Ernesto Castro Córdoba - Un palo al agua. Ensayos de estética
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- Libro:Un palo al agua. Ensayos de estética
- Autor:
- Editor:ePubLibre
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- Año:2016
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Un palo al agua. Ensayos de estética: resumen, descripción y anotación
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Ernesto Castro (Madrid, 1990). Autor de Contra la postmodernidad (Alpha Decay, 2011). Coordinador de El arte de la indignación (Delirio, 2012). Colaborador en Red-acciones (Caslon, 2010), Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), Humanismo-animalismo (Arena Libros, 2012) e Indignación y rebeldía (Abada, 2013). http://ernestocastro.tumblr.com/.
Título original: Un palo al agua. Ensayos de estética
Ernesto Castro Córdoba, 2016
Editor digital: Primo
ePub base r2.1
[1] G. W. F. Hegel: Filosofía del arte o Estética, Abada, Madrid, 2006, p. 61
[2] G. W. F. Hegel: Estética, Abada, Madrid, 2006, p. 21.
[3] Citado en Simón Marchán Fiz: La estética en la cultura moderna, Gustavo Gili, Barcelona, 1982, p. 180.
[4] «nuestros intereses se depositan más en la esfera de la representación, y el modo y manera de satisfacer los intereses exige más bien reflexión, abstracción» (G. W. F. Hegel: Filosofía del arte o Estética, op. cit., p. 63).
[5] AA. VV.: IS. Sección inglesa, Pepitas de Calabaza, Madrid, 2007, p. 28.
[6] Véase la Ur Sonate de Schwitters (Disponible on-line: http://www.ubu.com/sound/schwitters.html)
[7] AA. VV.: IS. Sección inglesa, op. cit., p. 16
[8]Ibídem, p. 51.
[9]Ibidem, p. 47 y 57.
[10] «Actualmente hay pocas cosas más queridas para los medios de comunicación que la figura del rebelde, el individualista insolente que se resiste a los mandatos de la civilización de las máquinas. […] Lo que ahora nos parece que cambió en los sesenta son las estrategias del consumismo, la ideología a través de la cual las empresas desarrollaron su dominio sobre la vida nacional. Ahora los productos existen para facilitar nuestra rebelión contra la alienación, causada por la sociedad de consumo, para ponernos en contacto con nosotros mismos, para distinguirnos del rebaño de las masas, para expresar nuestra indignación frente al bochornoso mundo de las necesidades económicas.» (Thomas Frank: La conquista de lo cool, Alpha Decay, Barcelona, 2011, p. 364-366).
[11] «Con esta nueva modalidad de oferta, los empresarios han encontrado la oportunidad de luchar contra la saturación de los mercados aguzando el apetito de los consumidores mediante el suministro de productos de “calidad”, que proporcionan a la vez una seguridad más elevada y una mayor “autenticidad”» (Luc Boltanski & Ève Chiapello: El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, Madrid, 2002, p. 557).
[12] «An aesthetic of cognitive mapping —a pedagogical political culture which seeks to endow the individual subject with some new heightened sense of its place in the global system— will necessarily have to respect this now enormously complex representational dialectic and to invent radically new forms in order to do it justice. This is not, then, clearly a call for a return to some older kind of machinery, some older and more transparent national space, or some more traditional and reassuring perspectival or mimetic enclave: the new political art —if it is indeed possible at all— will have to hold to the truth of postmodernism, that is, to say, to its fundamental object —the world space of multinational capital— at the same time at which it achieves a breakthrough to some as yet unimaginable new mode of representing this last, in which we may again begin to grasp our positioning as individual and collective subjects and regain a capacity to act and struggle which is at present neutralized by our spatial as well as our social confusion. The political form of postmodernism, if there ever is any, will have as its vocation the invention and projection of a global cognitive mapping, on a social as well as a spatial scale». (Fredric Jameson: Postmodernism, or the Cultural Logic of Late Capitalism, NLR, n.º 148, Julio-Agosto 1984. Disponible on-line: http://newleftreview.org/?view=726).
