Cayetano Roberto Campisi - El Mantenido: El amo de la casa

ROBERTO CAMPISI

EL MANTENIDO

LA CRUEL DIFERENCIA ENTRE BANCAR O APOYAR A UN MARIDO

ROBERTO CAMPISI

EL MANTENIDO

LA CRUEL DIFERENCIA ENTRE BANCAR O APOYAR A UN MARIDO

“ Un "Mantenido" es una persona la que económicamente mantiene otra, en especial cuando tiene con ella algún tipo de relación amorosa”

ROBERTO CAMPISI

EL MANTENIDO

LA CRUEL DIFERENCIA ENTRE BANCAR O APOYAR A UN MARIDO

© 2020, Roberto Campisi

Buenos Aires - Argentina

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Roberto Campisi

robertocampisi@yahoo.com.ar

ISBN: XXXXXXXXXXX

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Ediciones de la Casa

DEDICATORIAS

A mis amigos de siempre.

A mi madre por su paciencia.

A la memoria de mi padre.

A mi hermano Gerardo

y a mi sobrino Nicolás,

un prometedor talento de

las letras, quien se ha

transformado en una

gran inspiración a la hora

de escribir mis libros.

…. Y a mis hijos

INDICE

PROLOGO

CAPITULO 1

CAPITULO 2

CAPITULO 3

CAPITULO 4

CAPITULO 5

CAPITULO 6

CAPITULO 7

CAPITULO 8

CAPITULO 9

CAPITULO 10

CAPITULO 11

CAPITULO 12

TESTIMONIOS REALES

ANEXO

EPI LOGO

BIOGRAFIA

OBRAS DEL AUTOR

AGRADECIMIENTO 89

www. es.quora.com/

PROLOGO

Este libro narra las desventuras de un hombre improductivo e ineficiente, quien no ha podido encontrar a lo largo de los años la veta fértil de una actividad bien remunerada, la que le hubiese permitido construir una imagen sólida de hijo o de padre solvente.

Esta es la historia de un individuo que careció de una vida eficaz; de una existencia enérgica y vigorosa para proyectar a los suyos. Es el relato que nos describe a aquel varón malogrado, ciertamente segregado por familiares, vecinos y amigos; el que no ha podido insertarse en una actividad laboral productiva, sin lograr sustentar esa necesaria vocación protectora, virtud que toda familia necesita del hombre de la casa.

La inercia por la que nos suele conducir el desempleo ha arrastrado a nuestro protagonista a un sinfín de vicisitudes. Fuera del sistema y rendido a un hogar matriarcal sostenido por una esposa profesional, nuestro “mantenido” se debate entre la búsqueda de una actividad formal y el riesgo que representa la pérdida de autoridad y del poder de decisión, en un ámbito familiar que lo tiene cautivo.

Esta obra hace un repaso de las contingencias, de las adversidades, de las desdichas y fracasos que nuestro sujeto en cuestión ha sostenido a lo largo de sus atribulados años. Sin dudas, éste es un texto imprescindible como para ponernos a pensar en el derrotero que numerosos hombres, mucho de los cuales son rotulados como vagos, cómodos, machistas, cafishios u oportunistas, transitan en nuestra sociedad, poniendo de esta manera en riesgo su dignidad y su autoestima, frente a este nuevo escenario que los tiene como pícaros intérpretes o como inocentes víctimas.

Este relato se basa en una historia real vivida por un individuo que tuvo que enfrentar durante años los pesares de una situación socio-económica que lo ha marginado, tanto en el seno de su hogar como fuera del mismo.

Luego de muchos cabildeos a la hora de encarar esta obra, he decidido ocultar el nombre verdadero de nuestro protagonista. Por tal motivo lo llamé César Ramírez, y a partir de ahora, César, se convertirá en nuestro célebre “mantenido”.

Convengamos que ésta es una sociedad, que a pesar de los esfuerzos impulsados por todos los colectivos feministas, apoyados por una nueva izquierda mundial, junto con los preceptos impartidos por los medios de comunicación postmodernos y el “ fake news”, conserva su ancestral espíritu patriarcal.

Uno de los postulados de este ya venido a menos patriarcado, es el concepto que nos marca que el hombre o el padre de familia debe ser el absoluto proveedor de su prole.

Este axioma ha tenido durante siglos una profunda vigencia, hasta que en las últimas décadas y en gran cantidad de países, fue cayendo en desuso, a favor de una metamorfosis que involucraba, aspectos económicos, productivos, culturales, políticos y sociales.

El hombre se fue degradando en su condición de “Páter familia”, pasando a formar parte de una legión cada vez más creciente de sujetos desocupados, sub ocupados, olvidados, ineficientes y con nula preparación para posicionarse, aunque más no sea, en un elemental puesto laboral.

El deficiente desarrollo proveniente de los programas educativos en las distintas áreas formativas, promovieron a un estudiante cargado de conocimientos enciclopédicos, insustanciales y vagos, en detrimento de aquellos valores didácticos que lo catapulten a ser más creativo, más incisivo y curioso, lo que redundaría en una persona afanosa y no tan timorata.

Nos han educado para depender del Estado, como un papá sustituto, quien solucionaría todos nuestros problemas de ocupación profesional. Es así que la Argentina, por nombrar un país, posee un alto porcentaje de empleados públicos que viven del aporte de unos pocos emprendedores que apostaron por la actividad privada.

Con el correr de los años, el hombre ha crecido edificando un carácter muy débil, debido a aspectos familiares que lo llegaron a estigmatizar y afrentar, condenándolo a vivir de creencias erróneas o de mandatos equivocados, cuesti ones que en definitiva lo fueron moldeando hasta transformarlo en un estereotipo de muñeco maleable, fundamentalmente desde lo emocional.

En tal sentido, este varón averiado, fue esquivando con el paso del tiempo responsabilidades y obligaciones, minimizando la participación en su círculo cercano, eludiendo tareas de gestión, de planificación o eventualmente, sorteando compromisos o aportes que posibiliten nutrir el bien común de su órbita íntima.

Este arquetipo inmaduro e irresponsable fue creciendo en un ámbito que no le permitió formar carácter como para construir un espíritu de liderazgo que le posibilite armar una empresa, una familia o llevar a cabo proyectos eficientes, con la solvencia propia de alguien que posee un perfil ganador y animoso.

Es así que muchos individuos habitan hoy una familia desde una perspectiva de lastre o de inmadurez emocional, levitando plácidamente en una suerte de zona de confort, de la que es muy difícil salir. Franja ésta que se va acrecentando, en tanto no se modifiquen arraigadas fachadas de su estrategia de vida.