Productora, guionista y directora de cine con compromiso social. Lo que configura la problemática central de su cine es la figura de la mujer y los derechos humanos. En el 2005 dirigió su primer largometraje documental, Voces contra la trata de mujeres, que se convirtió en una herramienta de formación para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y los distintos agentes que trabajan para combatir este delito.
Experta panelista, imparte cientos de conferencias sobre trata de seres humanos en las mejores universidades nacionales e internacionales, como también en colegios e institutos de secundaria dirigidas a informar y sensibilizar a los más jóvenes, utilizando el cine como vehículo de transformación social.
En el 2015 estrena su quinto largometraje documental, Chicas Nuevas 24 Horas, sobre el lucrativo negocio de la compraventa de mujeres y niñas. Rodado en cinco países, este documental ha dado la vuelta al mundo, cosechando innumerables premios y reconocimientos, tanto en el ámbito cinematográfico —nominado a los premios Goya y a los Platino— como en el social, tanto para el documental como a su directora.
www.proyectochicasnuevas24horas.com
@LozanoMabel
PornoXplotación es una bofetada de realidad para quienes creen que la pornografía es ajena a sus vidas.
Es, también, una llamada de atención destinada a informarnos y sensibilizarnos sobre el porno, un fenómeno que traspasa las fronteras digitales y que puede desencadenar efectos devastadores al ser ritualizado por menores y adultos en las calles, en los colegios y en nuestros hogares con un simple clic desde el móvil.
La pornografía es un negocio opaco y poderoso, capta a mujeres y niñas engañadas con suculentas ofertas económicas para trabajar como modelos webcam, explota a actrices y actores que terminan devastados por un negocio en constante búsqueda de «carne fresca» y amasa fortunas gracias a los consumidores, millones de internautas cada vez más jóvenes —incluso niños—, a los que engancha para controlarlos a través de sus datos, su dinero y su vida.
Mabel Lozano y Pablo J. Conellie han invertido años de investigación y volcado toda su experiencia en este libro único e impactante que hará temblar los cimientos de la industria del sexo. Elaborado gracias a valientes y duros testimonios reales jamás contados, que hablan de sueños rotos y vidas destrozadas a uno y otro lado de la pantalla.
Primera edición: octubre del 2020
Para Josep Forment, siempre con nosotros
Publicado por:
EDITORIAL ALREVÉS, S.L.
Calle de Valencia, 241 4o - 08007 Barcelona
www.alreveseditorial.com
© Mabel Lozano y Pablo J. Conellie, 2020
© de la presente edición, 2020, Editorial Alrevés, S.L.
© Diseño: Ernest Mateu
Producción del ebook: booqlab
ISBN: 978-84-17847-75-3
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ÍNDICE
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— HALYNA —
El semen me entró en los ojos y por la nariz. Me atraganté, estuve a punto de vomitar varias veces, pero Luci me hacía gestos para que continuase. Yo quería parar, movía mi mano izquierda para indicarlo; la derecha estaba agarrada fuertemente al miembro del hombre, como si fuera un mástil, para seguir con la masturbación, pero, también, para hacer un poco de fuerza y que aquella mamporrera no me introdujera el pene en el fondo de mi garganta. Si eso ocurría, pasaría de las náuseas a perder el conocimiento.
El gesto de mi mano era claro: «¡No voy a seguir!».
Luci, entonces, fue tan contundente como yo: la negación de su cabeza era rotunda. Ella no podía hacer gestos con sus manos, las tenía ocupadas con el móvil. No paraba de hacer fotos y vídeos. También hablaba de mí por el teléfono con otra persona, lo sé porque me miraba con gesto adusto mientras daba explicaciones. Parecía que no estaban muy contentos conmigo.
La chica de pelo corto, la mamporrera, que me sujetaba y empujaba mi cabeza, comenzó a mostrar el semen a cámara. Estaba en una copa. Había estado recogiendo el semen que cubría todo mi cuerpo para introducirlo con los dedos en el recipiente. Una vez que la copa estuvo llena, tuve que bebérmelo todo de un solo trago, incluso lamer la copa para apurar hasta la última gota del esperma de todos aquellos hombres.
Me sentía muy mal, estaba mareada y tenía náuseas. Lloraba, no podía parar de sollozar. Les pregunté si me dejaban ir al baño a vomitar. Luci dijo que sí. Cuando salí de la habitación hacia el baño, casi tropecé con Tomás, el cámara, que iba a mi lado grabándolo todo. Entró al baño conmigo y me filmó mientras devolvía. Ni siquiera me limpié la boca tras echar la pota. Ahora mi cara era una mezcla de semen, vómito y cabellos pegados a mi rostro y, lo peor, también dentro de mi boca. Me comía aquellos pelos pringosos y malolientes… Todo esto lo vi en el pequeño espejo colgado encima del lavabo cuando salí del baño, de nuevo con el cámara pegado a mi culo.
Mientras nosotros salíamos como si fuéramos siameses, una de las chicas que estaba en el bukkake1 esperaba para entrar en el baño. La había visto antes, por la mañana, un breve instante en la cocina. Era española. Luci la llamó Diana, y no sé qué le dijo entonces, pero ella salió como alma que llevaba el diablo de allí hacia otra de las habitaciones. Ahora, al pasar a mi lado, la chica española me tocó el brazo con mucha suavidad. Me miró con cariño, con esos bonitos ojos casi transparentes, y me sonrió. Fue tan solo un instante, pero me reconfortó. Me sentí un poco menos sola, menos perdida entre los ríos de semen que desbordaban todo mi cuerpo. Ella también estaba desnuda. Se la había mamado, como yo, a muchos de esos cerdos sin rostro. Lo único que yo había ganado, a diferencia de ella —mi ¿recompensa?—, había sido la gran copa con la simiente de todos ellos. Sentí que me ahogaba de nuevo. Ahora eran mis lágrimas las que llegaban a mi boca.
Luci estaba esperándome en la puerta del baño, quería hacerme una entrevista. En ese momento. Me quería así, guarra, como a ellos les gustaba.
—¿Qué tal ha sido la experiencia? —me preguntaba encantadora.