[13] «El ánimo del espectador ha de permanecer completamente libre e intacto, ha de salir puro e íntegro de la esfera mágica del artista, como de las manos del Creador. La materia más frívola debe ser elaborada de tal manera que nos sintamos inclinados a pasar directamente de ella a la más rigurosa seriedad. El más serio de los temas debe elaborarse de tal manera que seamos capaces de sustituirlo inmediatamente por el más simple de los juegos». (Friedrich Schiller: Cartas sobre la educación estética del hombre, Anthropos, Barcelona, 1990 p. 301).
[14] «De los capítulos precedentes y de toda mi teoría del arte se desprende que el propósito del arte es facilitar el conocimiento de las ideas del mundo (en el sentido platónico, el único que reconozco para la palabra idea). Pero las ideas son esencialmente algo intuitivo y, por tanto, en sus determinaciones más propias, son inagotables». (Arthur Schopenhauer: El mundo como voluntad y representación, Akal, Madrid, 2005, p. 848).
[15] «Sólo mediante la inintercambiabilidad de su propia existencia, mediante nada especial como el contenido, la obra de arte suspende la realidad empírica como nexo funcional abstracto y universal. Utopía es cada obra de arte en la medida que anticipa mediante su forma lo que ella misma sería, y esto coincide con la exigencia de anular el hechizo de la mismidad que el sujeto difunde.» (Theodor W. Adorno: Teoría estética, Akal, Madrid, 2005, p. 183).
[16] «La obra hace conocer abiertamente lo otro, revela lo otro; es alegoría. […] La esencia del arte, pues, es esta: el ponerse en operación la verdad del ente» (Martin Heidegger: El origen de la obra de arte, en Arte y poesía, FCE, México, 2006, p. 33 y 50).
[17] «El proceso de terciarización que experimentaron muchas de las grandes ciudades occidentales vino acompañado por un discurso que valorizaba la cultura y que hacía del diseño, la arquitectura o el arte una suerte de ariete, capaz de derribar la pocas defensas de la clase trabajadora, que veía que sus barrios y lugares de trabajo se transformaban en centros comerciales, hubs culturales y espacios de ocio. Las industrias culturales podían proveer un trasfondo cultural a las decisiones político-económicas, y en parte podían acomodar a los sectores más flexibles de la masa laboral desempleada fruto de la desindustrialización.» (Jaron Rowan: Emprendizajes en cultura, Traficantes de Sueños, Madrid, 2010, p. 38).
[18] «Estos espacios expositivos patrocinados, bien por empresas, bien por individuos, tienen al menos una cosa en común, a saber, el deseo de perpetuar los nombres de sus benefactores. Dar nombre a un espacio público es un modo de anunciar al mundo la posesión simbólica de ese espacio y de hacer cierto tipo de declaración de poder.» (Chin-tao Wu: Privatizar la cultura, Akal, Madrid, 2007, p. 341).
[19] «La revuelta perenne del arte contra el arte tiene su fundamentum in re. Si es esencial para las obras de arte ser cosas, no menos esencial es para ellas negar su propia coseidad, y de este modo el arte se dirige contra el arte. La obra de arte completamente objetivada se congelaría como una mera cosa; la obra que se sustrae a su objetivación retrocedería a la impotente agitación subjetiva y se hundiría en el mundo empírico». (Theodor Adorno: Teoría estética, op. cit., p. 218).
[20] «Por su parte, la teoría de que la utopía es necesariamente una construcción negativa y crítica, y que nunca puede generar una representación o visión positiva o sustantiva, es una negación global que tiene bastante poco en común con los enfrentamientos en el seno de la tradición utópica que oponen las visiones rurales a las urbanas, por ejemplo, no hablemos de aquellos que pretenden sustituir el valor utópico supremo de la libertad por el de la felicidad.» (Fredric Jameson:
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