Prólogo
Muchos creen que preocuparse por la imagen es algo frívolo, pero si les digo que es lo primero, y a veces lo único que la gente percibe de ti, ahí cambia la cosa, ¿o no?
Tu imagen es tu carta de presentación; habla de tu seguridad, de lo cómodo que estés en tu piel y de tu personalidad. Todo eso lo puede ver y sentir la persona que te acaba de saludar. Por lo tanto, ¿estamos de acuerdo en que querer verse bien no es frivolidad?
Ni modo, nos guste o no, así está diseñado nuestro cerebro, tomamos la primera impresión y, en ese momento, decidimos si nos gusta, si nos cae bien, si conectamos o no con esa persona. Así que hay que echarle todas las ganas porque, además, como siempre digo: We only get one first impression [Solo tenemos una primera impresión].
Por ejemplo, uno no escoge lo que le pasa todos los días, pero sí de qué humor vas a estar, cuál será tu postura ante la vida y qué quieres proyectar, y todo eso se contagia. Por eso podemos atraer o repeler a la gente. Creo firmemente que nuestra responsabilidad en esta vida es ser felices para no hacérsela miserable a los demás. Y eso empieza contigo, desde tus adentros y se refleja en cómo te ves. Por eso el tema de la imagen es todo menos superficial.
¿Que si es fácil? Para nada. ¿Que si lo vale? Cien por ciento. Siempre digo que para tener lo que pocos tienen, hay que estar dispuestos a hacer lo que pocos hacen. Y tener una buena imagen no es suerte, no es: “Ay, ella nació bonita y así qué fácil”. Cero. Verse bien es el resultado de mucha disciplina y mucho compromiso.
¿Cuántas veces no te ha preguntado una amiga si se corta el pelo y le contestas: “¿Pero te vas a peinar diario?”, y ella te dice que no? A eso yo contesto: “Pues no te lo cortes, hija”. Verte como te quieres ver es un gran esfuerzo y, si te lo propones, tienes que saber que hay mucho trabajo detrás. Pero de que se puede, se puede.
Quienes me conocen saben lo fanática que soy del término en inglés accountability, que yo digo que no tiene traducción directa al español. El término habla de hacernos responsables de nuestras decisiones y acciones y del poder infinito para lograr cosas. Hacernos responsables de cómo nos vemos también incluye cómo nos sentimos. Así que no hay prisa, ¡pero a darle!
Vivimos en un mundo de inmediatez, de comparaciones, de información y de competitividad que nos tienen totalmente abrumados. Así es difícil encontrar el momento de parar, decidir y cambiar de rumbo. Hay que reflexionar hacia dónde queremos ir, y vivir con la total certeza de que estamos dando pasos firmes que nos llevan de A hacia B. Somos nuestra prioridad y los únicos responsables de la vida que tenemos, así que no hay de otra. Por eso disfruté tanto este libro, porque es un acercamiento más humano hacia el mundo de la imagen y el lenguaje corporal. Y te obliga a responsabilizarte de los resultados que has logrado y los que buscas lograr, regalándote muchas herramientas para ir encontrando a la persona en la que sueñas convertirte.
Como les dije, no es magia, es trabajo, es constancia y mucha disciplina. Hay que hacernos dueños de nuestra vida, de nuestra imagen, de nuestras relaciones, ¡de todo! Jamás hay que tenerle miedo a valorarnos y mejorar, porque en esta vida no se vale desperdiciar, mucho menos lo que somos.
Felicidades por tener este libro en tus manos y por haber dado el primer paso. Estoy segura de que Renata te va a ayudar a dialogar contigo mismo a través de una perspectiva más compasiva. Y así, cuando veas a los demás, sabrás descifrar lo que realmente te quieren decir.
Martha Debayle
Introducción
Yo era de las que, de niña, deseaba leer mentes. Siempre me concentraba en ver si de pura casualidad escuchaba algo de lo que los otros decían y, en mi mundo imaginario, creaba conversaciones. Recuerdo cómo abría mis ojos grandes, que me caracterizaron de pequeña, con completa atención para no perderme ningún detalle.
Con el paso de los años, me di cuenta de que, por más que abriera los ojos, solo lograba recibir miradas penetrantes una que otra vez. La vida me demostró que no iba a poder leer mentes, pero, conforme fui creciendo, descubrí que podía leer corazones, conectar con ellos y, a partir de eso, entender el mío. ¿Quién lo iba a decir?
Aprender a hablar este idioma es increíble. Todos estamos rodeados de personas que necesitan ser escuchadas desde otro lugar. Convives con maestros o colegas de trabajo en los que tienes que influir, estás a punto de pedirle al amor de tu vida que se case contigo o, simplemente, crees que las fiestas pueden ser más divertidas si las vives con otros ojos. ¿Quién no ha tenido una crisis existencial que mueve todo su mundo interno y externo?
Al final, este libro es un gran pretexto para ver a los demás. Pero sobre todo a ti, con una mirada más fresca y compasiva. Esto te ayudará a mejorar tu imagen desde un lugar más sincero y auténtico y, en definitiva, te hará querer ser más tú.
Tienes entre tus manos un viaje para descubrir y aplicar temas que probablemente ya has escuchado, pero que, de manera pausada y, sobre todo, de una manera muy práctica, podrás implementar. Información no es poder, es potencial; pero si aplicas ese conocimiento, irás descubriendo que las respuestas siempre habían estado en ti.
Imagínate entender por qué lo que no habla simplemente grita, descubrir cómo se forma tu lenguaje corporal y, sobre todo, entender que tu rostro es la consecuencia de la opinión que tengas de lo que has vivido. Sabrás qué es la marca personal y cómo se construye una. Recordarás tu historia de vida y verás que siempre se puede ver con nuevos ojos todo lo ocurrido. Descubrirás lo que es el poder y el verdadero camino para volverte una persona con influencia. Comprobarás que una actitud puede ser un gran regalo para el mundo, pero sobre todo para ti, y verás lo útil que es reinventarte para irte volviendo tu mejor versión.
Te invito a que este libro lo leas con una pluma y una libreta cerca para ir haciendo los ejercicios. Y, más que nada, para ir documentando tu gran recorrido de transformación. Porque te aseguro que empiezas esta lectura siendo uno y terminarás siendo otro si lo aplicas. Además, construirás tu propio manual de uso, que no es cosa menor. Por ello, anota todo lo que sea necesario para que no se te olvide nada. Es más, te reto a que te saques una foto antes de iniciar la lectura de este libro y otra al final, para que compruebes tu gran poder de transformación y reconozcas al alquimista que todos llevamos dentro.
Entender el poder de la comunicación no verbal te lleva a influir directamente en ti y en el resto de la gente que te rodea. Está en ti es una invitación y un compañero para volverte tu mejor versión y así tener todas las herramientas para conquistar tus sueños.
El escritor francés Marcel Proust decía: “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en ver los mismos con nuevos ojos”. Así deseo que sea para ti este recorrido. Una exploración y explotación de tu ser y una mirada a los demás con nuevos ojos.