Las visiones de Hildegard von Bingen despliegan un riquísimo universo simbólico, que es el objeto de estudio de este libro. A través de diversas aproximaciones se trata de comprender el fenómeno visionario, ya como una experiencia extraordinaria, ya como parte integrante del proceso creador. La floración de las imágenes, su descripción y plasmación plástica es abordada a partir de comparaciones que ofrecen contrapuntos al caso de esta mística renana del siglo XII, tales como el Apocalipsis de Juan de Patmos, los espirituales del Oriente de luz estudiados por el iranólogo y filósofo Herny Corbin, o la obra del artista surrealista Max Ernst. La imaginación creadora de Hildegard von Bingen aparece como el origen de una tradición visionaria de Occidente, sagrada y secularizada, cuya estética se fundamenta en el valor de las imágenes.
María Victoria Cirlot
Hildegard von Bingen y la tradición
visionaria de Occidente
ePub r1.0
Titivillus 01.12.16
Título original: Hildegard von Bingen y la tradición visionaria de Occidente
María Victoria Cirlot, 2005
Diseño de cubierta: Claudio Bado y Mónica Bazán
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A la memoria de mi padre
VICTORIA CIRLOT VALENZUELA (Barcelona 1955) es profesora de literatura medieval y literatura comparada de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Es coordinadora de las actividades del Institut Universitari de Cultura de la Universitat Pompeu Fabra. Es codirectora de la colección «El Árbol del Paraíso» de la Editorial Siruela y vicepresidenta de la Asociación de la Biblioteca Mystica et Philosophica Alois Maria Haas. Sus publicaciones se refieren a la cultura medieval (armamento, caballería, arte medieval, novela artúrica, lírica trovadoresca, mística femenina), a la estética del siglo XX y a la simbología.
Entre sus últimos libros destacan: Vida y visiones de Hildegard von Bingen (Siruela, Madrid 1997, 2000), La mirada interior. Escritoras y visionarias en la Edad Media (en colaboración, Martínez Roca, Barcelona 1999, Siruela, Madrid 2008), Figuras del destino. Mitos y símbolos de la Europa medieval (Siruela, Madrid 2005), Hildegard von Bingen y la tradición visionaria de Occidente (Herder, Barcelona 2005).
Se ha dedicado también a la edición de la obra de su padre, Juan Eduardo Cirlot (Barcelona 1916-1973), entre la que destaca, Diccionario de símbolos, Siruela, Madrid 1997 y Bronwyn (Siruela, Madrid 2001).
Notas
[1] Una reciente valoración acerca de la subjetividad en la Edad Media en B. K. Vollmann, «Die Wiederentdeckung des Subjekts im Hochmittelalter», págs. 380-393, en Geschichte und Vorgeschichte der modernen Subjektivität, 1, edición de R. L. Fetz, R. Hagenbüchle y P. Schulz, Walter de Gruyter, Berlín-Nueva York 1998.
[2] Hildegarda de Bingen, Scivias: Conoce los caminos, traducción de Antonio Castro Zafra y Mónica Castro, Trotta, Madrid 1999, pág. 15. Hildegardis Scivias, edición de Adelgundis Führkötter O. S. B. con la colaboración de Angela Carlevaris O. S. B., Corpus Christianorum Continuatio Mediaeualis XLIII y XLIII A, Brepols, Turnholt 1978, pág. 3.
[3]Ibídem, de la traducción pág. 15 y de la edición pág. 3.
[4]Ibídem, de la traducción págs. 15-16 y de la edición págs. 3-4.
[5] En dos manuscritos aparece como un añadido (Wiesbaden, Hess. LB, Hs. 1 en una raspadura de un corrector coetáneo, y en el manuscrito B como añadido sobre la línea. En el manuscrito Wiesbaden, Hess. LB, Hs. 2 aparece en el texto corrido, cf. prólogo de A. Führkötter, edición cit., pág. XIX).
