Paul Strathern - Einstein y la relatividad
Aquí puedes leer online Paul Strathern - Einstein y la relatividad texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1997, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Einstein y la relatividad
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1997
- Índice:4 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Einstein y la relatividad: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Einstein y la relatividad" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Einstein y la relatividad — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Einstein y la relatividad " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
A partir del momento en que Einstein publicó, en 1905 y 1917, sus revolucionarios trabajos sobre su teoría de la relatividad, la visión que el ser humano tenía del mundo y del universo cambió para siempre. Einstein y la relatividad presenta una instantánea brillante de la vida y la obra de Einstein dentro de su contexto histórico y científico, y explica, de un modo claro y accesible, el significado y la importancia de la teoría de la relatividad de Einstein, además de la manera en que esta ha cambiado y determinado el pensamiento del siglo XX .
Paul Strathern
ePub r1.2
smonarde11.04.14
Título original: Einstein and Relativity
Paul Strathern, 1997
Traducción: Paloma Farré
Diseño de portada: Juan José Barco y Sonia Alins
Editor digital: smonarde
ePub base r1.0
PAUL STRATHERN nació en Londres en 1940, estudió Física y Química y Matemáticas en el Trinity College de Dublín antes de dedicarse a la Filosofía. Sus series Filósofos en 90 minutos y Los científicos y sus descubrimientos han sido traducidas a una docena de idiomas. En la actualidad es lector en la Kingston University, donde ha sido también profesor de matemáticas, filosofía y poesía moderna italiana. Una de sus obras de mayor éxito es Los Médici: padrinos del Renacimiento, y también ha escrito varias novelas, biografías y libros de viajes.
Einstein cambió el universo pero murió como un fracasado. Su teoría de la relatividad le sitúa como la mente científica más prodigiosa desde Newton. La relatividad supuso el fin de nuestra concepción del espacio y del tiempo y dejó entrever un mundo inconcebible anteriormente. Su célebre fórmula e=mc2 demostró que la materia se podía transformar en energía y, de este modo, anunció la era nuclear, además de realizar una importante aportación a la teoría cuántica. Sin embargo, en última instancia, Einstein no fue capaz de aceptar las implicaciones de sus descubrimientos, en especial en lo referente a la teoría cuántica. En consecuencia, desperdició más de un cuarto de siglo buscando una teoría global que su propio trabajo había hecho imposible.
Durante la última mitad de su vida Einstein se convirtió en una institución pública: «el mayor genio del mundo», un absurdo que aceptó de buena gana y que utilizó de un modo ejemplar para luchar incansablemente contra los males, desde el antisemitismo hasta las armas nucleares. La imagen que dio al mundo fue la típica del genio distraído. El Einstein hombre era ambicioso, muy consciente de sus dotes excepcionales y, en el fondo, una figura trágica. El mérito social le importaba poco en comparación con su fracaso a la hora de explicar el mecanismo esencial del universo con su teoría del campo unificado.
Albert Einstein, de padres judíos alemanes, nació el 14 de marzo de 1879 en Ulm, una pequeña ciudad del sur de Alemania. Su madre era la hija culta de un comerciante de maíz que provenía de Stuttgart y que disfrutaba tocando el violín; cuando nació Albert solo tenía 21 años. Su padre Hermann, era un hombre afable y sociable; llevaba un gran bigote, sabía apreciar un vaso de buena cerveza alemana y le gustaba recitar poemas.
Era la época de la Alemania de «sangre y hierro» bajo el mandato del canciller Bismark, cuando hasta los cocheros llevaban uniforme. Los judíos se habían emancipado en 1867, y en el año que nació Albert se utilizó por primera vez la palabra «antisemitismo» en un artículo de una revista alemana.
Un año después del nacimiento de Albert, el negocio de material eléctrico de su padre fracasó y la familia se trasladó a los alrededores de Múnich para vivir en la casa de Jakob, el hermano de Hermann, donde los dos hermanos pusieron en marcha un pequeño taller de electroquímica.
Lo que distinguía al Albert niño era su lentitud y su carácter algo soñador. Había sido víctima de una ruptura familiar («la pérdida del paraíso», como lo llaman los psicólogos) y su padre era un fracasado. Estas circunstancias se repiten con sorprendente frecuencia en el entorno familiar de los genios (Herr Johann van Beethoven, el cantante borracho; Mr. John Shakespeare, el guantero poco de fiar, etc.) aunque, por lo demás, la primera infancia de Albert no tiene nada de excepcional.
El padre de Albert no era religioso y se consideraba a sí mismo una persona muy adaptada. En consecuencia, envió al joven Albert a una escuela católica, donde se encontró con que era el único judío en clase. Como casi todo lo demás en Alemania, las escuelas se regían por normas militares. Los profesores de los más pequeños se enorgullecían de actuar como sargentos pedantes y mandones. El joven Albert se aburría, aprendió poco y desarrolló un profundo rechazo hacia la autoridad que no le abandonaría en toda su vida. En casa, su madre le puso a estudiar violín; él disfrutaba con ello y aprendió a tocar bien: otra habilidad que no le abandonaría en su vida. La preocupación principal del padre de Albert era mantener a flote el negocio familiar en una época de recesión económica, pero realizó algún intento esporádico para que su hijo se interesara en algún asunto académico. Un día le mostró una brújula a su hijo y este le preguntó por qué la aguja siempre apuntaba en la misma dirección. Hermann le explicó que se debía al magnetismo, pero Albert quería saber cómo se las apañaba el magnetismo para atravesar el espacio: a esta pregunta Hermann no tenía respuesta.
Esa noche, Albert permaneció despierto sopesando cómo una fuerza invisible podía atravesar el espacio.
Al mismo tiempo, «Onkel Jacob» introdujo al chico en el álgebra. «Es una ciencia divertida», le explicó. «Cuando no podemos atrapar al animal que tratamos de cazar, le llamamos x temporalmente y continuamos la caza hasta que lo cazamos». Bertl (abreviatura de «pequeño Bertie», su apodo familiar) enseguida se aficionó.
En 1891, cuando Einstein tenía 12 años, otro profesor aficionado apareció en escena. En aquellos días, entre las familias judías centroeuropeas, los jueves se acostumbraba a invitar a cenar a un miembro pobre de la comunidad. El hogar de los Einstein recibía a Max Talmey, un estudiante de medicina. Max empezó a prestarle libros de divulgación científica al joven Bertl, cuyo cerebro, que por otra parte era muy vago, devoró a toda velocidad. Una vez más, Einstein desarrolló una cualidad que no le abandonaría en toda su vida. Era una persona muy autodidacta y prestaba poca o ninguna atención a lo que decían sus profesores. Prefería ir a lo suyo y hacer las cosas a su manera. El resultado fue una profundidad de conocimiento excepcional, acompañada de una frecuente dificultad con los exámenes más elementales.
Max Talmey pronto empezó a traerle libros sobre geometría plana y, al instante, el chico estaba aprendiendo cálculo. Cada semana, Max comprobaba los progresos que realizaba Albert, hasta que finalmente tuvo que admitir que «ya no podía seguirle». Max le animó en vano a que leyera libros de medicina y de biología, pero a Albert no le interesaban. No suponían suficiente reto intelectual: aparentemente solo le interesaba tratar de abarcar nociones complejas y descubrir los principios implicados subyacentes.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Einstein y la relatividad»
Mira libros similares a Einstein y la relatividad. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Einstein y la relatividad y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.