando sus derechos de la forma más visible, se puede conseguir que haya justicia y democracia en cualquier sociedad.
Esta generación entiende, claramente, que la libertad no es una condición dada, sino algo que se consigue con esfuerzo y lucha continuos. Estos jóvenes han cargado con una gran responsabilidad y ahora están pagando por ello. Algunos han perdido una vida prometedora recién comenzada. Pero estos activistas pueden alcanzar sus objetivos, y lo harán, porque todos sabemos que la auténtica libertad no es tal sin dificultades.
El valor de la verdadera libertad reside en el trabajo duro y la determinación. Es lo que ha percibido la generación de Joshua a través de la experiencia. Se enfrentan a un régimen autoritario, la encarnación del poder del Estado centralizado, y a la represión de los derechos humanos, que se produce en China y en otros países del mundo. La magnitud de lo que simboliza ese régimen equipara el esfuerzo de la generación de Joshua al del heroísmo que muestran los mitos: el del desvalido que lucha contra las poderosas fuerzas oscuras. Estoy seguro de que los ciudadanos de Hong Kong y los que se manifiestan por sus derechos e ideales en otros países vencerán al gigantesco poder establecido y darán forma al mundo con el más poderoso de los mensajes: libertad y justicia para todos.
La generación de Joshua aboga por dos de los más preciados valores de la humanidad a lo largo de miles de años: la equidad y la justicia social. Son las piedras angulares de toda civilización. A través de la historia, los humanos han pagado un alto precio por defender esos principios: demasiadas muertes, desgracias, traiciones y grandes casos de oportunismo.
En la actualidad, vemos la traición y el oportunismo en todo el llamado mundo libre. En Occidente, son ubicuos. La generación de Joshua desafía abiertamente todos esos actos de hipocresía, debilidad y evasión en nombre de las creencias fundamentales de la humanidad.
Los jóvenes de Hong Kong están materializando un gran ideal social, con un espíritu de sacrificio similar al de la fe o la religión. Unidas, sus acciones, su comprensión inherente del conflicto y su conciencia de la difícil realidad a la que se enfrentan ayudan al mundo a darse cuenta de lo que es una verdadera revolución. Es lo que hemos estado esperando y deseo que todo el mundo sea testigo de esta revolución, guiada por Joshua y su generación.
A I W EIWEI
18 de octubre de 2019
Prefacio
U na de las leyes inmutables de la historia es que no se puede derrotar una idea encarcelando a sus defensores. Es algo que no ha cambiado, pese a que supuestamente existan diferencias entre las grandes civilizaciones del mundo; de hecho, algunas de las grandes lecciones sobre la democracia, la autodeterminación y la desobediencia civil nos las enseñaron personas nacidas en el continente asiático, de Mahatma Gandhi a Kim Dae-Jung.
Tampoco me parece adecuado hablar de la salud sostenible y la vitalidad a largo plazo de una comunidad si sus líderes no pueden tratar con la disidencia sin intentar ahogarla. No se puede censurar la expresión del pensamiento libre con discursos represores en Internet, encarcelando a periodistas o incluso intentando erradicar chistes (no se os ocurra bajo ningún concepto mencionar a alguno de los personajes de Winnie the Pooh en Pekín, sobre todo si lleva un paraguas amarillo). Ni se puede evitar que las personas piensen, por poderoso que se sea: es más, tarde o temprano sus buenos pensamientos acaban por expulsar los malos que los autoritarios intentan imponer.
La razón por la que el mundo ha admirado el valor, la determinación y la elocuencia de Joshua Wong y sus compañeros es porque, en general, están haciendo un esfuerzo evidente y razonable por ir a la par de aquellas que han sido, son y serán las aspiraciones humanas. Las sugerencias casuísticas de que la única forma de tratar con Joshua y sus compañeros es recurriendo a la ley provienen de los que callaban y miraban hacia otro lado cuando la policía secreta del Partido Comunista de China secuestraba a personas en Hong Kong sin tener en cuenta su autonomía y sus leyes. Quizá lo que otros vieron nunca pasó realmente.