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Dian Fossey - Gorilas en la niebla

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Dian Fossey Gorilas en la niebla
  • Libro:
    Gorilas en la niebla
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1983
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Gorilas en la niebla: resumen, descripción y anotación

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Agradecimientos

Muchos de nosotros tenemos sueños o ambiciones que esperamos satisfacer algún día. Por mi parte, puede que nunca hubiera conseguido ir a África a estudiar el gorila de montaña de no haber sido por la familia Henry, de Louisville (Kentucky), que me avaló el crédito que pedí para mi primer safari por África en 1963. En ese viaje me encontré con los gorilas de los volcanes Virunga en la entonces República Democrática del Congo, y con el Dr. Louis S. B. Leakey en la garganta de Olduvai, en Tanzania.

Tres años después, el Dr. Leakey me elegía para realizar un estudio de campo a largo plazo sobre el gorila de montaña. Desde ese día hasta su fallecimiento en 1972, fue un manantial inagotable de estímulo y optimismo.

Nunca olvidaré la última vez que lo vi, de pie en la terraza del aeropuerto de Nairobi, viéndome partir hacia Ruanda para encontrarme con los gorilas. Mientras sus blancos cabellos ondeaban al viento, agitaba alegremente en el aire sus muletas de aluminio. Rodaba ya el avión por la pista, y todavía era visible el resplandor metálico que producían las muletas del Dr. Leakey diciéndome adiós.

Su inquebrantable fe en que el proyecto de investigación sobre el gorila de montaña llegaría a ser tan fructuoso como el formidable estudio de la Dra. Jane Goodall sobre los chimpancés en libertad, movió a uno de sus amigos más próximos, Mr. Leighton A. Wilkie, a proveer los fondos necesarios para emprender mi proyecto. Guardo una profunda deuda de gratitud con la Wilkie Brothers’ Foundation, no sólo por su apoyo inicial, sino también por su generosidad al financiar la renovación del programa después de que la primera fase concluyera con una rebelión, y por su continuada ayuda económica para la recopilación de datos en América.

El Comité de la National Geographic Society para la Investigación y la Exploración brindó su magnánimo apoyo al Centro de Investigación de Karisoke en 1968, prolongándose hasta la fecha sus generosas aportaciones. Esta institución no sólo ha hecho posible el primer estudio a largo plazo del gorila de montaña, sino que se ha desviado de su propia trayectoria para proporcionar asistencia técnica, material y equipo a mí y a numerosos estudiantes. Entre los miembros de la Sociedad que han prestado tan incansablemente su tiempo, esfuerzos y apoyo figuran: el Dr. Melvin M. Payne, presidente de la Junta de Fideicomisarios; Edwin W. Snider, secretario del Comité para la Investigación y la Exploración; Mary G. Smith, de Proyectos de Investigación Subvencionados; Robert E. Gilka, de Fotografía; Joanne M. Hess, directora de Audiovisuales; Ronald S. Altemus, también de Audiovisuales; W. Allan Royce, subdirector de Ilustración, y Andrew H. Brown, codirector de Redacción.

En años recientes, a medida que la investigación fue a más, la L.S.B. Leakey Foundation ofreció su generoso apoyo económico a proyectos específicos. Deseo manifestar mi más profundo agradecimiento a los muchos miembros de la fundación que han contribuido al estudio del gorila de montaña. Entre ellos figuran el difunto Allen O’Brien, fundador de la L.S.B. Leakey Foundation, y Mr. Jeffrey R. Short hijo, que nos ofreció, además de su amistad, consejos y ayuda económica. Hago extensible mi permanente gratitud a Mary Pechanec y Joan Travis, que asumieron las metas de la Fundación desde la desaparición del Dr. Leakey.

Qué no deberé al profesor Robert Hinde, de la Universidad de Cambridge, que con tanta paciencia y meticulosidad supervisó la realización de mi doctorado y de varios artículos científicos. El estímulo del Dr. Hinde significó mucho para mí, en particular durante el largo período en que la tesis distó bastante de ser una realidad.

