Dra. Irina Matveikova
Bacterias.
La revolución digestiva
Los secretos de las bacterias que viven en nosotros: qué hacen, para qué sirven y como mandan
en tu salud
Primera edición: mayo de 2018
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© Irina Matveikova, 2018
© Del prólogo: Santiago Satrústegui Pérez Villamil, 2018
© La Esfera de los Libros, S. L., 2018
Avenida de San Luis, 25
28033 Madrid
Tel. 91 296 02 00
www.esferalibros.com
ISBN: 978-84-9164-306-7
Depósito legal: M. 8.547-2018
Fotocomposición: Creative XML, S.L.
Impresión: CGA
Encuadernación: De Diego
Impreso en España- Printed in Spain
Índice
A la ciencia médica que, curiosamente, en los últimos años nos acerca más que nunca a lo auténtico y
a lo natural.
Agradecimientos
M i querido lector, en tus manos está mi cuarto libro que publicamos con La Esfera de los Libros en un recorrido intensivo de ya siete años.
Soy consciente de que esto es algo inusual y representa una gran suerte en esta época tan complicada para España. Reconozco que soy una privilegiada y estoy inmensamente agradecida a mi editor y a mi editorial.
La Esfera de los Libros es un grupo pequeño, casi familiar, de personas con un gran gusto por las letras y la buena lectura. Ellos creyeron en mí, en aquel año 2010, una médica extranjera con una visión poco tradicional y un castellano «muy diferente» al que están acostumbrados a leer y escuchar en sus oficinas. Me adoptaron, y desde entonces me siento parte de esa familia maravillosa.
Agradezco de todo corazón a Mónica Liberman, Teresa Mazario y Mercedes Pacheco por la oportunidad de abrirme y hablar con todo el mundo —¡literalmente!—, y por respetar mis tiempos y animar mis trabajos. ¡Y por llegar a nueve ediciones! Sois maravillosos, de verdad.
Entré en La Esfera de los Libros de la mano de mi amigo y editor Daniel Chumillas, un verdadero sabio y además un excelente terapeuta. Él fue el primero que captó mi sueño de escribir e insistió en que podía hacerlo realidad. Daniel es un editor que resuelve mis dudas y aguanta mis quejas, «decodifica» mis borradores y pelea mis demoras. Muchas gracias, Daniel, por creer en mí y enseñarme este oficio maravilloso.
Yo ya estoy en una edad en la que uno empieza a entender realmente que todo lo que importa de verdad son la familia y los amigos más próximos. Podemos tener grandes ambiciones, ser fuertes, trabajar mucho, tomar decisiones duras y pretender que solos podemos con todo. Pero no es cierto. Cualquier movida, logro laboral, éxito y subidón emocional no nos sabe a gloria y carece de sentido si no lo compartimos con los más cercanos y más queridos.
¿Recuerdas esa paradoja que dice que si un árbol cae en un bosque y no hay nadie no se sabe si producirá algún ruido? Pues este árbol caerá sin ruido si no hay un oído cerca para escucharlo.
Necesitamos sentirnos apreciados por lo que somos, ser importantes e imprescindibles. Sin duda, la familia y los amigos de verdad son la referencia más fiel y constante en comparación con cualquier corporación o empresa.
Los sacrificios y el estrés de cada día se agradecen con las chispas de felicidad y de amor que ves en los ojos de tus seres queridos; con poder hacer algo juntos y llegar a cumplir pequeños sueños personales.
De igual modo, la familia y los amigos serán tu refugio en los tiempos tristes y flojos. ¿Y en qué otro lugar puedes desarmarte y desplomarte para poder recuperarte después y seguir adelante?
Quiero mostrar mi agradecimiento a mi pequeña familia: mi hijo, mi marido, mi madre, mi sobrino. Gracias por estar conmigo, apoyarme, aguantarme, entenderme, por hacerme sentir tan querida y necesitada. Los lazos emocionales con la familia son la mejor motivación para crecer, mejorar y escribir.
