Esteve Estrella - Politica Aplicada
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- Libro:Politica Aplicada
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- Año:2013
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Cómo hacer un lider incuestionable
De un tipejo cualquiera
Estrella Esteve
Copyright © 2014 Estrella Esteve
All rights reserved.
ISBN-10: 1499101422
ISBN-13: 978-1499101423
POLITICA APLICADA
Prólogo
Principios básicos
Derecha Izquierda
Maniobras de Acercamiento
El simpatizante
La gestión de los recursos humanos
El Dream Team
El líder.
El soporte físico
El currículo
El lenguaje
La señora de...
El subproducto
La clac
Las vías alternativas
La comercialización del producto.
El programa
Las promesas
El cuando
Los medios de comunicación
Hablar en público
La primera entrevista
La televisión
La cuadratura del círculo
Prólogo
Hace unos años, cuando mis hijos eran aun unos niñatos que amenazaban con entrar de forma inminente en la adolescencia, nos mudamos de casa, nos trasladamos a las afueras y como suele suceder en estos casos, de la noche a la mañana, mi abanico profesional se amplió al pasar a ocupar la vacante de taxista familiar a tiempo completo.
- Creo que será mejor que los niños sigan en el mismo colegio, allí tienen sus amigos – recuerdo que acordamos
¡Soberana estupidez! lo digo así con signos de exclamación, a modo de aviso, y desde la experiencia personal con la intención de ayudar a algún posible lector que se encuentre ante el mismo dilema.
Dejar a los niños en el colegio de origen por aquello de que “allí” están sus amigos es UNA ESTUPIDEZ.
Si los amigos los tienen “allí” pues que se espabilen y se busquen amigos nuevos y si no saben cómo se hace eso pues es su problema.
Dicho esto sigo con lo mío
Todas las mañanas a horas absolutamente indecentes en casa se vivía la misma escena.
Niños venga, espabilad. Xavier vuelve a la habitación y cámbiate esa camiseta. ¡Marc! ¡Sal de la ducha!
¡Ya!.
Para ellos lo de la ducha y el desayuno era un paréntesis entre la cama y el asiento de atrás del coche, donde tras la primera discusión del día no tardaban en sumergirse en un profundo estado de letargo del que no salían hasta que llegábamos al colegio.
Para mí, en cambio, aquello era el pistoletazo de salida de una carrera contra el tiempo en un vano intento de acertar ese momento mágico, que a veces, sólo a veces se produce justo entre la cola de los que entran a trabajar a las ocho y los que lo hacen a las nueve. Una carrera que siempre terminaba en el inevitable atasco de la Gran Vía a la altura de Bach de Roda.
Allí estaba yo aquella mañana de noviembre con la mirada puesta en una furgoneta de Parquets Rodríguez, oyendo sin escuchar , las noticias de la radio cuando de repente algo me sobresaltó.
(...) acaba de ser nombrado por el presidente como nuevo conseller de. ...
- ¡Mama!
Gritaron mis hijos en una de las pocas ocasiones en que los tres han estado de acuerdo., y es que el parachoques de mi coche había quedado a escasos dos milímetros de la furgoneta.
Suerte que en aquel tiempo lo del ABS aún no se había impuesto o en ese mismo instante habría perdido la bonificación del seguro. Porque lo del ABS está muy bien para suelos mojados y grandes velocidades pero cuando estás en un atasco por lo general es un problema añadido.
- Por suerte no fue así y todo quedó en el típico
- ¡Pero ¿dónde tiene los ojos?! Mujer, tenía que ser.
- En la cara y seguro que tengo menos partes de accidente que tú mameluco.
No fue exactamente eso lo que le dije pero mameluco suena más literario que gilipollas, aunque he de reconocer que el hombre tenía parte de razón, algo que mi condición de mujer me impedía aceptar públicamente.
Por aquellas fechas hacía unos cuatro años que había dejado de trabajar en la administración pero a pesar del tiempo transcurrido aún tenía muy presente al causante de mí casi accidente, y no para bien.
