La bibliografía reciente sobre la historia dela Guerra Civil Española está integrada, sobre todo, por obras especializadas, destinadas a los investigadores. Faltan hoy síntesis accesibles que puedan cumplir la función que en su tiempo desempeñaron libros como los de Gabriel Jackson o Hugh Thomas, aproximando al lector medio el estado actual de los conocimientos, lo cual resulta tanto más urgente tras unas décadas en que la investigación ha aportado nuevas certezas y ha desvanecido viejos mitos. Nadie más adecuado para realizar esta tarea que el profesor Julián Casanova, catedrático dela Universidad de Zaragoza, autor de una gran visión de conjunto de la época –República y guerra civil- y de estudios de tanta valía como De la calle al frente, El pasado oculto, La iglesia de Franco o Europa contra Europa, 1914-1945. Su nueva «breve historia» va a satisfacer, sin duda, a los muchos lectores de sus libros.
Julián Casanova
España partida en dos
Breve historia de la Guerra Civil Española
ePub r1.0
Titivillus 17.01.15
Título original: A Short History of the Spanish Civil War
Julián Casanova, 2013
Traducción: Julián Casanova
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
A Lourdes y Miguel
JULIÁN CASANOVA RUIZ (Valdealgorfa, Teruel, 1956) es un historiador español. Es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.
Ha sido profesor visitante en diversas universidades británicas, estadounidenses y latinoamericanas. Es miembro del consejo de redacción de las revistas Historia Social y Jerónimo Zurita. Miembro del consejo asesor de Studia Histórica (revista de Historia Contemporánea editada por la Universidad de Salamanca), Historia del Presente (revista semestral editada por la Asociación de Historiadores del Presente), Historiar (revista trimestral de Historia) y The International Journal of Iberian Studies. Miembro del Comité Científico de la revista Cuadernos de Historia de España, Buenos Aires, Argentina.
Es colaborador habitual de la páginas de opinión de El País y tertuliano habitual de Onda Cero. Ha publicado además numerosos artículos en diferentes revistas especializadas. En el año 2007 fue nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad de Zaragoza. Asesor histórico y presentador de «La guerra filmada», serie de ocho horas de programas documentales sobre la Guerra Civil Española, TVE, 2006 (editado por Filmoteca Española, Ministerio de Cultura, 2009).
En 2008 fue elegido, a propuesta de las partes (los familiares de desaparecidos y las asociaciones para la recuperación de la «memoria histórica» denunciantes), miembro del grupo de expertos encargado de búsqueda de fosas comunes y la identificación de las víctimas en el sumario contra los crímenes del franquismo promovido por el juez Baltasar Garzón. Destacó su trabajo en la identificación de los más de 3500 republicanos fusilados en Zaragoza.
Entre las obras que ha escrito o en las que ha participado como editor o coordinador se encuentran las siguientes:
La historia social y los historiadores (Editorial Crítica, 1991); El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón, 1936-1939 (coautor, Mira Editores, 1992); República y guerra civil (Crítica/Marcial Pons, Barcelona, 2007); Historia de España en el siglo XX (coautor junto a Carlos Gil Andrés, Ariel, 2009) y Europa contra Europa, 1914-1945 (Crítica. 2011).
1. España partida en dos
España partida en dos
EL GOLPE MILITAR no pudo lograr de entrada la conquista del poder. La confianza en un rápido triunfo de la rebelión se desvaneció cuando los militares sublevados fueron derrotados en la mayoría de las grandes ciudades. Menos de una semana fue necesaria para aclarar el panorama. La sublevación, al ocasionar una división profunda en el Ejército y en las fuerzas de seguridad, debilitó al Estado republicano y abrió un escenario de lucha armada, de rebelión militar y de revolución popular allí donde los militares no pudieron conseguir sus objetivos. España quedó partida en dos. Y así siguió durante una guerra de mil días.
GOLPE DE ESTADO
El general Emilio Mola fue el principal protagonista de la preparación de la rebelión. Su plan preveía que los jefes militares que en las diferentes zonas de España se sumaran a la sublevación declarasen el estado de guerra para poner en manos militares la autoridad civil y controlar o liquidar de esa forma a sus posibles adversarios. El general Mola había sido el último Director General de Seguridad de la Monarquía de Alfonso XIII . Expulsado del Ejército por la República, fue amnistiado en 1934 y el Gobierno de centro derecha, en el que Gil Robles era ministro de la Guerra, lo envió a Marruecos en 1935 a ocupar la jefatura del ejército de Marruecos. El Gobierno de Manuel Azaña, salido de las elecciones de febrero de 1936, lo trasladó unas semanas después a Pamplona, alejándole del vital ejército de África, y desde esa pequeña ciudad del norte, con el seudónimo de «El Director», dictó los informes y las instrucciones reservadas para los que iban a ser jefes de la rebelión.
Al conocerse la noticia del inicio de la sublevación militar en Marruecos, el jefe de Gobierno, Santiago Casares Quiroga.
Casares Quiroga, incapaz de hacer frente a los acontecimientos, dimitió el 18 de julio por la noche. En la mañana siguiente aceptó la difícil tarea de formar gobierno José Giral, otro amigo y hombre de confianza de Manuel Azaña. En el Gobierno sólo había republicanos de izquierda, prácticamente los mismos que estaban ya con Casares Quiroga, y entraron dos militares: el general Sebastián Pozas en Gobernación y el general Luis Castelló en Guerra. Giral dio el paso decisivo de autorizar el reparto de armas entre los militantes obreros y republicanos más comprometidos, que salieron a las calles a combatir a los sublevados, allí donde la fidelidad de algunos mandos militares y de las fuerzas de orden, o la indecisión de otros, lo permitió. Eso pasó en Madrid, Barcelona, Valencia o San Sebastián.
En Madrid, el general Joaquín Fanjul, a quien el Gobierno había dejado sin mando por su probado antirrepublicanismo, se sublevó, aunque no era él la persona designada en los planes de Mola, y se hizo fuerte en el cuartel de La Montaña con más de dos mil militares y quinientos civiles falangistas a los que había armado. Horas después, grupos de obreros armados y militares fieles a la República asaltaron el cuartel y mataron allí mismo, cuando ya se habían rendido, a más de un centenar de militares sublevados y falangistas. Fanjul sobrevivió unos días, antes de ser juzgado y fusilado.
Tampoco la sublevación triunfó en Barcelona, la segunda ciudad de España, el bastión de los anarquistas, que se convirtió muy pronto en el símbolo de la resistencia popular y de la revolución. Barcelona tenía una guarnición muy nutrida y dividida entre militares que apoyaban a la República y otros que estaban involucrados en la conspiración. El general encargado a última hora de dirigir allí la rebelión, Manuel Goded, comandante general de Baleares, llegó tarde, cuando ya otro general, Álvaro Fernández Burriel, se había sublevado sin planes muy precisos.