La comunicación es fundamental para el buen funcionamiento de una empresa. Sin embargo, puede originar malentendidos e, incluso, conflictos, y puede crear un ambiente perjudicial para el bienestar y la eficacia de los empleados. A lo largo de nuestra trayectoria profesional, nos encontraremos de manera habitual con situaciones en las que aparecen rumores y malentendidos o en las que no se formulan explícitamente las ideas, por lo que resulta interesante que prestemos una atención especial a este fenómeno.
Entonces, ¿cómo debemos actuar para favorecer unas interacciones sanas y eficaces que respeten a los empleados y los motiven? Mientras que los antiguos modelos bombardeaban con información a los principales interesados sin tener en cuenta el aspecto humano, las empresas de hoy en día desarrollan cada vez más estrategias que favorecen y alimentan una comunicación tolerante, útil y cercana. Sin embargo, establecer un proceso de estas características lleva su tiempo e implica que se respeten ciertos principios. En 50 minutos, este libro pone en perspectiva tanto las distintas facetas que componen la comunicación interna como los obstáculos que puedes encontrarte dentro de una empresa, y te ofrece soluciones para que logres transmitir con éxito mensajes claros y eficaces que te ayuden a mejorar tus relaciones laborales.
El abecé del maestro de la comunicación en el ámbito laboral
Los principios de la comunicación
Los elementos de la comunicación
Toda comunicación consta de tres elementos principales: un emisor, un mensaje y un receptor. Partiendo de este esquema clásico, analizaremos las características fundamentales de los intercambios entre compañeros, equipos y superiores.
Los elementos que recogemos en la tabla anterior y que ofrecemos a modo de ejemplo no son exhaustivos, pero pueden recordarte a compañeros o situaciones que hayas vivido. Para que se entiendan y comprendan tus mensajes, no basta con que hables: debes comunicar, es decir, tienes que conectar con tu interlocutor. Durante estos intercambios relacionales, que Éric Berne (psiquiatra estadounidense, fundador del análisis transaccional, 1910-1970) también denomina «transacciones», creamos papeles intercambiables. Según este especialista, todos respondemos a tres «estados del yo» —el Adulto, el Padre y el Niño— y vamos saltando de uno a otro dependiendo de las interacciones y de la postura que adopta nuestro interlocutor. Aún más, los participantes pueden cambiar de papel durante una misma conversación, en función de sus emociones y del tema que se aborda.
La comunicación no verbal
El éxito de nuestra comunicación no solo depende de las palabras (escritas u orales): el lenguaje no verbal también desempeña un papel importante. Según Albert Mehrabian (profesor de psicología, nacido en 1939), este último incluso resultaría más comunicativo.
Sé consciente de los elementos que componen el lenguaje no verbal para dominar la información que transmites.
El asesoramiento de imagen
El asesoramiento, una práctica que está de moda principalmente gracias a los programas de televisión de cambio de imagen, te ayuda a dinamizar tu aspecto y a autoafirmarte eligiendo un conjunto adaptado a tu morfología, a tu tono de piel y a tu personalidad. La imagen que desprendes es tan importante como tus palabras. Si te sientes cómodo con tu cuerpo, tu autoestima aumentará y eso se traducirá por una cierta soltura cuando te expreses.
La comunicación verbal
Aunque tan solo representa un 7 % de nuestra comunicación, el lenguaje verbal es la base de la información del Adulto, retomando el modelo de Berne. Si te basas en información objetiva, tu comunicación ganará en claridad. Para intercambiar ideas de manera eficaz, intenta aplicar los siguientes trucos:
- comunicar significa comprometerse, implicarse. Exprésate empleando la primera persona del singular: «creo», «sugiero», «propongo», etc. Así, transmitirás tus sensaciones y tus ideas sin atribuirle las culpas a otro y sin basarte en rumores. Por ejemplo, di «estoy desbordado» en vez de «no te das cuenta de mi volumen de trabajo»;
- si no entiendes una información, pide más detalles inmediatamente para no dejar que surjan dudas o malentendidos;
- la tecnología más avanzada no siempre mejora la comunicación. Por lo tanto, intenta cuidar la forma y el contenido de tus correos electrónicos y de los documentos profesionales cuando estás comunicándote. Emplea frases de cortesía, muéstrate breve y conciso, etc.;
- imponte cuando sea necesario. Si alguien te interrumpe, no dudes en preguntarle por qué lo hace y en indicarle que estabas hablando;
- de la misma manera, cuando alguien se dirige a ti, escúchalo con atención, sin interrumpirlo, manteniendo la concentración;
- adapta tu vocabulario a tu interlocutor para que entienda tus ideas.
La comunicación en el ámbito laboral
¿Por qué debemos prestarle toda nuestra atención?
Para alcanzar cualquier éxito empresarial, resulta necesaria una buena comunicación interna. Entre otras cosas, esta sirve para:
- asegurarse de que se han entendido los objetivos y las instrucciones;
- reunir a los empleados en torno a un proyecto;
- favorecer la participación de los empleados e implicarlos en la cultura de la empresa;
- motivar a los empleados;
- resolver los conflictos;
- garantizar relaciones equilibradas y agradables;
- crear un clima cordial.
La comunicación formal
Por comunicación formal nos referimos al conjunto de intercambios oficiales entre los individuos de una empresa. Puede tratarse de:
- documentos escritos profesionales, como el correo electrónico, la nota de servicio o, incluso, el informe de una reunión que, con el tiempo y con las nuevas tecnologías pueden cambiar por completo. Así, resaltamos la conciencia ciudadana de las empresas que prefieren los mensajes electrónicos a las comunicaciones en papel. Sin embargo, algunas todavía no han invertido en el sistema informático y dan prioridad a las versiones impresas;