Ciencia y tecnología en la subalternidad
Erica Carrizo
ISBN: 9789877232295
Imagen de tapa: Luciano Bevilacqua
Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son responsabilidad exclusiva de la autora.
Carrizo, Erica
Ciencia y tecnología en la subalternidad / Erica Carrizo. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Teseo, 2020. 252 p.; 20 x 13 cm.
ISBN 978-987-723-229-5
1. Ciencia. 2. Tecnología. 3. Estado. I. Título.
CDD 609
© Editorial Teseo, 2020
Buenos Aires, Argentina
Editorial Teseo
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Este libro fue compaginado desde TeseoPress.
A mi mamá, a mi abuela y a Sarita
Avísenme si empiezo a convertirme en demasiado yo misma.
Clarice Lispector, 1969
Para que podamos mirarnos en un espejo que nos diga, de verdad, quiénes somos.
Rita Segato, 2018
Quisiera llamar la atención acerca de que para nosotros no es cierto que la ciencia que hacemos aquí puede o debe ser igual, aparte de su calidad, a la que se hace en cualquier lugar del mundo. La forma o el método para encarar los problemas puede ser la misma, los objetos de interés, semejantes. Pero las preguntas que se formulan, desde qué perspectiva, desde cuáles experiencias vitales, eso será diferente, condiciona el producto y da identidad a cada expresión de la ciencia.
Sara Rietti, 2013
Indice
Con el fin de facilitar la lectura, no se incluyen aquí recursos como “@” ni “as/os”. En aquellos casos en que no ha sido posible evitar el uso del masculino plural dada la forma usual del idioma español, deseamos que se tenga en cuenta la intención no sexista de la autora.
A Silvia Martínez, por la vida y porque sus sueños se transformen en los míos.
A Lidia Vento, por su cuidado, protección e inmenso cariño.
A Oscar Carrizo, por su fortaleza, valores e ideales.
A Carolina, Victoria y Luisina Carrizo, por las aventuras, experiencias y momentos vividos.
A Cintia Peirotti, por su solidaridad y fraternidad compartida.
A Pablo Asaroff, por su amistad y hermandad de las más puras.
A Susana Aselle y Miguel Ferreras, por su afecto, amistad, elecciones y ejemplo de vida.
A Victoria Alfonso, por su militancia, atención, compresión y compañerismo.
A Pamela Rossio, por su militancia, autenticidad, coraje y compañía.
A Juan Pablo Mercado, por su sinceridad, acompañamiento y escucha.
A Diego Hurtado, por acompañar y motivar mi trayectoria académica con enorme generosidad y confianza.
A Sergio Rodríguez, por las innumerables charlas de la resistencia, en tiempos de neoliberalismo, que hicieron evolucionar los desarrollos de este libro.
A Daniela Alegría, por facilitar el acceso a fuentes de información confiables y consolidadas.
A Luciano Bevilacqua, por su militancia y por resignificar con su arte el contenido de este libro.
Al Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica “José Babini” (CEJB) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), por brindarme el espacio institucional para la realización de mis investigaciones.
Durante la década de 1990, los estudios sociales de la ciencia y la tecnología (ESCyT) en América Latina consolidaron una narrativa dominante que reprodujo una perspectiva deshistorizada, que ignoró las especificidades nacionales, que asumió que no era necesario abrir la “caja negra” de las instituciones y sus trayectorias, que consideró que el lugar asignado a la región en el orden global no era determinante. Como en un juego de ingenio, desde estas perspectivas, nada puede escribirse si no se hace el guiño aristocrático de citar a Latour o a Callon, o no se trasplanta la última categoría puesta de moda por el mainstream académico anglosajón o francés.
Episodios como la “doctrina de la seguridad nacional” durante los años sesenta, o las dictaduras cívico-militares genocidas, o décadas de desindustrialización inducida se transforman en estos esquemas bienintencionados en diagnósticos asépticos que proyectan las complejidades de las periferias sobre veredictos unidimensionales del tipo “el problema de América Latina es el modelo lineal ofertista”, o en recetas genéricas, como explica Erica Carrizo en Ciencia y tecnología en la subalternidad, “que lejos están de contribuir a establecer un marco interpretativo que encarne las características distintivas del complejo CyT nacional”.
El problema de fondo es que estos híbridos de invernadero no solo no colaboran en la construcción de una tradición local –porque dialogan en otra parte–, sino que encajan a la perfección como apéndices funcionales a la matriz que traen para la región los organismos de gobernanza global, donde la evolución densa de sectores tecnológicos o las trayectorias institucionales se cristalizan en versiones famélicas de los frondosos y exhaustivos estudios que produce masivamente la academia del centro sobre sus propios escenarios de investigación, desarrollo e innovación. Y, como corolario, los policy makers locales, formados en este ecosistema, que luego reproducen estos sesgos en sus rutinas de gestión, en los documentos de políticas públicas y en las categorías con que las codifican.
Ciencia y tecnología en la subalternidad abandona esta huella sobrepoblada y elige otro camino más arduo, más denso y, por lo tanto, original, autóctono e iluminador. Vale preguntarse, entonces: ¿cuál es la genealogía de su autora, la investigadora Erica Carrizo, que logra abrir un espacio de análisis y reflexión “externo” a los enfoques dominantes? El primer dato relevante se vincula al surgimiento de algunas islas académicas a fines de los años noventa, que fueron creando, a contramano de la tendencia consolidada, las condiciones para la emergencia de referentes con agendas disruptivas. Desde la coordinación de la maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Buenos Aires, la figura de Sara Rietti, discípula y colega de Oscar Varsavsky, fue determinante en la formación de investigadores con un pensamiento “heterodoxo”, según la propia expresión de Rietti, que jugaba con ironía a parecer moderada. Carrizo fue discípula dilecta de Rietti y, por genealogía primero y hoy por derecho propio, a juicio de quien escribe, la más aguda y original cientista social de tradición varsavskyana.
El otro dato relevante se relaciona con el ciclo de gobiernos progresistas –aproximadamente de 2002 a 2015–, que en la Argentina inicia desde los escombros un proceso de reconstrucción del Estado que debió lidiar con la interferencia de resabios de discursos y prácticas noventistas al interior de las propias redes político-burocráticas. En este contexto, desde el ámbito de las políticas de ciencia y tecnología, un primer antídoto de emergencia se buscó en la recuperación del pensamiento latinoamericano de ciencia, tecnología y desarrollo (PLACTED), cuasi invisibilizado desde la década de 1980 por la operación ideológica y cultural neoliberal.
De esta forma, el segundo dato relevante para leer este libro es saber que su autora jugó un papel protagónico en la trayectoria del Programa PLACTED, impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva desde 2009, que se enfocó en la reedición de las obras de los principales referentes argentinos, en el financiamiento de investigaciones y en la organización de eventos con referentes regionales, cruciales para crear comunidad de pensamiento en tiempos de reconstrucción.