Hildegarda de Bingen - Libro de las obras divinas
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- Libro:Libro de las obras divinas
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- Editor:ePubLibre
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- Año:1174
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El pensamiento teológico de Hildegarda de Bingen culmina en el Libro de las obras divinas, una obra que nos ayuda a situarla en el contexto de los filósofos y teólogos del siglo XII preocupados por un acercamiento a la naturaleza y la historia. Hildegarda de Bingen desarrolla un tratado cosmológico con la topografía de la salvación y la condenación, las edades del mundo y la discusión sobre la creación del mundo y el final de los tiempos, además de la intervención en la Historia de dos grandes manifestaciones divinas, Sapientia y Caritas, fuerzas amorosas que han creado y sostienen el mundo.
El Libro de las obras divinas es un ascenso espiritual que hace de la experiencia interior un “envío”, un mensaje que debe ser entregado a otros.
Hildegarda de Bingen
ePub r1.0
Titivillus 08.07.17
Título original: Liber Divinorum Operum
Hildegarda de Bingen, 1174
Traducción: Rafael Renedo
Ilustraciones: Hildegard von Bingen
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
[1] No se ha conservado el escrito de autorización del papa a Hildegarda enviado durante el sínodo de Tréveris. Pero esta autorización está recogida en Chonico Hirsaugiensi de Johaans Trithemius (1462-1516). También refieren el beneplácito papal: Manrique en Annal. Cisterciens., ad an. Chisti 1148, pag 101; Guillelmus Cave in Historia litteraria acriptorum ecclesiasticorum ad an. 1170, pag. 684; y Casimirus Oudinus in Comment. de scritoribus eccl., tom II, col 1571 et seq. (PL 0741).
[1] CH. H. HASKINS, The Renaissance of the Twelfth Century (Cambridge - Massachusetts 1927). Vid. un excelente y breve resumen sobre este Renacimiento en la obra de J. VERGER, La rinascita del secolo XII (Milano 1996) y su edición francesa La Renaissance du XIIe siècle (Paris 1996). Para ahondar en la mentalidad de la época, vid. la obra de A. PADOVANI, Perché chiedi il mio nome? Dio, natura e diritto nel secolo XII (Torino 1997), elaborada sobre las fuentes y con abundante bibliografía de la investigación más reciente.
[1] Información obtenida de la página web de Sabina Flanagan. University of Adelaide.
[1] Se refiere al monje Volmar, secretario y copista, y otra monja, probablemente Richardis von Stade, quienes la ayudaron a escribir el Scivias, y a quienes también alude en el Prólogo de dicha obra.
[1] Se está hablando de cómo actúa Dios cuando da existencia a su creación tratando de explicar qué es la “presciencia” divina. Se dice (como imaginando un supuesto absurdo) que Dios quedaría vacío dentro de sí de las cosas que ha pensado cuando éstas han pasado a la existencia, porque entonces éstas tienen consistencia real fuera de Él y, en cierto modo, son algo más que su pensamiento. Pero a continuación se subraya que eso sólo de da porque Dios lo sabe, lo conoce, y Él mismo es quien ha provisto que las cosas sean así y, por tanto, éstas siempre están en su presencia. Luego: Dios nunca queda vacío de lo que es objeto de su presciencia, tampoco cuando crea, y tampoco cuando crea sujetos que actuarán libremente.
[1] “caducum morbum”, enfermedad descrita en el libro Causae et Curae, parece corresponderse con lo que entendemos actualmente por epilepsia.
[1]abstinentia, abstinencia, ayuno.
[8] En otro texto de Hildegarda se identifica a este personaje con Enrique IV de Alemania, (1050-1106). Enrique IV convocó la Dieta de Worm, intentando deponer al Papa San Gregorio VII, quien había decretado reformas en la Iglesia para, entre otras cosas, evitar el nombramiento de los cargos religiosos por los reyes, generalmente de personas indignas que los utilizaban en beneficio propio y de su rey, mientras habitualmente seguían una conducta pecaminosa.
