E L MITO DE LA
REVOLUCIÓN
MASÓNICA
E L MITO DE LA
REVOLUCIÓN
MASÓNICA
La verdad sobre los masones,
la Revolución Francesa, los Iluminados y el origen
de la Masonería moderna.
E DUARDO R. C ALLAEY
Colección: Historia Incógnita
www.historiaincognita.com
Título: El mito de la Revolución Masónica
Subtítulo:La verdad sobre los masones, la Revolución Francesa, los Iluminados y el origen de la Masonería moderna.
Autor: © Eduardo R. Callaey
Copyright de la presente edición: © 2007 Ediciones Nowtilus, S.L.
Doña Juana I de Castilla 44, 3º C, 28027 Madrid
www.nowtilus.com
Editor: Santos Rodríguez
Coordinador editorial: José Luis Torres Vitolas
Diseño y realización de cubiertas: Carlos Peydró
Maquetación: JLTV
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece pena de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
ISBN-13: 978-84-9763- 372-7
Libro electrónico: primera edición
Í NDICE
Introducción
Jano, el dios de las Dos Caras
5.- Dos cuestiones fundamentales:
El Método Iniciático y La Orden Interior
P RIMERA P ARTE
La Era de los Masones Iluminados 1750 – 1789
Capítulo I
La búsqueda de una identidad masónica
Capítulo II
La Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo
Capítulo III
Los Iluminados de Avignon
Capítulo IV
La Reforma de Lyón
Capítulo V
Los Iluminados de Baviera
Capítulo VI
El Convento de Wilhelmsbad
Capítulo VII
La Masonería y la Revolución Francesa
Capítulo VIII
El duque de Chartres Gran Maestre, Traidor, Verdugo y Víctima
Capítulo IX
Del Iluminismo a la Revolución
Capítulo X
De la Masonería Cristiana al Anticlericalismo Masónico
Numerosas personas me han ayudado en esta tarea. Quiero agradecer especialmente a aquellos con quienes he confrontado ideas e intercambiado opiniones en torno a los temas aquí tratados: R.·.H.·. Jorge Marasco, ex vicepresidente de la Gran Logia de la Argentina; R.·.H.·. Oscar Pereyra, secretario de la Academia de Estudios Masónicos de Buenos Aires; Lic. Jorge Ferro, masonólogo e investigador científico del CONICET; V.·.H.·. Jorge Sanguinetti, colaborador de la Revista Símbolo; Lic. María Elena Rodríguez, Jefa del Archivo de la G.L.A. (Gran Logia de la Argentina); Sr. Daniel Alberto Kiceleff, director de Entre Libros. A mis hermanos de las Respetables Logias Lautaro 167 y Del Progreso 789 en el registro de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones y a los miembros de la Logia Patron Saints 746 bajo la jurisdicción de la Grand Lodge of Mark Master Masons of England and Wales and its Districts and Lodges Overseas, quienes me han brindado su permanente estímulo.
A la Gran Logia de España, en la persona del R.·.H.·. Miguel Ángel de Foruria y Franco, Gran Inspector de Comunicación y Publicaciones de la Orden, por su apoyo en la oportunidad de la presentación de El otro Imperio Cristiano en Madrid. No olvidaré el fraternal afecto de los miembros de la Respetable Logia Cibeles al Oriente de Madrid, ni el honor con el que fui distinguido al presentar la obra en la Sede madrileña de la Gran Logia de España.
Al Gran Maestre del Distrito Sur, División Sur de la Gran Logia Unida de Inglaterra, M.·.R.·.H.·. Ernesto Steven, por haberme facilitado el acceso a la biblioteca de la Institución.
Al R.·. H.·. Ramón Martí Blanco, por haberme facilitado importante documentación atinente a los orígenes del Régimen Escocés Rectificado.
Al Dr. José Antonio Ferrer Benimeli, fundador y Presidente del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española. Sus comentarios al volumen anterior, así como sus consideraciones en torno a los límites entre la logia y el club político me ayudaron a madurar el presente ensayo.
A mi editor, Santos Rodríguez por su apoyo y su permanente interés en el desarrollo de la obra.
Eduardo R. Callaey
Febrero 2007
«Nuestra logia está viva no por nuestra presencia
sino por la presencia de la unidad en su centro…»
Siete Maestros Masones
En un mundo signado por los avances tecnológicos, donde el denominado «progreso» invade los espacios más íntimos de la vida, y el tiempo se acelera al ritmo de las comunicaciones, resulta paradójica la existencia de una organización que aparenta desafiar los siglos y los cambios políticos y sociales. Como una inmensa roca en un mar de tormentas, la francmasonería parece no depender de los avatares de la historia sino ser uno de los factores que la construye.
La francmasonería emerge ante los ojos del historiador apenas se rasga la superficie de los hechos. Bajo el polvo acumulado por los siglos, subyace una historia paralela que atraviesa tiempos y naciones, hombres e instituciones, conformando una red tan heterogénea que evade —con éxito— cualquier intento de clasificación. Algunos autores llegan a afirmar que la francmasonería es a los estados seculares lo que la hiedra al antiguo muro: no podría arrancársela sin dañarlo profundamente.
Esta característica es la que ha dado nombre a la serie que contiene este volumen: El factor masónico. La historia paralela. Un factor que ha influido tan profundamente en la construcción de la sociedad moderna que muchos acontecimientos permanecerían inexplicables si no se asocian con la acción de los masones.
Por cierto que la singularidad enunciada no conforma ninguna novedad. Numerosos investigadores, amigos y enemigos, de la Orden, han percibido su capacidad de penetrar en los pliegues más recónditos de la sociedad y dejar allí su huella. Pero más sugestivo aún: han observado su habilidad para atraer a hombres tan distintos y de tan variados campos que resulta inexplicable el hecho de que una sociedad con principios supuestamente tan definidos, sea capaz de contener tanta disparidad. ¿Cuál es el secreto en torno al que se han reunido figuras tan distantes y diferentes entre sí? Sin dudas existe una praxis masónica que hace posible esta convergencia y que permite un vínculo superador de las diferencias coyunturales que marcan la acción de los hombres.
Pero la universalidad masónica tiene algunos límites que vale la pena aclarar desde un principio.
La mayoría de los libros de divulgación masónica ensayan una fórmula que atrapa al lector, lo engaña y lo confunde: «La francmasonería es una sociedad de carácter universal cuyos principios éticos y su sistema simbólico son capaces de unir a la humanidad en torno a valores que son comunes a todo el género humano». No hace falta un gran esfuerzo para comprender lo relativo de esta afirmación. La francmasonería no es hoy —y no lo es desde hace siglos— una unidad de principios ni una unidad de acción. Tampoco es un modelo de universalización, puesto que responde a una cultura y una civilización anclada en Occidente y en la tradición judeocristiana. Su influencia se percibe claramente en los estados liberales, en las naciones democráticas y en todas las sociedades que garantizan la libertad de pensamiento. En cambio, ha sido perseguida en los países gobernados por regímenes totalitarios y en las sociedades teocráticas. No es tolerada por el fundamentalismo islámico y solo pudo renacer en los países del Este luego de la caída del Muro de Berlín.