Doy las gracias también a mis pocos, pero muy buenos, amigos y amigas por empujarme a salir, a vivir y contagiarme de vez en cuando con energía extra y mucha risa.
Vaya también mi agradecimiento a mi asistente y mi querida amiga Pilar de la Osada. Para mí, ella es una más de mi familia. Pasamos tantas horas juntas y revisamos tanto trabajo y documentación médica que ya nos entendemos solo con la mirada.
Necesito dar las gracias igualmente a mis pacientes por la larga espera que han de soportar para sus visitas, por la lealtad y disciplina con la que siguen sus estudios y tratamientos, a veces tan complicados. Por comentarme sus mejorías y recibir sus sonrisas, por confiarme a sus niños y seres queridos, por tratarme como persona de su confianza y compartir sus secretos. Sé que a muchos os falta la cercanía con vuestro médico, y no siempre estoy tan disponible como me gustaría. Os aseguro que no es por ignorancia ni por falta de respeto, sino por estar sumida en el trabajo y en la inmensa carga de responsabilidad que siento por comprometerme con mucha gente que necesita mi ayuda. Os agradezco muchísimo vuestra comprensión y paciencia.
Quiero mostrar mi reconocimiento asimismo a mis lectores y seguidores por enviarme sus opiniones y sugerencias, por compartir sus historias, por hacerme sentir que mis libros les sirven de ayuda y de empuje para empezar con los cambios.
Prólogo
L a mejor noticia, pero también la más exigente, es que todo depende de nosotros, de cada uno individualmente.
La libertad y la responsabilidad son un invento «moderno» que ha dado forma a la compleja etapa de la historia contemporánea en la que vivimos.
No está claro todavía que ni la humanidad en su conjunto ni cada uno de nosotros prefiramos, con todas sus consecuencias, ser libres y por tanto responsables. Tener a alguien o a algo donde poner la culpa de lo que nos pasa y descargar así nuestra conciencia es tremendamente liberador. «El chivo expiatorio es el mejor amigo del hombre».
Pero cuando se trata de nosotros, que es siempre, por mucho que pretendamos engañarnos y quedarnos tranquilos, las cosas no van a funcionar si no asumimos el mando. A través de este libro, y de los otros que ha publicado, Irina nos explica cómo.
La idea fundamental, que sirve para la salud, pero también para otros ámbitos de nuestra existencia, es que somos un «todo» interrelacionado con todo. Veremos que también con las bacterias.
La palabra que conceptualiza esta idea es «holístico», una traducción literal del inglés que nos genera confusión. A pesar de que creo totalmente en el concepto que define, reconozco que «holístico» me sigue sonando, cada vez que lo leo y que lo escribo, a algo mágico y esotérico, y es probable que sea por esto por lo que el término no acaba de cuajar o no consigue convencernos del todo.
La medicina, nos dice Irina, no puede ser como un taller mecánico donde solo vamos cuando el cuerpo no funciona bien para que nos arreglen lo que está mal, o bien nos cambien alguna pieza para volver a seguir haciendo lo mismo que causó el problema hasta la próxima revisión.
Resulta sorprendente el paralelismo de los problemas de salud con los problemas financieros, que es a lo que yo me dedico. Si queremos estar siempre bien, o por lo menos lo mejor posible el mayor tiempo posible, lo que tenemos que arreglar no son las piezas, sino los hábitos y las actitudes que nos han llevado a esa situación.
Los problemas de salud son problemas de la persona igual que lo son los problemas financieros y ningún tratamiento ni ningún producto concreto, por muy rentable que sea, van a solucionar nada. Al revés, una eficaz eliminación del síntoma o una falsa sensación de control nos van a llevar sin duda a un deterioro mucho mayor. «Subir el volumen de la radio», como muy agudamente señala el Mago More, gran amigo de Irina, es una solemne estupidez.
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