• Quejarse

Neal Shusterman - Sed: Dry

Aquí puedes leer online Neal Shusterman - Sed: Dry texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2019, Editor: Nocturna, Género: No ficción. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover

Sed: Dry: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Sed: Dry" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

¿Hasta dónde llegarías para conseguir la última gota de agua?
Alyssa vive con su familia al sur de California, en un barrio residencial muy apacible... Hasta que, un día, del fregadero deja de salir agua. Tras padecer varios años de sequía, eso tampoco es extraño; allí todo el mundo está acostumbrado a las advertencias: no riegues el césped, no llenes la piscina, no te des duchas largas.
Pero esta vez ya no queda agua que ahorrar.
En muy poco tiempo, el supermercado del apacible barrio residencial se ha llenado de familias desesperadas y dispuestas a todo con tal de conseguir un bidón de agua. Y cuando sus padres salen en busca de provisiones y no regresan, Alyssa, su hermano y el peculiar vecino que los acompaña no tienen más remedio que empezar a tomar decisiones difíciles para sobrevivir. Cueste lo que cueste.
Sed es la nueva novela independiente de Neal Shusterman -Premio Nacional de Literatura Juvenil en Estados Unidos y autor de libros como Siega- y Jarrod Shusterman. Paramount está preparando su adaptación cinematográfica.
«Un descenso a la barbarie espantosamente rápido a medida que los vecinos se dan la espalda entre sí, las intervenciones del gobierno no bastan y la fachada de sociedad civilizada se desintegra». Booklist
«Los Shusterman retan a los lectores a plantearse qué harían en una crisis similar». School Library Journal
«A nadie se le da tan bien la fatalidad como a Neal Shusterman. Nunca se habían secado tanto las bocas ante la perspectiva de la sed». Kirkus

Neal Shusterman: otros libros del autor


¿Quién escribió Sed: Dry? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Sed: Dry — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Sed: Dry " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Título original: Dry

Spanish language copyright © 2019 by Nocturna Ediciones

Original English language edition:

Text copyright © 2018 by Neal Shusterman and Jarrod Shusterman

Published by arrangement with Simon & Schuster Books For Young Readers,

An imprint of Simon & Schuster Children’s Publishing Division

All rights reserved. No part of this book may be reproduced or transmitted in

any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying,

recording or by any information storage and retrieval system, without

permission in writing from the Publisher.

© de la obra: Neal Shusterman and Jarrod Shusterman, 2018

© de la traducción: Pilar Ramírez Tello, 2019

© de la presente edición: Nocturna Ediciones, S.L.

c/ Corazón de María, 39, 8.º C, esc. dcha. 28002 Madrid

info@nocturnaediciones.com

www.nocturnaediciones.com

Primera edición en Nocturna: Junio de 2019

Edición Digital: Elena Sanz Matilla

ISBN: 978-84-17834-27-2

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Este libro está dedicado a

todos los que se esfuerzan por deshacer los

desastrosos efectos del cambio climático.

DÍA UNO

SÁBADO, 4 DE JUNIO

1) Alyssa

El grifo de la cocina hace unos ruidos rarísimos.

Tose y resuella como si tuviera asma. Gorgotea como una persona que se ahoga. Escupe una vez y guarda silencio. Nuestro perro, Kingston , levanta las orejas, aunque guarda las distancias con el fregadero por si de repente volviera de nuevo a la vida; no tenemos esa suerte.

Mi madre se queda donde está, con el cuenco de agua de Kingston en la mano, debajo del grifo, desconcertada. Después cierra el paso del agua y dice:

—Alyssa, ve a por tu padre.

Desde que remodeló la cocina él solo, mi padre se engaña dándoselas de gran fontanero. Y electricista. «¿Por qué pagar un dineral a los contratistas cuando puedes hacerlo tú mismo?», decía siempre. Después predicó con el ejemplo. Desde entonces no dejamos de tener problemas de fontanería y electricidad.

Mi padre está en el garaje trabajando en el coche con el tío Laurel, que ha estado viviendo a ratos con nosotros desde que fracasó su plantación de almendros en Modesto. En realidad se llama Herb, pero en algún momento mi hermano y yo empezamos a ponerle los nombres de las distintas hierbas del jardín: tío Eneldo, tío Tomillo, tío Cebollino y, durante un tiempo que mis padres desearían que olvidáramos, tío Cannabis. Al final fue Laurel el nombre que cuajó.

—¡Papá! —grito al interior del garaje—. Problemas en la cocina.

Los pies de mi padre asoman por debajo de su Camry como si de la Malvada Bruja del Oeste se tratara. El tío Laurel está escondido debajo de una masa tormentosa de vapor de cigarrillo electrónico.

—¿No puede esperar? —me dice desde debajo del coche.

Pero yo ya presiento que no.

—Creo que es importante —respondo.

Se desliza hasta el exterior y, tras dejar escapar un profundo suspiro, se encamina a la cocina.

Mi madre ya no está allí, sino de pie en el umbral entre la cocina y el salón. Está ahí, sin más, con el cuenco de agua vacío del perro todavía en la mano izquierda. Me recorre un escalofrío, aunque todavía no sé por qué.

