Prólogo
César Lozano es una de esas personas a quienes no necesitas tratar mucho para conocerla bien. Así me sucedió: al ver su sonrisa, su gesto, y su caballerosa actitud, supe de la transparencia de su alma y de su vocación de orientador.
Con el tiempo, a partir de encuentros significativos, aunque ocasionales, he venido confirmando la disposición de César para darle rumbos a la gente, para andar caminos donde se aprende a disfrutar la vida en plenitud, algo que parece simple pero es difícil realizar, ocupados como estamos en el trajín del negocio cotidiano y de la hipocresía social.
Al hablar, César nos ayuda a recordar anhelos, sueños y pensamientos que un día tuvimos, pero que dejamos dormir en algún olvidado rincón de la conciencia. Él agita, pone en punto de ebullición aquello que tanto deseamos encontrar: el disfrute de la vida y de la existencia que, literalmente, hemos desperdiciado por correr incansablemente tras el vellocino de oro, persiguiendo los pesos y los dólares.
César ha encontrado la fórmula al utilizar el don de la ubicuidad, la manera efectiva de multiplicar su presencia y estar en muchas partes a un tiempo: este libro.
El reto de escribir, para quienes somos conferencistas, está en que el texto sea, realmente, una extensión de nosotros mismos. Que recorrer las páginas del libro sea para el lector como vernos y escucharnos, como interactuar con nosotros; es un gran reto porque hablar y escribir son dos procesos totalmente diferentes; sin embargo, César ha logrado un libro tan redondo como sus conferencias.
El libro es él, es César que nos dice: ¡Despierta! La vida sigue. “Despierta, no te quedes dormido enredado en tus problemas, dejándote invadir por el sopor de las dificultades que no puedes resolver, de la angustia generada por todas las cosas inútiles que deseas, que necesitas sólo para deslumbrar a los demás, porque estás obstinado en ser la envidia de tus vecinos”.
“No te quedes dormido dejando de disfrutar los mejores momentos de tu vida, perdiéndote de gozar la sonrisa de tus hijos, la caricia amorosa de tu pareja, la alegría de hacer algo por un desconocido”.
“No te quedes sumido en el sueño de la desesperanza por no darle sentido a tu vida, por no tener una motivación que sea el motor de tus actividades diarias, por no tener a alguien que te escuche, alguien que te regale un “te quiero”. Despierta y date cuenta de que los lamentos, la tristeza y el sopor malsano quizá lo provocaste al no trabajar con constancia, al no confiar en tus capacidades, al no expresar amor a quien te amaba”.
Me encantó el libro porque, entre muchas cosas, da al lector, como decía mi abuela: “El remedio y el trapito”; es decir, una idea, una reflexión, una dirección, y el consejo práctico para aplicarlo en la realidad. Sugiere: “vive el presente”, luego te explica cómo lograrlo, con qué técnicas puedes desprenderte del pasado o el futuro, para habitar el ahora.
Aquí está el libro de César Lozano listo para ser disfrutado, o quizá sería más preciso decir: aquí está César Lozano convertido en libro, deseoso de entregarte sus consejos, ideas y pensamientos. Llévatelo, adóptalo, consúltalo, léelo y gózalo, porque te aseguro que será el primer paso para dejar de desperdiciar el tiempo en preocupaciones inútiles y en ambiciones vanas, para empezar de una vez a disfrutar intensamente, alegremente, gloriosamente cada día, cada momento, cada precioso instante de la vida.
R ICARDO E SPINOSA
Verano de 2005
Introducción
En la práctica de mis bellas e interesantes actividades profesionales, como médico, entrenador empresarial y conferencista, he tenido experiencias —y conocido convincentes testimonios— que me han confirmado lo maravillosa que es la vida. Desde que abrimos los ojos cada mañana, se nos presenta la oportunidad de amar, de hacer el bien, de conocer y controlar nuestras emociones, y diversas posibilidades para cumplir el mandato divino de ser felices.
He conocido personas que disfrutan plenamente su vida, a pesar de que han enfrentado múltiples adversidades, o sufrido penas y desventuras, supieron sacar de ellas fortaleza para entender que la vida sigue. He aprendido que la vida es un regalo excepcional que a todos se nos otorga, que bajo su envoltura guarda nuestras misiones; para conocerlas y cumplirlas, debemos descubrirlas en el andar cotidiano.
Dios nos dio la vida y las herramientas necesarias para construir la propia felicidad, pero nos empeñamos, con nuestros hábitos y costumbres, en hacerla compleja y difícil; incluso llegamos a pensar que es un martirio.
Nos complicamos la existencia adoptando paradigmas dañinos, culpándonos por errores que no cometimos, enfatizando y acrecentando nuestras debilidades, en lugar de enfocarnos en nuestras fortalezas.
Cuando nacemos, despertamos a la vida con el propósito de hacer de ella una historia de amor, de glorificar a Dios. Sin embargo, hay quienes parecen dormidos, pues no logran ver el propósito de estar aquí y dejan pasar la vida sin más, sumidos en la indolencia, ignorando que, de todas las etapas, la mejor siempre será el momento presente; es decir, el aquí y el ahora.
Están dormidos quienes no encuentran la mano de Dios para permanecer firmes ante el dolor y la fatalidad, quienes no pueden pronunciar “te quiero” o “perdóname”, quienes no demuestran alegría ni capacidad de asombro ante las cosas buenas de este mundo.
Están dormidos quienes no cuidan su cuerpo ni alimentan su espíritu; quienes no saben adaptarse a sus circunstancias, quienes dejan etapas de su vida inconclusas.
¡Despierta! La vida sigue es una invitación a reflexionar sobre la importancia de dar lo mejor de nosotros mismos, por el bienestar propio y el de los otros; es un himno a la vida, una vida en la que estamos para disfrutar y ser felices. Es una exhortación a valorar lo que tenemos. Es también un recordatorio sobre lo efímero y transitorio de la existencia, para despertar, ser feliz y conservar, siempre, la esperanza.
Deseo de corazón que disfrutes estas reflexiones, y también las técnicas para llevarlas a tu realidad; son técnicas muy sencillas que, te aseguro, serán de gran utilidad para tu superación personal.
¡Despierta!… que la vida sigue .
Vive el presente
No dejes pasar tus mejores momentos
U na vez le preguntaron a Buda qué le sorprendía más de la humanidad, y él respondió:
Los hombres que pierden la salud para juntar dinero, y luego pierden el dinero para recuperar la salud; por pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente; de tal forma que acaban por no vivir ni en el presente ni en el futuro; viven como si nunca fuesen a morir y mueren como si nunca hubieran vivido.
Desde hace varios años, he tenido la oportunidad de tratar con personas que dan la impresión de que no viven el presente; dejan que su vida se deslice atormentada por un pasado que, a pesar de todo lo que hagan, no podrán cambiar. Más grave aún es intentar vivir un futuro incierto; esforzarse en escudriñar los laberintos de la mente, tratando de adivinar posibles realidades y desenlaces, perder el tiempo sin lograr reconocer que no podemos saber el futuro y, por tanto, tampoco podemos modificarlo a nuestro antojo.