• Quejarse

Roy Wenzl - BTK (átalas, tortúralas, mátalas)

Aquí puedes leer online Roy Wenzl - BTK (átalas, tortúralas, mátalas) texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2011, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Roy Wenzl BTK (átalas, tortúralas, mátalas)

BTK (átalas, tortúralas, mátalas): resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "BTK (átalas, tortúralas, mátalas)" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Dennis Rader, padre de familia, vigilante condecorado del Ayuntamiento de Park City y presidente de la congregació de la Iglesia Cristiana Luterana, tenía en realidad una doble vida. Bajo esa aparente afabilidad y bondad se escondía un asesino cruel. Le gustaba torturar a sus víctimas que, atadas, no podían defenderse y morían bajo el signo, además, de la desviació que el criminal sentía por el bondage: vestirse y fotografiarse atado y con ropa interior de sus víctimas. Pero Rader cometió el error de la vanidad y, comunicándose a través del diario local de su ciudad, The Wichita Eagle, a quien describió su primer asesinato anunciando que su contraseña sería Bind them, torture them, kill them (átalas, tortúralas, mátalas) facilitó una pista para que le rastrearan informáticamente. Después de treinta y un años impune, detenerle fue fácil. Actualmente cumple cadena perpetua por diez asesinatos.

Roy Wenzl: otros libros del autor


¿Quién escribió BTK (átalas, tortúralas, mátalas)? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

BTK (átalas, tortúralas, mátalas) — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" BTK (átalas, tortúralas, mátalas) " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Dennis Rader padre de familia vigilante condecorado del Ayuntamiento de Park - photo 1

Dennis Rader, padre de familia, vigilante condecorado del Ayuntamiento de Park City y presidente de la congregación de la Iglesia Cristiana Luterana, tenía en realidad una doble vida. Bajo esa aparente afabilidad y bondad se escondía un asesino cruel. Le gustaba torturar a sus víctimas que, atadas, no podían defenderse y morían bajo el signo, además, de la desviación que el criminal sentía por el bondage: vestirse y fotografiarse atado y con ropa interior de sus víctimas. Pero Rader cometió el error de la vanidad y, comunicándose a través del diario local de su ciudad, The Wichita Eagle, a quien describió su primer asesinato anunciando que su contraseña sería Bind them, torture them, kill them (átalas, tortúralas, mátalas) facilitó una pista para que le rastrearan informáticamente. Después de treinta y un años impune, detenerle fue fácil. Actualmente cumple cadena perpetua por diez asesinatos.

AA.VV.

BTK átalas tortúralas mátalas Treinta y un años de impunidad para un - photo 2

BTK
(átalas, tortúralas, mátalas)

Treinta y un años de impunidad para un asesino en serie

Título original Bind Torture Kill The Inside Story of the Serial Killer - photo 3

Título original: Bind, Torture, Kill: The Inside Story of the Serial Killer Next Door

AA.VV., 2007

Traducción: Francisco López Martin, 2011

Revisión: 1.0

26/06/2019

Autores

Roy Wenzl Tim Potter L Kelly y Hurst Laviana son los periodistas - photo 4

Roy Wenzl, Tim Potter, L. Kelly y Hurst Laviana son los periodistas galardonados de The Wichita Eagle, el diario que recibió las primeras comunicaciones de BTK. Como dicen en la introducción de su libro: «En el curso de tres decenios, BTK, nuestro periódico y la policía de Wichita fueron desarrollando una relación compleja. Fue por medio del Eagle como BTK hizo llegar su primer mensaje en 1974. Y fue a través de nuestra sección de anuncios clasificados como el jefe de la investigación tendió a BTK la trampa que permitiría capturarlo en 2005».

2 Todo encaja

15 de enero de 1974, 15:30 AM

El periódico de la tarde aterrizó en los porches de Wichita entre las 15:00 y las 16:00 con el titular «SEGÚN EL JUEZ, HAN BORRADO LA CINTA». En Washington DC, el juez John Sirica había montado en cólera al descubrir que en una de las cintas con las conversaciones privadas del presidente Nixon sobre el caso Watergate faltaban dieciocho minutos. Aquella era la gran noticia, cuando Carmen y Danny Otero llegaron a casa, andando por la avenida Murdock desde el Instituto Robinson.

Les extrañaron varias cosas: no se veía la furgoneta y la puerta del garaje estaba abierta. La puerta de atrás estaba cerrada. Lucky les miraba desde el jardín. Eso les llamó mucho la atención, ya que sus padres nunca lo dejaban fuera: ladraba a todo el que pasaba. Cuando entraron en casa, vieron el bolso de su madre tirado en el suelo, con todo lo que guardaba desperdigado por el salón.

En la cocina vieron el bolsito de Josie. Las tarjetas y los documentos que su padre guardaba en la cartera estaban esparcidos por la encimera. Encima de la mesa había botes de carne en conserva y un paquete de pan abierto.