[1] En la Undécima visión del Scivias, “Venida del impío y plenitud de los tiempos” se describen las cinco cruentas edades de los reinos de este mundo que precederán a la llegada del Anticristo, y a las que alude en este y sucesivos epígrafes de esta visión. Estos son las épocas de: el perro de fuego, que representa a la justicia que olvida la justicia del Señor; el león cobrizo, el tiempo de los hombres beligerantes; el pálido caballo, el tiempo de los lujuriosos; el cerdo negro, tiempo en que los príncipes del mundo arrinconarán la Ley divina; el lobo gris, la última, será el tiempo de rapiña, entonces llegará el tiempo de la tribulación.
[2] El anteriormente citado Enrique IV.
[3] Según algunos editores de Sta Hildegarda se refiere a otro personaje religioso de la época, quizás el Arzobispo de Colonia, Rainaldo de Dassel (1115-1167). Excomulgado por Alejandro III en 1163. A la muerte del Papa, Victor IV, por su propia voluntad eligió en Lucca un nuevo antipapa, Pascual III. Murió de peste.
Situación de la maravillosa visión de que trata la obra siguiente, descripción detallada de cierta imagen divina que aparece en forma de hombre y descripción de su vestido y de todo lo que hay a su alrededor.
I. Y vi como en el centro del cielo austral surgía la imagen de Dios, con apariencia humana, bella y magnífica en su misterio. La belleza y el esplendor de su rostro eran tales que mirar al sol hubiera sido más fácil que mirar aquella imagen. Un ancho círculo dorado ceñía su cabeza. En el mismo círculo, sobre la cabeza, apareció otro rostro, el de un anciano, cuyo mentón y barba rozaban la coronilla del cráneo de la imagen. A cada lado del cuello de esta imagen brotó un ala, y ambas alas se irguieron por encima del mencionado círculo dorado y allí se unieron la una a la otra. El punto extremo de la curvatura del ala derecha llevaba una cabeza de águila, sus ojos de fuego irradiaban el esplendor de los ángeles como en un espejo. En el punto extremo de la curvatura del ala izquierda había algo como un rostro humano que brillaba como relumbran las estrellas. Y estos dos rostros miraban hacia oriente. Además, desde cada hombro de la imagen bajaba otra ala hasta sus rodillas.
La imagen estaba revestida por una túnica tan resplandeciente como el sol y en las manos tenía un cordero que brillaba como la deslumbrante luz del día. Bajo los pies aplastaba un monstruo de forma horrible, venenoso y de color negro, y una serpiente. La serpiente hincó su boca en la oreja derecha del monstruo, su cuerpo se enrolló alrededor de la cabeza del monstruo, y llegaba con la cola hasta sus pies por el lado izquierdo de la figura. Y la mencionada imagen decía:
Palabras pronunciadas por la imagen por las cuales se entiende el amor, que se denomina vida ígnea de la substancia de Dios, y explicación de los múltiples efectos de su potencia en las diversas naturalezas o cualidades de la creación.
II. Esta imagen dijo: “Yo soy la energía suprema y abrasadora, Yo soy quien ha encendido la chispa de todos los seres vivientes, nada mortal mana de Mí, y juzgo todas las cosas. Con mis alas superiores vuelo sobre el círculo de la tierra y al cubrirlo con mi sabiduría lo ordeno rectamente. También la vida abrasadora de la sustancia divina, arde sobre la belleza de los campos, reluce en las aguas y arde en el sol, en la luna y en las estrellas, y con el hálito celestial suscito la vida en todos los seres, vivificándolos con la vida invisible que todo lo sustenta. En efecto, el hálito vive en el verde del bosque y en las flores, las aguas fluyen como si estuvieran vivas, y también el sol vive por su luz y, cuando la luna declina, resurge la luz del sol a una nueva vida, y también las estrellas resplandecen con su claridad como si estuvieran vivas.
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