A mi madre Pilar.
A mi mujer Lourdes y a mi hija Piluca.
Que son los tres pilares de mi vida.
¿Qué hay antes y después de la muerte? ¿Una intensa luz nos muestra siempre el camino? ¿Todos atravesamos un largo túnel para volver a la vida? ¿Qué vemos desde allí y qué sentimos? ¿Con quién nos encontramos?
Desde una aproximación divulgativa pero de carácter científico, el psiquiatra José Miguel Gaona nos explica en las páginas de este interesante libro en qué consisten las experiencias cercanas a la muerte (ECM). Con numerosos testimonios de personas creyentes y no creyentes que han sufrido el llamado «efecto túnel», analiza cuáles son los elementos que forman parte de este viaje de ida y vuelta: los sonidos de la muerte, la luz, los viajes astrales, las visitas de familiares anteriormente fallecidos…
José Miguel Gaona Cartolano
Al otro lado del túnel
Un camino hacia la luz en el umbral de la muerte
ePUB r1.1
Liete03.05.13
Título original: Al otro lado del túnel
José Miguel Gaona Cartolano, 2012
Editor digital: Liete
ePub base r1.0
JOSÉ MIGUEL GAONA CARTOLANO. Nació en Bruselas. Doctor en Medicina (cum laude) en la rama de Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid, es máster en Psicología Médica y especialista en Psiquiatría Forense.
Premio Jóvenes Investigadores de la Comunidad de Madrid y miembro de la Asociación Europea de Psiquiatría (AEP), ha ejercido tareas docentes en la cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UCM y ha sido director de la revista Educar bien. Niños.
Fue asesor técnico del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, responsable del área de salud mental en la guerra de Bosnia para la ONG Médicos del Mundo y miembro del Comité de Honor de la Fundación Altarriba de protección animal, entre cuyos miembros se encuentran personalidades tan destacadas como José Saramago, Josep Carreras o Eduard Punset, entre otros.
En los últimos años ha trabajado en el campo de la neuroteología, ciencia que estudia los fenómenos místicos y espirituales desde una perspectiva neurológica. En esta línea, dirige el Proyecto Túnel, un sitio de encuentro para personas que han sufrido experiencias cercanas a la muerte (ECM) y que desean compartir dichas experiencias o abordarlas desde un punto de vista terapéutico.
En la actualidad es uno de los directores de IANDS España (International Association of Near-Death Studies) y participa en trabajos en el campo de las ECM junto con el Dr. Bruce Greyson de la Unidad de Estudios Perceptuales de la Universidad de Virginia Occidental y la Dra. Holden de la North Texas University.
Es autor de los libros El síndrome de Eva y Endorfinas, las hormonas de la felicidad, y uno de los coautores de Ser adolescente no es fácil.
Notas
I
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE
A LO LARGO DE LA HISTORIA
Un milagro es comúnmente considerado como un efecto fuera de las leyes que nos rigen. Pero todos los eventos en nuestro precisamente ajustado Universo se ajustan a las leyes y son perfectamente explicables según las mismas.
PARAMAHANSA YOGANANDA
R esulta paradójico que las investigaciones modernas sobre estados alterados de consciencia nos hayan aportado nuevas perspectivas acerca de este fenómeno. El que numerosas personas sean capaces de encontrarse con un amplio espectro de aparentemente extrañas experiencias que incluyen, por ejemplo, túneles de luz, juicios divinos, renacimientos o la llegada a reinos celestiales no parece ser otra cosa que una nueva reproducción de antiguos textos relacionados con los muertos, como en el antiguo Egipto. Es decir, parece que nada ha cambiado y que estos antiguos textos no son otra cosa que verdaderos mapas de los territorios más íntimos de nuestra psique, incluyendo los asociados a la muerte biológica.
