Acerca del autor
V ex King es coach mental, escritor y emprendedor de estilo de vida que fusiona la perspicacia natural para los negocios y la habilidad creativa para las artes con la mentalidad filosófica, la sabiduría espiritual y la fe en una actitud positiva para alcanzar el éxito.
Como optimista, visionario y filántropo, Vex es el propietario y fundador de la marca de estilo de vida Bon Vita, una plataforma que ofrece perspectivas de empoderamiento, sabiduría espiritual, soluciones prácticas, historias motivacionales, lecciones de vida y mucho más.
Vex utiliza su influencia positiva para difundir únicamente buenas vibraciones que ayuden a la gente a desarrollar todo su potencial y expresar su grandeza en todas las áreas de su vida.
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La información contenida en este libro se basa en las investigaciones y experiencias personales y profesionales del autor y no debe utilizarse como sustituto de una consulta médica. Cualquier intento de diagnóstico o tratamiento deberá realizarse bajo la dirección de un profesional de la salud.
La editorial no aboga por el uso de ningún protocolo de salud en particular, pero cree que la información contenida en este libro debe estar a disposición del público. La editorial y el autor no se hacen responsables de cualquier reacción adversa o consecuencia producidas como resultado de la puesta en práctica de las sugerencias, fórmulas o procedimientos expuestos en este libro. En caso de que el lector tenga alguna pregunta relacionada con la idoneidad de alguno de los procedimientos o tratamientos mencionados, tanto el autor como la editorial recomiendan encarecidamente consultar con un profesional de la salud.
Título original: GOOD VIBES, GOOD LIFE
Traducido del inglés por Antonio Gómez Molero
Maquetación de interior: Toñi F. Castellón
© de la edición original
20218, Vex King
Publicado inicialmente en 2018 por Hay House UK Ltd
Puedes sintonizar la emisora de Hay House en hayhouseradio.com
© de las ilustraciones
2018, Camissao
© de la portada
HappyLetters, happyletters.es
© de la presente edición
EDITORIAL SIRIO, S.A.
www.editorialsirio.com
I.S.B.N.: 978-84-18531-11-8
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Mamá, te dedico este libro. Hemos tenido una vida dura, pero con tu fuerza, fe y perseverancia, lograste que consiguiéramos cosas extraordinarias.
A pesar de todos los obstáculos con los que has tropezado y de las muchas veces que te defraudé, solo me has mostrado amor incondicional. Ese amor te llevó a sacrificarte, y gracias a él jamás he perdido la sonrisa. Me perdonaste, me abrazaste, reíste, me inspiraste y animaste, me curaste e hiciste todo lo que podías para demostrar que con amor todo era posible. Por eso hoy estoy aquí, transmitiendo mi amor a los demás por medio de mis palabras.
También te lo dedico a ti, papá; naturalmente, sin ti mi existencia no sería posible. Aunque nunca llegué a conocerte bien, siempre he sentido cómo tu energía me guía cuando más lo necesito. Sé lo mucho que signifiqué para ti cuando nací. Espero que estés orgulloso de mí.
Por último, me gustaría dedicar este libro a todo el que tenga un sueño, aunque solo sea el sueño de sobrevivir o salir de una mala racha. Mi sueño era escribir un libro que cambiara para bien vidas en todo el mundo. Si yo puedo lograrlo, tú también puedes. Creo en ti. Espero que tú también.
Introducción
D urante mi infancia estuve tres años sin un hogar fijo. En esa época, mi familia y yo vivíamos con parientes y pasábamos breves períodos en un centro de acogida. Me sentía agradecido de tener un techo, pero recuerdo lo aterradora que fue la experiencia de estar en ese centro.
Alrededor de la entrada había siempre personajes de aspecto desagradable que nos lanzaban miradas penetrantes cuando entrábamos en el edificio. Yo apenas tenía cuatro años y aquello me daba miedo. Pero mi madre me aseguraba que todo iría bien, que solo teníamos que mirar al suelo e ir directamente a nuestra habitación.
Una noche salimos, y al volver había sangre por toda la escalera y en las paredes del pasillo. El suelo estaba cubierto de fragmentos de vidrio. Mis hermanas y yo nunca habíamos visto nada tan horrible. Al mirar a mi madre me di cuenta de que estaba asustada. Pero una vez más, hizo de tripas corazón, y nos dijo que anduviéramos con cuidado, para no pisar el vidrio, y fuéramos a nuestra habitación.
Todavía conmocionados por lo que acabábamos de ver, mis hermanas y yo tratamos de averiguar qué podría haber pasado abajo en el pasillo. Luego oímos voces y gritos, seguidos de ruidos caóticos. Fue terrible. Una vez más, miramos a mamá en busca de consuelo. Ella tiró de nosotros arrimándonos a su cuerpo y nos dijo que no nos preocupáramos. Pero podía oír los latidos de su corazón. Estaba tan aterrada como nosotros.
Apenas dormimos. Los gritos no cesaron en toda la noche. No entendía cómo la policía no pasaba por el centro de acogida ni había nadie que intentara poner orden. Parecía como si la seguridad de quienes estábamos allí no le importara a nadie. Mi impresión era que nadie se preocupaba por nosotros, que tendríamos que defendernos solos, en un mundo frío y hostil.
Cuando les cuento recuerdos de la infancia como este a mis amigos y familiares, se sorprenden de lo mucho que puedo recordar. Suelen preguntarme: «¿Cómo puedes acordarte de eso? Eras muy pequeño». No me acuerdo de todo, ni tampoco recuerdo con precisión los detalles. Lo que no he olvidado nunca es lo que sentía durante esas vivencias, buenas y malas. Lo que viví tenía una enorme carga emocional, y su recuerdo me persiguió durante mucho tiempo.
A lo largo de mi adolescencia deseaba que muchos de estos recuerdos desaparecieran. Me hubiera gustado borrarlos para que no me recordaran las dificultades que atravesé cuando niño. Algunos de ellos incluso me avergonzaban. No me sentía a gusto conmigo mismo. Hubo momentos en los que dije e hice cosas que no se correspondían con el niño que seguía siendo en el fondo. A menudo sentía que el mundo me había herido, y quería devolverle el daño.
Las cosas han cambiado. Ahora vuelvo la mirada atrás y acepto todo lo que sucedió; en cada vivencia hay una lección que aprender.