Prólogo
El lector tiene en sus manos una obra plena de profundidad, a pesar de su aparente sencillez, una profundidad que solo puede encontrarse curiosamente, en los actos más simples y puros del ser humano, común y corriente: la vida cotidiana.
Prácticamente toda la filosofía oriental reflexiona acerca de este aspecto del hombre, la occidental en cambio, se aventura por los caminos más intrincados del Ser y sus circunstancias, y pocas, muy pocas veces «baja de las nubes», para ocuparse de la vida diaria del común de los mortales.
Es por esta razón que la Metafísica para la Vida diaria, que hemos recopilado para conformar la presente obra, tiene una doble importancia para nosotros, puesto que además de estar llena de claves, oraciones, bendiciones y consejos para todos los días, constituye —como de hecho se caracteriza la metafísica enseñada por Conny Méndez— una de las pocas disciplinas dedicadas a la espiritualidad del hombre occidental que se ocupan de los quehaceres diarios y de la enorme importancia de los mismos.
Nada sería del filósofo o pensador más profundo y elevado si se olvidara en un momento dado de cumplir con los aspectos más simples de su manutención personal. El propio Buda Gautama, puso en riesgo su vida cuando decidido a encontrar la iluminación trató de olvidarse de los actos más cotidianos y dedicado únicamente a meditar días, semanas, meses y años enteros, dejó de alimentar su cuerpo. Una sencilla muchacha, una simple pastora, rectificó el camino al propio Buda, lo alimentó, lo aseó y le demostró que nada sería de él, ni de su doctrina, si se olvidara del aspecto más primario del ser humano: la alimentación.
Poco después, ya recuperado y tras haber comprendido esto, Gautama encontró la Iluminación.
Y ya que tocamos el tema de las bendiciones, que precisamente ocupan una buena parte de esta recopilación, deseamos hacer nuestras las palabras de otro gran maestro metafísico, el norteamericano Charles Filmore, quien dice al respecto: «Cualquier cosa que tengas, por inadecuada que parezca, bendícela. Aún si no tienes dinero y no tienes alimentos, bendice tus manos, tu mente, tus destrezas, tus amigos, el aire que respiras, el sol que te alumbra. Bendícelo todo, y tu vida será bendecida con riquezas hasta ahora insospechadas por ti».
Para la presente antología hemos realizado un recorrido por aquellas obras de diversos autores metafísicos, que se ocupan de estos temas tan cercanos al hombre y que, por lo mismo, muchas veces olvidamos, o lo que es peor, ignoramos, debido a que estamos ocupados en cosas mucho más «importantes» o «más profundas».
Esperamos sinceramente que este libro sea de gran utilidad y que el lector reflexione a partir de su lectura, sobre aquellos aspectos que conforman la más importante de las aventuras por las que pasa el ser humano: la vida cotidiana.
Javier Santacruz
El diario vivir
«YO SOY» la Ley del perdón y la Llama Violeta transmutadora de toda acción no armoniosa y toda creación humana desde ahora hacia atrás hasta el momento de mi individualización.
«YO SOY» aquí y «YO SOY» allí, y yo estoy ahí en toda la humanidad, de manera que todo lo que yo diga de ahora en adelante incluye a todo ser humano.
«YO SOY» la Presencia del Dios Todopoderoso que mantiene el Fuego Violeta ardiendo en todo mi ser y todo mi mundo, y me mantiene sellado (a) en un pilar de Fuego Violeta que transmuta al instante toda creación humana, que regrese buscando redención, a mi alrededor; a través de mí; contra mí, o que yo contacte con cualquier forma.
Mi Amada presencia transmuta toda imperfección que yo pueda haber creado, y con la autoridad de «YO SOY» me repone toda la fuerza y la perfección que yo deseo.
«YO SOY» ahora el ser ascendido que estoy deseando ser. «YO SOY» la presencia conquistadora y yo ordeno a mi amada presencia que gobierne perfectamente mi mente, mi hogar, mis asuntos y mi mundo.
«YO SOY» la magna energía electrónica que fluye, que llena, que renueva cada célula de mi mente y de mi cuerpo ahora mismo. En el nombre, por el poder y la autoridad de la amada presencia y del tres veces tres.
«YO SOY» la resurrección y la vida:
- De toda la perfección en mi corriente de vida.
