CÉSAR MILLÁN (Culiacán, México, 27 de agosto de 1969), es entrenador de perros y psicólogo canino profesional y el fundador del Centro de Psicología Canina de Los Ángeles. Desde el año 2004 presenta Dog Whisperer en el National Geographic Channel, además de ser autor de numerosos libros sobre el tema entre los que destacan El encantador de perros (2006), El líder de la manada (2007), Uno más de la familia (2008), ¿Cómo criar al perro perfecto? (2009) y Las normas de César Millán (2010).
Dedico este libro a la memoria de mi abuelo, Teodoro Millán Angulo,
y a mi padre, Felipe Millán Guillen; mi agradecimiento a los dos
por enseñarme a apreciar, respetar y amar verdaderamente
a la Madre Naturaleza.
Mi agradecimiento especial a mi madre, María Teresa Favela d’Millán,
que me enseñó el poder de un sueño.
Título original: Cesar’s Way
Traducción: Javier Lago Bornstein & Ana Isabel Robleda
César Millán & Melissa Jo Peltier, 2006.
¿Su perro le está volviendo loco? ¿Es agresivo, nervioso, asustadizo o demasiado irritable? Los perros son nobles y generosos con nosotros, pero ¿qué es lo que les damos a cambio? Un sitio donde dormir, comida, afecto… ¿Es suficiente para ellos? ¿No podríamos ir más allá, ver qué sucede en el interior de sus mentes, de sus corazones, y averiguar lo que necesitan realmente? César Millán le ofrece las técnicas prácticas necesarias para entender cómo ve el mundo su perro, cuáles son sus necesidades para una vida pacífica, feliz y equilibrada. El encantador de perros le ayudará a comprender lo que sucede en la mente del mejor amigo del hombre y a desarrollar una relación plena y positiva con él.
César Millán & Melissa Jo Peltier
El encantador de perros
Los mejores consejos para educar y comprender a tu mascota
ePUB v2.0
Elle51816.02.12
Agradecimientos
Este primer libro significa mucho para mí, y es importante que exprese mi reconocimiento a todas las personas que, de algún modo, han influido en mi vida, que me ayudaron a alcanzar el punto en el que me encuentro, cumpliendo realmente mi sueño de escribir un libro. Con algunas de esas personas no he hablado nunca, pero todas ellas contribuyeron a conformar mi modo de pensar y la forma en que abordo este libro.
La primera de ellas es Jada Pinkett Smith, que ha sido más que una cliente; también ha sido una mentora, una guía y un modelo que hay que imitar. Gracias, Jada, por tu hermoso espíritu y por mostrarme el significado de la amistad incondicional.
Quiero mostrar mi reconocimiento a Jay Real por tomarme bajo su protección y enseñarme las reglas, las fronteras y los límites del mundo de los negocios. Jay, eres un hombre de honor. Instintivamente supiste cuándo llevarme de la mano y guiarme, pero también supiste cuándo hubo llegado el momento de que abandonara el nido y volara por mi cuenta. Siempre me sentiré agradecido por ello.
También hay dos mujeres a las que tengo que dar las gracias: las que regentaban un salón de belleza en San Diego y que me contrataron cuando llegué a Estados Unidos por primera vez. Perdónenme por no recordar sus nombres. Por aquel entonces no hablaba inglés y los nombres americanos me resultaban muy difíciles. Pero si están leyendo esto, por favor, han de saber que nunca olvidaré lo que hicieron por mí. Pienso en ustedes como mis primeros (¡pero no los últimos!) ángeles de la guarda americanos.
A menudo se trivializa en los medios de comunicación sobre los autores y los expertos en libros de «autoayuda», pero he de mostrar mi reconocimiento a varios de ellos por el éxito que hoy tengo. Oprah Winfrey me influyó mucho antes de que tuviera el honor de conocerla en persona y de trabajar con sus perros. Su programa How to Say No cambió mi vida al principio de mi carrera, porque en aquella época yo decía no a mi familia y sí a todos los demás. Gracias, Oprah, por tu sabiduría y tu perspicacia. Para mí siempre serás la encarnación de la energía «serena y firme» por el modo en que encaras tu vida y tu trabajo. ¡Realmente eres una «líder de la manada» estelar para los seres humanos!
Hay otros, a los que quiero mencionar y recomendar, que han influido tanto en mi vida como en mi manera de trabajar con los perros. Anthony Robbins me enseñó a fijarme una meta, emprender las tareas necesarias para alcanzar dicha meta y conseguirla. El Dr. Wayne Dyer me inculcó la fuerza de la voluntad. Deepak Chopra me ayudó a esclarecer mis creencias en cuanto al equilibrio entre el cuerpo y el alma, y nuestras conexiones con los mundos natural y espiritual. El Dr. Phil McGraw me enseñó a informar con amabilidad a la gente de cosas que no quieren oír y también me ayudó a aceptar elegantemente el hecho de que mis consejos no son para todo el mundo. El libro Men Are from Mars, Women Are from Venus (Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus), del psicólogo John Gray, me ayudó a salvar mi matrimonio.
Hubo un momento en mi vida en el que me encontraba desesperado por saber si estaba loco, en el que me preguntaba si era la única persona en el mundo que creía que la psicología canina —no el adiestramiento canino— era la clave para ayudar a los perros con problemas. Dog Psychology: The Basics of Dog Training, del desaparecido Dr. Leon F. Whitney, y The Dog’s Mind, del Dr. Bruce Fogle, fueron los dos libros que salvaron mi cordura y me ayudaron a ver que iba por buen camino.
Cuando Los Angeles Times publicó un artículo sobre mí en 2002, una bandada de productores de Hollywood llegó de golpe a mi Centro de Psicología Canina, todos ellos prometiéndome la luna a cambio de cederles mi vida y mis «derechos». Sheila Emery y Kay Summer fueron los únicos que no quisieron sacar provecho de mí y que no me hicieron promesas salvajes. Les agradezco que me presentaran al grupo MPH Entertainment: Jim Milio, Melissa Jo Peltier y Mark Hufnail. El equipo MPH/Emery-Sumner vendió mi programa, Dog Whisperer with Cesar Millan al National Geographic Channel. A diferencia de otros productores que se me habían acercado, los socios de MPH no querían cambiarme. Nunca jamás me pidieron que fingiera ser algo que yo no era. Querían que me presentara exactamente tal cual era: nada de adornos, nada de espectáculo, sólo mi esencia. Kay, Sheila y los tres socios de MPH —yo los llamo mi «pandilla de la televisión»— me han ayudado a conservar la sensatez, los pies en el suelo en un negocio que fácilmente puede conseguir que los recién llegados pierdan el equilibrio.
Quiero agradecer especialmente a mis dos hijos, Andre y Calvin. Tienen un padre dedicado en extremo a su misión, una misión que a menudo le ha robado un tiempo que podría haber pasado con ellos. Quiero que sepan, mientras van creciendo, que cada segundo que no estoy con ellos ocupan mi pensamiento. Mis extraordinarios niños, sois mi razón para seguir adelante; la huella que deje en este mundo la dejo por vosotros. Quiero que crezcáis en una familia de honor que defiende algo importante. Andre y Calvin, espero que siempre recordéis y apreciéis vuestras raíces.