En el Libro del esplendor (Zohar) de la cábala judía podemos leer el siguiente relato con Adán como protagonista. El primer hombre creado por Jehová aparece en casa de un moribundo. Al verle, la persona que está muriendo dice: «Es por ti por lo que debo morir». A lo que Adán replica: «Sí, pequé una vez, un pecado por el que fui severamente castigado. Pero tú, hijo mío, no has pecado una vez, sino muchas veces». Adán procede a enseñarle al hombre una lista de sus faltas y concluye: «No hay muerte sin pecado».
Una de las primeras personas que expandió el concepto de ECM en el mundo occidental y en la época moderna fue el afable escritor, filósofo y médico Raymond Moody, cuando allá por el año 1975, mientras todavía era un estudiante de Medicina, publicó Vida después de la vida. Sin embargo, el propio Moody apunta en sus escritos que este tipo de experiencias pueden llegarse a encontrar incluso en textos muy antiguos. Algunos de estos textos son conocidos en el mundo occidental y ya los hemos citado aquí, como el Libro tibetano de los muertos, la Biblia, etc. Asimismo, las ECM se pueden encontrar prácticamente en todas las culturas, al igual que las experiencias de salida extracorpórea o EEC. Estas últimas fueron estudiadas por Dean Shiels en 1978, y comprobó que el 95 por ciento de 70 culturas no occidentales, de distinta localización geográfica y estructura religiosa, creían en este fenómeno de una manera sorprendentemente uniforme. Este autor concluye que la creencia en las EEC responde, casi con toda seguridad, a acontecimientos demostrables.
Holden, Greyson y James, en su excelente libro The Handbook of Near Death Experiences, hacen notar la diversidad de textos donde aparecen las ECM en la literatura mundial, ya sea de forma accidental o como parte del relato. Por ejemplo, la mencionada por el famoso explorador David Livingstone en su libro Aventuras y descubrimientos en el interior de África. Uno de los casos más llamativos del siglo XIX , publicado en 1889 en el Saint Louis Medical and Surgical Journal, fue el protagonizado por el doctor A. S. Wiltse, del pequeño poblado de Skiddy (Texas). Este médico aparentemente falleció de unas fiebres tifoideas en el verano de 1889. Incluso las campanas de la iglesia se echaron al vuelo para anunciar el deceso del médico del pueblo, pero la cosa no acabó ahí. El propio doctor Wiltse describe lo que ocurrió en unas líneas que merece la pena reproducir: «Descubrí que todavía estaba en mi cuerpo, pero este y yo ya no teníamos intereses en común. Me quedé perplejo y fascinado de alegría mientras me veía a mí mismo desde arriba […]. Con todo el interés que puede tener un médico […] observé el interesante proceso de separación de alma y cuerpo». En el mismo artículo el doctor Wiltse describe cómo desde fuera de su cuerpo puede observar a una persona en la puerta de su habitación del hospital. Se acerca e intenta tocarle pero, como en los relatos de fantasmas, su brazo parece atravesarle sin generar la mínima reacción en la otra persona: «Mi brazo pasó a través de él sin encontrar resistencia aparente […]. Le miré rápidamente a la cara para ver si había advertido mi contacto, pero nada. Él solo miraba hacia el sillón que yo acababa de dejar. Dirigí mi mirada en la misma dirección que la de él y pude ver mi propio cuerpo ya muerto […]. Me impresionó la palidez del rostro […]. Intenté ganar la atención de las demás personas con objeto de reconfortarlas y asegurarles su propia inmortalidad […]. Me paseé entre ellas, pero nadie pareció advertirme. Entonces la situación me pareció muy graciosa y comencé a reírme […]. Qué bien me sentía. Hacía tan solo unos minutos me encontraba terriblemente enfermo y con malestar. Entonces vino ese cambio llamado muerte que tanto temía. Esto ya ha pasado y aquí estoy, todavía un hombre, vivo y pensante. Sí, pensando más claramente que nunca y qué bien me siento. Nunca más volveré a estar enfermo. Nunca más tendré que morir».