El nuevo y flamante conseller era un tipo bajito mas bien canijo con la misma gracia que Van Gaal, tan simpático como pueda serlo un inspector de hacienda con dolor de muelas y tan gris que se confundía con el polvo de las cortinas, esa era la imagen que tenía de él. Una imagen, que a la vista de los hechos, quizá debiera revisar al menos por lo que se refería al polvo de las cortinas porque lo de bajito, canijo y antipático seguramente lo era, pero gris, esa mañana había dejado de serlo.
Mis conocimientos acerca del funcionamiento interno de la administración me permitian entender con relativa facilidad su ascenso desde el simple técnico que era cuando lo conocí, hasta el puesto de Subdirector General que era el cargo que ocupaba en el momento de mi marcha; pero de eso a Conseller mediaba un abismo.
¿Qué había pasado en mi ausencia?
¿Tan mal iban las cosas como para esto?
Yo sabía perfectamente que promocionarse en la administración es algo que depende básicamente del punto de partida.
Para un auxiliar administrativo cualquier vía de promoción pasa por aprobar los exámenes para administrativo y a partir de ahí se puede empezar a pensar en pillar un negociado, cosa más que difícil pero por soñar que no quede. Pero ahí acaba la cosa.
Allí, en la administración, los que realmente promocionan son los técnicos , que en razón de sus méritos pueden acceder a una jefatura de sección, de servicio, hasta una subdirección. Pero cuando a lo que se aspira es a una gerencia, dirección general o consejería la cosa ya no depende tanto de los méritos propios como de las relaciones que uno tenga con el superior directo.
Esas "relaciones" pueden concretarse en cosas como por ejemplo, compartir aficiones como la ópera, el golf o el Pilates, veranear en el mismo sitio, llevar a los niños a la misma escuela y de forma muy especial compartir carnet. Un carnet que no es el del Barça o el Madrid aunque en determinadas circunstancias pequeños detalles como estos puedan llegar a tener su importancia.
Ese carnet, al que me refiero, es el carnet del partido porque en todas partes pero en la administración más, no todas las sillas son iguales ni los culos llamados a ocuparlas los mismos. Para esta clase de sillas se necesita un culo, sí, pero no un culo cualquiera. En estos casos se necesita un culo con carné o dicho de otra forma, para seguir promocionándose hay que entrar en política.
Un tema que por diversos motivos, entre los que se contaban la crianza de los tres salvajes del asiento de atrás hacía tiempo que había dejado de interesarme. Pero esa mañana algo cambió y a partir de ese momento, para desesperación de amigos y familiares, centré buena parte de mis energías en saber qué es y cómo funciona eso de la política.
De repente me hice adicta a las tertulias radiofónicas, me apunté a toda clase de actos políticos, ya fueran barbacoas populares, exposiciones temáticas, inauguraciones o recitales de poesía.
Desayunaba en el bar de un comunista, me dejaba cortar el cabello por un peluquero socialista, practiqué Pilates con una señora de derechas, un encanto de persona dicho sea de paso, y por poco no acabo en una lista de las municipales.
De aquel empacho político, del que tardé mucho en recuperarme, extraje una conclusión
"si él lo ha conseguido, cualquiera puede hacerlo"
Desde entonces han pasado unos cuantos años, mis hijos ya no son niños, y a poco que se lo propongan, que parece no ser el caso, cualquier día me hacen abuela.
Ahora tengo canas, aunque si he de ser precisa mejor digo que tengo algunos cabellos oscuros, hace tiempo que dejé de comprar la ropa sin probármela y solo los pensionistas, que no se han operado de cataratas, me tiran los tejos.
Sí, el tiempo pasa y las personas cambiamos, cómo también cambia nuestro entorno, se derriban viejas casas, se construyen nuevas. Estás unos días sin pasar por una carretera y de repente donde antes habían cruces ahora hay rotondas.
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