—A ver, ¿qué es ese problema tan importante como para sacarme de…?

—¡Chisss! —lo corta mi madre.

Rara vez interrumpe así a mi padre. A Garrett y a mí nos lo hace continuamente, pero mis padres jamás se mandan a callar el uno al otro. Es una norma tácita.

Está viendo la tele, donde una presentadora parlotea sobre la «crisis de suministro». Así es como los medios han estado llamando a la sequía desde que la gente se cansó de oír la palabra sequía . Más o menos igual que cuando el calentamiento global se convirtió en cambio climático o la guerra , en conflicto . Sin embargo, han dado con un nuevo eslogan, con una nueva fase en nuestros problemas con el agua: la llaman la restricción .

El tío Laurel sale de su nube de vapor lo justo para preguntar:

—¿Qué pasa?

—Arizona y Nevada acaban de retirarse del acuerdo de ayuda del embalse —responde mi madre—. Han cerrado las esclusas de todas las presas porque dicen que necesitan el agua para ellos.

Lo que significa que el río Colorado ya ni siquiera llegará hasta California.

El tío Laurel intenta procesarlo.

—¡Van a cerrar el río entero como si fuera una espita! Pero ¿pueden hacerlo?

Mi padre arqueó una ceja.

—Ya lo han hecho.

De pronto, la imagen nos muestra una rueda de prensa en directo en la que el gobernador se dirige a un grupo de periodistas angustiados.

—Se trata de un incidente desafortunado, aunque no del todo imprevisto —dice— . Tenemos a nuestros expertos trabajando las veinticuatro horas del día para negociar un nuevo acuerdo con distintas partes.

—¿Y eso qué significa? —pregunta el tío Laurel; tanto mamá como yo lo mandamos callar.

—Como medida de precaución, las empresas de abastecimiento municipales y del condado van a redirigir temporalmente todos sus recursos a los servicios esenciales. Aun así, debo insistir en la necesidad de mantener la calma. Me gustaría asegurarles personalmente a todos que se trata de una medida temporal y que no hay nada de lo que preocuparse.

La prensa empieza a bombardearlo a preguntas, pero él se marcha sin responder ni una.

—Parece que el cuenco de agua de Kingston no es el único que se ha quedado seco —dice el tío Laurel—. Supongo que nosotros también vamos a tener que empezar a beber del váter.

Mi hermano pequeño, Garrett, que está sentado en el sofá esperando a que vuelvan a emitir los programas normales de la tele, pone la mueca apropiada, lo que hace reír a nuestro tío.

—Bueno —le dice mi padre a mi madre sin mucho entusiasmo—, al menos esta vez el problema de fontanería no es mío.

Me meto en la cocina para probar a abrir el grifo, como si yo tuviera el toque mágico. Nada. Ni siquiera un minúsculo goteo. Nuestro grifo ha muerto y no volverá a la vida por mucho que le hagamos el boca a boca. Tomo nota de la hora, igual que hacen en la sala de urgencias: 13:32, 4 de junio.

«Todo el mundo va a recordar dónde estaba cuando se secaron los grifos —pienso—. Como cuando asesinan a un presidente».

En la cocina, detrás de mí, Garrett abre el frigorífico y coge una botella de Gatorade Glazier Freeze. Empieza a bebérselo, pero lo detengo al tercer trago.

—Déjalo en el frigo. Guarda para después.

—Pero tengo sed ahora —protesta.

Tiene diez años, seis menos que yo. Los críos de diez años tienen problemas con esto de la satisfacción inmediata.

De todos modos, ya casi se lo había bebido entero, así que dejo que se lo acabe. Tomo nota de lo que queda en el frigorífico: un par de cervezas, tres botellas más de Gatorade, una botella de leche casi vacía y sobras de comida.

¿No os ha pasado nunca eso de no saber la sed que tenéis hasta darle el primer trago a la bebida? Bueno, pues de repente yo tengo esa sensación con tan sólo mirar el frigo.

Es lo más parecido a una premonición que he tenido en mi vida.

Oigo a los vecinos en la calle. Los conocemos, nos cruzamos con ellos de vez en cuando. El único momento en que muchos de ellos salen a la vez a la calle es el cuatro de julio o cuando hay un terremoto.

Mis padres, Garrett y yo también gravitamos hacia el exterior, todos allí de pie en un extraño conjunto, mirándonos los unos a los otros en busca de consejo o, al menos, de una confirmación de que esto está pasando de verdad. Jeannette y Stu Leeson, del otro lado de la calle, los Malecki y su recién nacido, y el señor Burnside, que tiene setenta años desde que lo conozco. Y, tal como esperábamos, no vemos a la familia huraña de la casa de al lado, los McCracken, que seguramente se habrán atrincherado dentro de su fortaleza suburbana tras escuchar las noticias.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Sed: Dry»

Mira libros similares a Sed: Dry. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Sed: Dry»

Discusión, reseñas del libro Sed: Dry y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.