Deshaciendo errores
Kahneman, Tversky y la amistad que nos
enseñó cómo funciona la mente
MICHAEL LEWIS
Traducción de
Juan Manuel Ibeas
Robert Falcó
Michael Lewis estudió Historia en Princeton y un máster en Economía por la London School of Economics. Actualmente es profesor en la Universidad de Berkeley, editor de Vanity Fair y colaborador de The New York Times y Bloomberg. Su capacidad de combinar información económica y periodismo narrativo es un rasgo distintivo desde sus inicios con El póquer del mentiroso, donde cuenta sus años de bróker en el ya desaparecido banco de inversión Salomon Brothers. El escándalo financiero que protagonizó ese banco convirtió el libro en un fenómeno de ventas y en el testimonio más ácido de la codicia desmesurada que vivió Wall Street en la década de 1980. Desde entonces ha escrito entre otros The New New Thing, Moneyball, The Blind Side o Boomerang, varios de los cuales han sido llevados al cine.
Índice
Título original: The Undoing Project
Edición en formato digital: abril de 2017
© 2016, Michael Lewis
© 2017, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona
© 2017, Juan Manuel Ibeas y Robert Falcó, por la traducción
Adaptación del diseño de la portada original de Darren Haggar: Penguin Random House Grupo Editorial / Ruxandra Duru
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ISBN: 978-84-9992-757-2
Composición digital: M.I. Maquetación, S.L.
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Michael Lewis examina en este brillante libro cómo la amistad entre David Kahneman y Amos Tversky revolucionó radicalmente nuestra manera de entender el funcionamiento de la mente humana.
Hace más de cuarenta años, una serie de experimentos totalmente originales de dos jóvenes psicólogos, Daniel Kahneman y Amos Tversky, desmontaron todas las suposiciones existentes respecto al funcionamiento de la mente humana y la toma de decisiones.
Deshaciendo errores es el maravilloso relato de la colaboración de estos dos hombres de ciencia que bien podrían ser grandes figuras literarias. Héroes académicos y bélicos —ambos tuvieron una importante carrera militar— sus investigaciones estuvieron profundamente ligadas a sus experiencias vitales. Tversky era un personaje brillante, con un magnetismo inusual, confiado y extrovertido; Kahneman, un fugitivo de la represión nazi durante su infancia, era un introvertido que se cuestionaba todo lo que le rodeaba. Su relación fue tan cercana, que resulta imposible saber de qué mente surgieron qué ideas: son de lejos el dúo más fascinante de la historia de la psicología conductiva.
En su estilo habitual, Lewis nos ofrece un libro magistral sobre un tema pionero, explorado a través de las personalidades de dos asombrosos individuos tan fundamentalmente opuestos que sorprende que llegasen a ser amigos, tan siquiera colegas, pero que en el proceso cambiaron radicalmente la manera de entender cómo pensamos y por qué nos equivocamos tan fácilmente.
«Michael Lewis es el mejor contador de historia de nuestra generación.»
M ALCOLM G LADWELL
La duda no es una condición agradable, pero la certidumbre es un absurdo.
V OLTAIRE
INTRODUCCIÓN
El problema que nunca desaparece
Allá por 2003 publiqué un libro titulado Moneyball, en el que contaba cómo el club Oakland Athletics buscaba nuevas y mejores maneras de evaluar a los jugadores de béisbol y las estrategias de juego. El equipo contaba con menos dinero que otros clubes para gastar en jugadores, y la dirección, por pura necesidad, empezó a replantearse el juego. Con datos nuevos y viejos sobre el béisbol —y con el trabajo de personas ajenas al deporte que analizaron dichos datos—, el Oakland Athletics descubrió aquello que se ha convertido en el nuevo saber del béisbol. Este saber les permitió superar aplastantemente a las directivas de otros clubes. Descubrieron el valor de jugadores que habían sido descartados o desestimados, y comprobaron que gran parte de lo que se consideraba la «sabiduría del béisbol» era pura tontería. Cuando apareció el libro, varios expertos en ese deporte —entrenadores obstinados, cazatalentos, periodistas— se mostraron molestos y desdeñosos, pero a muchos lectores la historia les pareció tan interesante como a mí. Muchas personas vieron una lección más general en el esfuerzo del Oakland por construir un equipo de béisbol: si el mercado no era capaz de evaluar de un modo adecuado a los empleados —muy bien pagados y sometidos a escrutinio público— de una industria que existe desde 1860, ¿a cuál no le ocurriría lo mismo? Si el mercado de jugadores de béisbol era ineficiente, ¿qué mercado no lo sería? Si un original enfoque analítico había llevado al descubrimiento de nuevos conocimientos sobre este deporte, ¿existía alguna esfera de la actividad humana en la que no se pudiera hacer lo mismo?
En la última década, son muchos los que han seguido el ejemplo del Oakland Athletics y se han esforzado por hacerse con mejores datos, y mejores análisis de dichos datos, para descubrir ineficiencias en el mercado. He leído artículos acerca de Moneyball para la educación, Moneyball para los estudios de cine, Moneyball para la asistencia sanitaria, Moneyball para el golf, Moneyball para la agricultura, Moneyball para la edición de libros (¡!), Moneyball para las campañas electorales, Moneyball para los gobiernos, Moneyball para banqueros, etcétera. «De repente estamos “moneyballizando” a la línea delantera», se quejaba en 2012 el entrenador del ataque de los New York Jets. Después de descubrir el análisis de datos diabólicamente ingenioso que realizaba el gobierno de Carolina del Norte para redactar leyes que hicieran más difícil el voto de los afroamericanos, el cómico John Oliver felicitó a los legisladores por su «racismo moneyballizado».