[6] Traducción cit., pág. 16 y edición cit., pág. 4.
[7] Acerca de la construcción paratáctica en los cantares de gesta, cf. Erich Auerbach, «Nombran a Roldán jefe de la retaguardia», en Mimesis, Fondo de Cultura Económica, México 1988.
[8] Traducción cit., pág. 17 y edición cit., pág. 5.
[9] Traducción cit., pág. 17 y edición cit., pág. 5.
[10] Se trata del manuscrito de Rupertsberg, Wiesbaden, Hess. Landesbibliothek, Hs. 1, W, desaparecido en el año 1945; en la abadía de Eibingen se realizó un facsímil en los años 1927-1933 y las miniaturas reproducidas proceden del facsímil y no del original. Al parecer, el manuscrito fue realizado en el mismo monasterio de Rupertsberg en vida de Hildegard, aunque es posible que las miniaturas fueran algo posteriores a su muerte. Un estado de la cuestión acerca de fecha y taller, en Lieselotte E. Saurma-Jeltsch, Die Miniaturen im «Liber Scivias» der Hildegard von Bingen. Die Wucht der Vision und die Ordnung der Bilder, Reichert Verlag, Wiesbaden 1998, págs. 311. Con todo, algunos autores continúan manteniendo la antigua hipótesis de que Hildegard dirigió ella misma el trabajo de las miniaturas; cf. Madeline Caviness, «Hildegard as the Designer of the Illustrations to her Works», en Hildegard von Bingen. The Context of her Thought and Art, edición de Ch. Burnett y P. Dronke, The Warburg Institute, Londres 1998, págs. 29-62.
[11] Una relación semejante entre figura y marco se encuentra en miniaturas del Apocalipsis: Juan de Patmos «entra y sale» del espacio en que se enmarca la iluminación. Suzanne Lewis lo entendió como una alusión al carácter «transgresivo» de Juan de Patmos, y a su facultad de estar en este mundo y en el «otro», cf. Reading Images. Narrative discourse and reception in the thirteenth-century illuminated apocalypse, Cambridge University Press, Cambridge 1995, pág. 21. Véase Fig. 5, cap. III, pág. 74 de este libro.
[12] Manuscrito anglosajón del s. X. Rouen, Bibl. Municipal, ms. Y7, fol. 29 vº. Benedictionale del obispo Roberto. Citado y comentado por L. E. Saurma-Jeltsch, op. cit.; págs. 25-31. Con todo, se trata de una imagen sustancialmente diferente a la del manuscrito de Scivias.
[13] cf. Vida y visiones de Hildegard von Bingen, edición de Victoria Cirlot, Siruela, Madrid 2001 con la traducción de la Vida; Vita Sanctae Hildegardis, edición y estudio de Monica Klaes, Corpus Christianorum Continuatio Mediaeualis, CXXVI, Brepols, Turnholt 1993.
[14] Como sostiene Barbara Newman, «Die “Vita Hildegardis” ist nicht nur der Bericht über ein aussergewöhnliches Leben, sie ist auch ein aussergewöhnlicher Text…» planteando la hipótesis de que la Vita también fuera conocida en el monasterio de Villers en donde se conocía el Liber vitae meritorum y el Liber divinorum operum, así como la Sypmhonia que la propia Hildegard regaló a los monjes. En el s. XIII Villers se convirtió en centro de hagiografía y de cura monialium, y no es extraño que influyera en la nueva ola de la hagiografía mística. («Seherin-Prophetin-Mystikerin. Hildegard von Bingen in der hagiographischen Tradition», en Hildegard von Bingen, Prophetin durch die Zeiten, zum 900. Geburtstag, edición de la abadesa Edeltraud Forster, Herder, Freiburg 1997, págs. 126-152, en concreto, págs. 141-142.
[15] Traducción cit., pág. 16 y edición cit., pág. 4.