• Quejarse

Pilar Eyre - Un amor de Oriente (Spanish Edition)

Aquí puedes leer online Pilar Eyre - Un amor de Oriente (Spanish Edition) texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2016, Editor: Grupo Planeta, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Pilar Eyre Un amor de Oriente (Spanish Edition)
  • Libro:
    Un amor de Oriente (Spanish Edition)
  • Autor:
  • Editor:
    Grupo Planeta
  • Genre:
  • Año:
    2016
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Un amor de Oriente (Spanish Edition): resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Un amor de Oriente (Spanish Edition)" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Pilar Eyre: otros libros del autor


¿Quién escribió Un amor de Oriente (Spanish Edition)? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Un amor de Oriente (Spanish Edition) — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Un amor de Oriente (Spanish Edition) " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Índice

Dedicatoria

Advertencia

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Créditos

Gracias por adquirir este eBook

Visita Planetadelibros.com y descubre una

nueva forma de disfrutar de la lectura

¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos!

Primeros capítulos

Fragmentos de próximas publicaciones

Clubs de lectura con los autores

Concursos, sorteos y promociones

Participa en presentaciones de libros

Comparte tu opinión en la ficha del libro y en nuestras redes sociales - photo 1

Comparte tu opinión en la ficha del libro

y en nuestras redes sociales:

Picture 2Picture 3Picture 4Picture 5Picture 6Picture 7

Explora Descubre Comparte

Para Enrique, por supuesto

Como esta es una novela, me veo en la obligación de advertir a los lectores que todo parecido con la realidad es pura coincidencia. O no…

La cinturilla le apretaba tanto que no se había podido poner ropa interior, y el vestido, hecho deprisa y corriendo por Mercedes Sogel, su humilde modista, le rozaba la piel como si estuviera elaborado con tela de esparto en lugar de crepe de seda. Su cintura había aumentado dos centímetros en este último mes, claro que el bebé tenía solo el tamaño de una lenteja según le había detallado su futuro suegro, que por algo era ginecólogo y debía entender de estas cosas. Sin querer, Muriel sonrió, la única sonrisa que llegó a esbozar ese día, 20 de enero de 1971, porque se había enterado de que el doctor Campos Soto, el padre del que iba a ser su marido, había dicho al conocer su estado de buena esperanza:

—Los hombres de España, cuando dejamos preñada a una mujer, nos casamos con ella.

Aunque luego había tenido a bien aclarar:

—Estoy hablando de chicas decentes, por supuesto.

Las otras es de suponer que debían apañarse solas con el problema.

A pesar de que no se le notaba, a pesar de que se había puesto una banda ancha de organza de color marfil en la cintura y llevaba un velo de tul de quince metros que la cubría entera como una novicia, se colocó el ramo delante del vientre para disimular, porque nadie debía enterarse de que se casaba de penalti; claro que lo de ramo no dejaba de ser una exageración. Eran cuatro rosas blancas que ya estaban algo mustias y colgaban como lenguados hervidos, pero a Muriel nada le importaba ni veía porque entró en la iglesia llorando desconsoladamente mientras a sus espaldas caía una lluvia fría y oblicua propia del invierno.

Sus lágrimas rodaban por sus mejillas sin que ella hiciera el menor esfuerzo por contenerlas.

No lloraba por el vestido, ni por las flores, ni por los fotógrafos gritones que se subían a los bancos, ni por los vecinos de Illescas que se agolpaban en la puerta y trataban de entrar a empujones. Illescas, Toledo, por cierto, un lugar del que ella, hasta ese momento, nunca había oído hablar. Lloraba porque no quería casarse, no quería estar ahí, no quería unir su destino a un hombre al que apenas conocía y que, a pesar de su fama de amante experto que hasta había tenido una novia inglesa y otra francesa, a pesar de este espectacular currículum, la había dejado embarazada en el tercer polvo que habían echado.

Un vecino tuvo el descaro de levantar una punta del velo y retrocedió estupefacto:

—¡Es china!

Lloraba porque no entendía ese mundo vociferante que la abofeteaba con su grosera curiosidad. Lloraba tanto que el cura, Pepe Aguilera, que había casado dos años atrás al íntimo amigo de su novio e incipiente mánager Fernando Abad, le contó luego con preocupación que «nunca había visto una novia tan triste».