- De mi eterna juventud y belleza.
- De mi agilidad y frescura.
- De mi perfecta visión y oído.
- De mi perfecta salud.
- De mi fuerza y energía ilimitadas.
- De mi dentadura perfecta, de mi piel, de mi estructura ósea.
- De mi perfecta simetría.
- De mi fondo ilimitado de dinero.
- De todo lo perfecto en mi mundo, en mi vida.
- De todas las facultades de mi cuerpo causal.
- De mi plan divino cumplido ya.
Yo pido ser protegido contra todas las intromisiones que por necesidad atravieso, estoy envuelto en mi círculo electrónico eternamente sostenido, porque «YO SOY» el fuego sagrado.
Todo lo que se me acerca es ahora y siempre transmutado en mi aura, porque yo no estoy aquí para cumplir un lapso kármico; yo estoy aquí para irradiar y permanezco intocado por toda vibración menor.
«YO SOY» manso y humilde de corazón.
«YO SOY» el Amor Divino, la inteligencia divina, el Poder Divino, el Equilibrio y el Aliento Divino.
«YO SOY» la riqueza, la elegancia, la alegría, la felicidad.
«YO SOY» el cuerpo de cristo.
«YO SOY» la tríada.
«YO SOY» todas las nobles facultades, talentos y virtudes.
«YO SOY» la pureza inmaculada que mantiene impecable mi cuerpo, mi ropa, mi hogar, mi conciencia y mi mundo.
«YO SOY» el camino, la verdad y la vida.
«YO SOY» la puerta abierta que nadie puede cerrar.
«YO SOY» todo lo perfecto contenido en mí.
«YO SOY» el único poder contenido en mí, la única presencia y la única armonía.
«YO SOY» uno con el padre.
«YO SOY» la presencia guardiana que nada ni nadie puede afectar, asustar, ni desagradar.
«YO SOY» DIOS EN ACCIÓN.
TODO ESTO RECONOZCO Y PIDO PARA TODOS MI HERMANOS HUMANOS.
¡Gracias Padre!, que me has oído.
Te regalo lo que se te antoje
- Escribe en un papel, y por orden de importancia para ti, todas las cosas que tú deseas; sin temor de pedir demasiado, pues la fuerza que te voy a dar a conocer no sabe de limitación.
- Lee tu lista al despertarte y antes de dormir.
- Piensa a menudo en tus deseos. Goza imaginándolos y siempre que los recuerdes di: «¡Gracias Padre que ya has dado la orden de que me sean concedidos!».
- No le cuentes a nadie lo que estás haciendo. Esto es muy importante porque si lo comentas con alguien, se disipa toda la fuerza y no verás realizados tus deseos. Eso es todo.
Ahora…
Para mayor satisfacción tuya, sé espléndido contigo mismo. No digas en tu lista que deseas una casita «aunque sea pequeña…». Pídela del tamaño que te convenga y te agrade plenamente. Si es dinero, menciona la suma, si es trabajo indica qué clase, el sueldo al que aspiras, las condiciones y la localidad más conveniente para ti.
En tu primera lista pon cosas sencillas para que te vayas acostumbrando tú mismo a ver caer y ocurrir maravillas, pues como jamás has hecho esto, no vas a creer que sea posible, y te advierto que esta duda te puede costar el que no veas lo que has pedido. Es natural que te vengan dudas y desconfianzas porque la idea es muy nueva para ti. Pero cuando sientas escepticismo, pesimismo, etc., saca tu lista, reléela y da gracias de nuevo. El dar gracias por lo que aún no se ha visto es la forma más positiva de manifestar la fe. Lo recomendó Jesucristo en varias ocasiones, como tú recordarás notablemente, antes de alimentar a cinco mil personas con cinco peces y cinco panes, cuando miró hacia el cielo y dio las gracias en el momento de partir la primera hogaza de pan.
¡Ah…!, te va a sorprender que cada vez que leas tu lista, vas a tener que tachar algunos puntos porque ya se te habrán realizado. Entonces tendrás que hacerla de nuevo, poniendo otros puntos en los lugares más importantes. No te preocupes, esto es natural, a todo el mundo le ocurre. Lo que sucede es que tu Yo Superior te va indicando que muchos de estos deseos están ya al alcance de tu mano mientras que hay otros que no lo están tanto.