Danny y Carmen corrieron hasta el cuarto de sus padres. Los encontraron allí, con las manos atadas a la espalda, rígidos y fríos.

Mientras tanto, Charlie volvía a casa por Edgemoor, nervioso aún por los exámenes finales del Instituto Southeast. Se agachó para coger un panfleto religioso.

«Necesitas a Dios en tu vida». Lo tiró al suelo. Mamá se lo había enseñado todo sobre Dios.

Cuando Charlie vio a Lucky en el jardín y la puerta del garaje abierta, pensó en la bronca que le iba a echar a su madre por ser tan despistada. Al entrar en casa, oyó gritar a Danny y Carmen en el cuarto de sus padres.

Lo que vio le hizo correr a la cocina y agarrar un cuchillo. «¡Seas quien seas, te voy a matar!», gritó. Nadie respondió.

Agarró un palo y dio tantos golpes que lo rompió.

El teléfono no funcionaba. Charlie salió corriendo y aporreó la puerta de un vecino.

Los agentes Robert Bulla y Jim Lindeburg llegaron al n.º 803 de North Edgemoor a las 15:42. Un joven se abalanzó sobre ellos, desquiciado, fuera de sí. Les dijo que se llamaba Charlie y lo que encontrarían en la casa.

A Charlie y a los niños les dijeron que se quedaran fuera. Bulla y Lindeburg entraron, vieron el bolso, recorrieron la casa y empujaron la puerta del dormitorio principal. En el suelo había un hombre atado, en la cama una mujer con las piernas desnudas, dobladas, colgando fuera de la cama y con la cara manchada de sangre seca de la nariz. Alguien había cortado la soga del cuello. Luego se enteraron de que había sido Carmen, con un cortaúñas, en un desesperado intento de reanimar a su madre.

Bulla les buscó el pulso y luego mandó un aviso por radio: dos víctimas de posible homicidio.

Lindeburg y Bulla salieron y se acercaron a los niños. Estaban frenéticos. Les dijeron que tenían otros dos hermanos. Todavía no habían vuelto y no había que dejarlos ver aquello. Tampoco había rastro de la furgoneta familiar, una Oldsnrobile Vista Cruiser 1966 de color marrón. Los agentes tomaron nota.

Llegaron más agentes y, luego, inspectores.

Los agentes hicieron preguntas a los críos.

—¿Creéis a vuestro padre capaz de algo así?

Charlie no paraba de decirles que había que evitar como fuera que Josie y Joey vieran aquello.

Los policías les dijeron que se apartaran. El detective Ray Floyd se llevó a Charlie a un aparte.

Le dijo que habían encontrado a los críos dentro.

Muertos.

Poco después sonó el teléfono de Jack Bruce.

—Tenemos cuatro personas muertas en una casa de Edgemoor —dijo la operadora de emergencias.

—¿Cómo?

—Cuatro personas muertas. En Edgemoor.

—¿Cómo que cuatro personas muertas?

—Están muertas y atadas.

Bruce, un hombre alto y seguro de sí mismo, era el teniente coronel que supervisaba a los detectives de homicidios y estupefacientes. En seguida oyó sonar otros teléfonos y vio que los detectives salían a toda prisa. Al cabo de unos minutos, Bruce hablaba por dos teléfonos a la vez, tratando de que todo el mundo actuara de forma coordinada. Daba órdenes, mandaba a gente del laboratorio, organizaba todos los movimientos. Todo el departamento de policía estaba movilizado.

El sargento Joe Thomas llegó minutos después de la primera llamada y acordonó el lugar del crimen, para asegurarse de que nadie echara a perder posibles pruebas antes de que llegaran los detectives. Thomas echó un vistazo a todas las habitaciones; no le hizo falta más para ponerse furioso. Al cabo de unos minutos, la casa estaba llena de detectives, gente del laboratorio y policías de uniforme. Como Thomas, quedaron conmocionados por todo lo que vieron.

El detective Gary Caldwell bajó al oscuro sótano. No llevaba linterna. Palpando en la oscuridad, dobló una esquina, buscó a tientas un interruptor y rozó algo que colgaba del techo.

Cuando encendió la luz, vio a una chica muerta, medio desnuda, colgada de una cañería por una áspera soga. El pelo oscuro le cubría una mejilla y la lengua le sobresalía de la mordaza.

El comandante Bill Cornwell dirigía la brigada de homicidios. Junto con Bernie Drowatzky, un policía veterano de rostro curtido, advirtió que quien había hecho aquello había empleado distintos tipos de nudos para atar muñecas, tobillos y gargantas. Sospechaban que al asesino le había faltado cuerda: algunas víctimas estaban maniatadas con cinta adhesiva.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «BTK (átalas, tortúralas, mátalas)»

Mira libros similares a BTK (átalas, tortúralas, mátalas). Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «BTK (átalas, tortúralas, mátalas)»

Discusión, reseñas del libro BTK (átalas, tortúralas, mátalas) y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.