Por la excelente documentación gráfica y la profunda amistad que trabé con ellos, quisiera expresar mi agradecimiento a Robert M. Campbell, Allan Root, y Warren y Grenny Garst, todos ellos fotógrafos de excepción por respetar la personalidad de los gorilas por encima de todo deseo personal de obtener fotos y más fotos. Además, quiero dar las gracias a Joan y Allan Root por una camaradería que se inició en 1963 en Kabara, donde, gracias a su indulgencia, tuve el privilegio de verme por vez primera ante los gorilas de montaña. En años posteriores, ambos contribuyeron de manera decisiva a convertir mi sueño en realidad al compartir conmigo sus conocimientos sobre África.

Durante los dos primeros años de investigación pude contar con la cordial hospitalidad y calurosa amistad de Mr. Walter Raumgartel, propietario del Travellers Rest Hotel de Kisoro, en Uganda. Él fue un pionero que se cuidó de los Virunga y los gorilas mucho antes de que la mayor parte del mundo empezara a preocuparse por su futuro.

Son muchas las personas en Ruanda que me han ofrecido lealtad y amistad durante las épocas de soledad y desamparo. Siempre recordaré a Mrs. Alyette DeMunck que me brindó su ayuda, sentido común y compañía cuando puse en marcha el Centro de Investigación de Karisoke. Asimismo, vaya mi agradecimiento a Mrs. Rosamond Carr, de Gisenyi, Ruanda, cuya simpática y efusiva personalidad fue tan bien recibida a lo largo de todo mi período de estudio. Quiero dar también las gracias a la Dra. Lolly Preciado, cuyo ilimitado entusiasmo, unido a su experiencia médica, tanto hicieron por Karisoke, a pesar de su agotador trabajo con los leprosos de Ruanda.

Lolly, Mrs. DeMunck y Mrs. Carr son sólo tres entre las muchas personas que siempre estaban disponibles para lo que fuera, en una tierra donde los lazos de amistad y la entrega de uno mismo parecen ser una forma de vida.

Además, han sido muchos los miembros de la Embajada norteamericana en Ruanda, con sede en Kigali, que dejaron sus ocupaciones para ayudarme o ayudar a los estudiantes de Karisoke a salvar los obstáculos, diríase que insuperables, que de vez en cuando surgían. Entre los muchos que echaron una mano a Karisoke quisiera dar las gracias a Mr. y a Mrs. Kramer, que tan desinteresadamente dedicaron su tiempo y esfuerzos a resolver los problemas que yo no podía atender desde lo alto de la montaña. Al embajador Frank Crigler y a su esposa les debo una buena parte de mi ánimo y la supervivencia de Karisoke, sobre todo en las épocas bajas. Nunca olvidaré su apoyo moral, constante y activo.

He de hacer extensiva mi gratitud a los innumerables estudiantes que han participado en la recopilación de datos a largo plazo, así como en el mantenimiento del centro durante mis ausencias. Citaré, entre otros, a T. Caro, R. Elliot, J. Fowler, A. Goodall, A. Harcourt, S. Perlmeter, A. Pierce, 1. Redmond, R. Rombach, C. Sholley, K. Stewart, A. Vedder, P. Veit, D. Watts, W. Weber y J. Yamagiwa.

Deseo prestar un especial homenaje a la memoria de una mujer joven cuyo anhelo de trabajar con los gorilas de montaña nunca fue satisfecho: Debbie Hamburger. Debbie trabajaba como ayudante de investigación arqueológica en otra región de África, y sus colaboradores africanos la llamaban Mwelu, que significa «toque de brillo y luz». Debbie murió de cáncer poco antes de su proyectado período de investigación en Karisoke. Sus cenizas fueron esparcidas por los senderos que podría haber recorrido en los Virunga. Su deseo de tener «un poco de tiempo» no le fue otorgado, pero sus palabras se han convertido es un símbolo para todos aquellos que han podido trabajar con los gorilas de Karisoke.

La larga investigación en la soledad de los montes Virunga habría sido imposible sin la ayuda de mi abnegado personal africano, buena parte del cual ha permanecido a mi lado desde que comenzó el estudio: Gwehandagaza, el porteador jefe, único vínculo de Karisoke con el mundo exterior, que recorría impávido dos veces por semana el largo sendero fangoso a la población de Ruhengeri, la más próxima, trayéndonos las provisiones y el correo; Nemeye y Rwelekana, dos infatigables rastreadores cuya habilidad permitía a los investigadores de Karisoke alcanzar con facilidad sus objetivos; y Kanyaragana y Basili, domésticos que contribuyeron considerablemente a hacer del campamento algo así como un oasis en medio de un «desierto húmedo».

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