A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
ADVERTENCIA
Este libro es sólo una guía introductoria de la raza. Para criar un perro es necesario conocer a fondo su temperamento y tener nociones generales de psicología y comportamiento animal, que no están contenidas en la presente obra. Se advierte que si se orienta mal a un perro, este puede ser peligroso.
Por otra parte se recuerda que, lógicamente, sólo un profesional acreditado puede adiestrar a un perro y que cualquier intento de hacerlo por cuenta propia constituye un grave error. Es obvio que bajo ningún concepto debe permitirse que los niños jueguen con un perro si el propietario no está presente.
Escribir un libro siempre es algo apasionante, que me motiva desde el momento en que pienso en el índice de la obra del texto y empiezo a escribir las primeras líneas. Procuro aprovechar al máximo mi experiencia en el mundo canino, mis ganas de profundizar en mis conocimientos, pero ciertamente, sin la ayuda de amigos y aficionados entusiastas de este mundo, tendría muchas más dificultades para encontrar todas las fotos y, sin su contribución, el texto sería a buen seguro más pobre.
También debo agradecer la ayuda, los consejos y las sugerencias que me han dado los jueces Enrico Adinolfi, Giulio Bezzecchi, Ernesto Capra, Colombo Manfroni, Mario Migliarini, Luigi Gaboardi, Giancarlo Raimondi, A. Maghenzani y, Fulvio Ponti. Mi reconocimiento también a Daniele Piacentini, Daniele Comiotto y Sara Venturelli, que me han permitido aprovechar sus experiencias directas y sus grandes conocimientos sobre las razas en las que están especializados.
Un agradecimiento especial al señor Robert Mooney, sin cuya ayuda y pasión por los perros poco habría podido hacer: una vez más, gracias de todo corazón.
Fotografías del interior: François Nicaise, salvo donde se indica otra procedencia.
Diseño gráfico de la cubierta:©YES.
Fotografías de la cubierta:©Peter Sebastian/Getty Images;©Martyn Goddard/Corbis;©Dale Spartas/Corbis;©Klein J.-L. & Hubert M.-L./ Biosphoto.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2019
© [2019] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-599-4
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Claudio De Giuliani
Enciclopedia
de los perros
de caza
Índice
INTRODUCCIÓN
El hombre y el perro llevan juntos miles de años y forman una relación que resiste el paso inexorable del tiempo. El hombre quiso que el perro estuviera a su lado desde los albores de la humanidad, cuando el cánido todavía salvaje intervenía como actor pasivo en la caza. La compenetración espontánea se fue reforzando cada vez más, hasta que el hombre, con la inteligencia y el sentido de la oportunidad que lo caracterizan, se dio cuenta de que podía sacar más provecho de aquel animal. En primer lugar, lo domesticó y luego lo adiestró para las labores concretas de la caza.
La caza era una actividad indispensable para conseguir alimento y, por tanto, estaba directamente relacionada con la supervivencia. El adiestramiento del perro se basó en la práctica, con fines exclusivamente utilitarios. Aprovechando las características intrínsecas de los cánidos de entonces, es decir, las cualidades que servían para buscar la caza por el seguimiento, el hombre creó inicialmente el sabueso que, según las regiones, tuvo nombres y aspectos diferentes, y dio origen al cabo de siglos a las primeras razas diferenciadas.
Las menores dimensiones de los animales salvajes y la transformación de los instrumentos de caza, que cada vez eran más manejables y sofisticados, convirtieron en objetivos venatorios a animales, como los pájaros, que antes difícilmente estaban a su alcance. El perro se adaptó a estas nuevas exigencias. Gracias a su ductilidad y a la habilidad en el adiestramiento, se seleccionaron las razas de muestra o, para decirlo mejor, de «señalar», ya que, al principio, el acto de indicar la presencia de la pieza duraba muy poco, pues siempre predominaban las cualidades de perseguidor. Cuando fueron inventadas las armas de fuego, el hombre intentó mejorar las cualidades del perro para realizar la muestra. Y así nacieron, igual que en su momento los sabuesos de los que derivaban, varias razas de muestra que al principio se podían dividir en bracos, spaniel y griffon, según fuera el pelo raso, largo o duro.
Con el paso de los siglos, el hombre logró crear razas para todos los gustos, tanto desde el punto de vista del aspecto como de la ejecución venatoria. Posteriormente se identificaron y aprovecharon otras peculiaridades y aptitudes, que fueron utilizadas para crear razas especializadas bien en la búsqueda, bien en el cobro. De esta manera nacieron las primeras razas de búsqueda: perros que debían satisfacer al cazador, no ya por la muestra o por el seguimiento con el ladrido, sino por el hecho de levantar la caza cuando estaba al alcance del disparo. Tuvieron un desarrollo importante en Inglaterra, donde se originaron las razas de cobro.
La cinofilia oficial, que nació a finales del siglo XIX , estableció definitivamente la clasificación de las antiguas razas y sentó los presupuestos para la creación de nuevas razas de caza a fin de satisfacer las exigencias del mundo de la caza.
Los cazadores quieren ver en sus compañeros de aventuras las mejores cualidades, sobre todo actualmente, cuando se ha perdido la finalidad de cazar con fines alimentarios. Al hombre cazador se le impone hoy una visión más respetuosa del mundo animal, que tenga en cuenta las nuevas realidades de la sociedad, y una conciencia ecológica que sirva para evitar las muertes indiscriminadas y a la vez disfrutar de las emociones que el perro ofrece con sus rastreos, sus muestras, sus patrones, sus cobros y su trabajo en general.
Este libro, escrito por quien ha practicado la caza siempre y sólo con la ayuda del perro, quiere ser un medio para conocer mejor las numerosísimas razas de caza. Con este fin describe, para las más importantes, el estándar de trabajo y morfológico, y los orígenes y la utilidad para la caza, sin olvidar tampoco la información sobre la historia y el uso de las razas menores.
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