Para simplificar la redacción y la lectura, a lo largo del libro, cuando se habla de niño, hace referencia a niño y niña.
Ser Niños Acompañados
Crianza y escuela
Laura Estremera Bayod
Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).
© Laura Estremera Bayod, 2018
Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras
Imagen de cubierta: ©Laura Estremera Bayod
Imágenes y fotografías: ©Laura Estremera Bayod
www.
Primera edición: diciembre 2018
ISBN: 9788417569747
ISBN eBook: 9788417570903
Ser niños
¡Cuántas formas de crianza existen!, ¡cuántos métodos educativos! Pero ¿Cuántos están centrados en el niño?, ¿Cuántos se agachan, se ponen a su altura, miran a los principales protagonistas, y dan respuesta a lo que han observado?
Igual que cuando escribí Criando, vivimos en un momento en el que hay mucha información accesible sobre crianza, sobre educación, pero a veces se nos olvida lo esencial, que es la comprensión de las necesidades infantiles, el por qué hacen lo que hacen, y sólo escuchando estas necesidades, estos porqués y acompañándolos en su desarrollo, nuestros pequeños podrán SER niños, SER ellos mismos, sin que los adultos intentemos modificarlos a nuestra conveniencia e intentemos que sean lo que no son.
Comprender por qué hacen los niños determinadas cosas, cuáles son sus necesidades, cual es el desarrollo natural, implica agacharnos a su altura, abrir los ojos y observar con la mirada libre de prejuicios, escuchar qué es lo que verdaderamente necesitan, y de este modo, tomar conciencia de sus necesidades y darnos cuenta de que para que ellos puedan SER, nosotros tenemos que acompañar.
Cada uno es libre de elegir de qué forma quiere acompañar a sus hijos o a sus alumnos en su desarrollo, pero antes debería de valorar si esa forma de hacerlo es beneficiosa para los niños y está de acuerdo con sus verdaderas necesidades. Hoy hay evidencia de que determinadas prácticas (como que se duerman llorando, castigarlos, usar tacatás…) no sólo no son eficaces, sino que son perjudiciales. Y tenerlo en cuenta nos capacita para tomar decisiones informadas.
¿Este libro es para padres o para educadores?, ¿trata de crianza o de educación?
Hay una línea muy fina que separa ambas, en los 3 primeros años ¿dónde está esa línea que las separa? No lo sé.
No podemos hablar de escuela (en general, no sólo de los primeros años) sin entender al ser humano, sus orígenes, sus necesidades y si queremos entenderlo tenemos que recurrir a la crianza.
En este libro no se explica una metodología, sino una forma de entender al niño y por lo tanto, se aplica a todo, al hogar, a la escuela, al parque…
Una forma de comprender y acompañar a los niños que les permita SER niños.
1. ¿Cómo somos?, ¿de dónde venimos? Conociéndonos
Vamos a pensar en una familia de cavernícolas que está en una cueva, hay un bebé muy pequeño, que este bebé sobreviva es más complejo que hoy en día.
Este bebé cavernícola necesita que lo cojan en brazos ¡y es lógico! ¿Cómo si no iba a sentirse seguro? Con la cantidad de animales que hay allí afuera, si no siente el calor de un adulto cerca, escucha su corazón, siente su movimiento… puede significar que se lo han olvidado ¿y cuánto tiempo sobreviviría una cría humana sola en aquella época? Y para los adultos ¿qué mejor forma que mantenerlo a salvo que llevarlo encima?
Este bebé cavernícola necesita llorar ¡y es lógico! ¿Cómo si no iba a comunicarle a su madre que no se encuentra bien, que algo dentro de él se ha desequilibrado y que necesita a un adulto que le ayude a restablecer ese equilibrio? y si su mamá comenzara a recolectar frutos y a separarse de él ¿qué mejor que el llanto para recordarle que la necesita?
Este bebé cavernícola necesita que satisfagan sus necesidades bien y rápido ¡y es lógico! Si tiene sueño, tiene que dormir; si tiene hambre que comer; si siente frio, hay que abrigarle; si quiere que alguien le preste atención, alguien de la cueva estará dispuesto a ello. Primero porque es absurdo hacerle esperar ¿quién mejor que él para conocer sus necesidades?, lo segundo, porque no hay reloj ni un «profesional» que le haya explicado a la mamá cavernícola que debe pasar X tiempo entre toma y toma o que debe de dormir solo, y lo tercero porque ¡pone en peligro a toda la tribu! si el bebé llora, y llora, y llora está avisando a los depredadores de su presencia.
Este bebé cavernícola está en contacto físico con su madre u otros adultos, siente su olor, su calor… satisfacen sus necesidades, le dan de comer cuándo tiene hambre, le dejan dormir cuándo se siente cansado, le abrigan si tiene frio, atienden pronto su llanto observando qué es lo que necesita, le hacen caso… todo esto hace que se sienta seguro y pueda desarrollarse y sobrevivir.
Nadie pondrá en duda que es lógico que traten así al pequeño cavernícola, que respeten sus necesidades ¿y por qué no hacerlo? Lo absurdo sería lo contrario: que cuando tuviera sueño intentaran mantenerlo despierto, meneándolo, hablándole… porque el adulto prefiriera que durmiera en otro horario; que cuando tuviera hambre demoraran la toma porque aún no hace el tiempo que un «experto» ha estimado o peor aún «para enseñarle a esperar» o «a tolerar la frustración»; que lo dejaran llorando para «enseñarle» a no llorar; que lo alejaran del resto de miembros mientras durmiera para que no se «malacostumbrara» o no «molestarle», cuando lo que precisamente necesita es sentir esa presencia, al niño no le molesta que el adulto hable, ronque o se levante temprano; que no lo cogieran por si se «acostumbrara» y luego nunca quisiera bajar de los brazos adultos…
Pues si nos parece lógico que al bebé cavernícola le atiendan sus necesidades, ya que si las tiene es por algo, nos debería de parecer igualmente lógico atender las necesidades de nuestros bebés y niños pequeños, ya que el bebé homo sapiens NO HA EVOLUCIONADO, su naturaleza y su biología es la misma que la del bebé cavernícola del que acabamos de hablar, ni el cuerpo, ni el cerebro, ni las necesidades infantiles han cambiado respecto a nuestro pequeño cavernícola, pero lo que sí que ha evolucionado, y mucho, es la cultura y la crianza. Por lo que tenemos bebés con las mismas necesidades que hace 40.000 años y con prácticas de crianza y culturales que en muchas ocasiones no las respetan. Y las cosas en la naturaleza no ocurren por azar, o sea que, si nuestros bebés son como son, si tienen unas necesidades es por algo.
Depende de la cultura
Tenemos pues unos bebés que no han evolucionado en los últimos 40.000 años y que presentan unas necesidades universales, da igual dónde nazcan, las necesidades son las mismas.