Entró en la iglesia del brazo de su tío Juan María, no había podido hacerlo con tío Rodrigo, en cuya casa de la madrileña avenida del Generalísimo vivía, porque era un tío postizo ya que en realidad no estaba casado con su tía Daisy, hermana de su madre, y esto en la pacata España no dejaba de ser un escándalo. ¡Aún gracias que los dejaron entrar en la iglesia viviendo amancebados! Que no se olvide que el adulterio estaba penado por ley con seis meses de prisión, y tanto tío Rodrigo como tía Daisy habían abandonado a sus respectivos cónyuges en Filipinas para vivir en pecado en Madrid, eso sí, de una forma bastante confortable gracias a varias inversiones en Estados Unidos y en Suiza.

El padre no se había molestado en acudir desde Manila. Todavía estaba enfadado con Muriel porque lo había desafiado saliendo con un play boy de mala reputación, John Know, quince años mayor que ella, el primer hombre de verdad de su vida. Porque Muriel, a pesar de su aspecto cándido e inocente y de la apacible serenidad de su rostro, conocía ya el amor total y apasionado, ese amor que te abre el pecho con las manos para arrancarte el corazón, y no podía recordar la sensualidad de la boca de John ni la caricia de su mirada sin sentir una corriente eléctrica que la sacudía de arriba abajo.

No, los tres o cuatro novios juveniles, incluso ese primo del que se había enamoriscado cuando tenía doce años, no contaban.

John era el hombre de verdad. Cerró los ojos. Tuvo que hacer un esfuerzo terrible para ahogar el gemido que llegaba a sus labios. Respiró hondo y se dijo, no seas peliculera, es un mareo porque estás embarazada, pero ahora no puedes marearte, ahora no.

Mientras su hija se casaba, el padre gruñía sordamente masticando un puro tras las cristaleras del Viejo Casino Español de Manila, «yo no la he enviado a España para que acabe dejándose comprometer por un muchacho al que apenas conoce y que encima es artista, para eso podía haberse quedado aquí».

Se sacó el puro de la boca y lo miró con resentimiento. Muriel se lo encendía a veces y se apoyaba en su hombro viendo cómo se lo fumaba. Sin querer sintió un nudo en la garganta y carraspeó virilmente.

¡Los hijos, que no le daban más que disgustos!

¡Esa sangre mestiza, que no había traído nada bueno!

Porque su mujer, la madre de Muriel, Cristina Segura, tan guapa que en su juventud la llamaban la Perla de Manila, era hija de una indígena llamada Teodorica y esa gota de sangre filipina era la que confería a Muriel su magnético y seductor exotismo y sus ojos color caoba claro iluminados siempre por una expresión risueña.

Los Krosby-Segura eran una familia bien pero venida a menos. El padre, de origen andaluz, era inconstante y de carácter difícil, y saltaba de un empleo a otro hasta que la Perla de Manila no tuvo más remedio que tomar la riendas y ponerse a trabajar vendiendo casas porque en la familia había seis nuevas bocas que alimentar. De los seis hijos, Frank, Eugenia, Muriel, Pedro y los gemelos Cristina y Mateo, los dos chicos mayores, Frank y Pedro, habían salido rebeldes, desordenados y problemáticos. Cada día los padres temían recibir alguna noticia fatal, y esta desazón marcó el ritmo de la familia y estableció entre el matrimonio un vínculo especial que no se rompería jamás.

De las tres niñas, Muriel había sido la más dócil. Su hermano mayor, Frank, que tenía debilidad por ella, le decía en los escasos momentos en los que estaba en casa:

—Desciendes de una tribu noble, los kapampangos, que eran los dueños de todo esto, que no se te olvide nunca, Murieli. Tú siempre con la cabeza muy alta.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Un amor de Oriente (Spanish Edition)»

Mira libros similares a Un amor de Oriente (Spanish Edition). Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Un amor de Oriente (Spanish Edition)»

Discusión, reseñas del libro Un amor de Oriente (Spanish Edition) y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.